Una nueva editorial nació en Bahía Blanca. Se trata de “Urgencia y Necesidad”, cooperativa compuesta por varios editores de la zona que venían ya publicando poesía de forma disruptiva.
Uno de ellos, Gaston Leandro Ezequiel Vazquez, panadero de oficio, se hizo conocido por compartir versos hechos en pan. Primero elige los poemas, amasa, moldea las letras, las coloca en una placa y hornea. Después fotografía y publica la imagen en @panpoecia acompañada de una pequeña reseña sobre el o la poeta. Así va generando una antología comestible para degustar en todos los sentidos. Otro de los miembros de la cooperativa, conocido como Chimpa, realiza sus libros utilizando latas de arvejas. Sobre las tapas que normalmente se descartarían, pega papeles con poemas, que luego engancha con un aro, formando así un pequeño libro metálico y muy original.
La preocupación que perseguía este grupo de artistas y editores cuando decidieron agruparse en “Urgencia y necesidad” era encontrar una forma de que los libros tuvieran un precio accesible, para que otros trabajadores como ellos pudieran seguir leyendo.
“Hoy un libro en una librería comercial no baja de los treinta mil pesos. Nuestro fin no es confrontar con nadie, sino mostrar una visión de literatura práctica. Cualquiera puede hacer literatura. La idea es que predomine el hacer en vez de andar por ahí quejándose del campo editorial, del Estado, de los fondos y subsidios. Se puede hacer con cualquier cosa un libro”, explica Vazquez.
La cooperativa la completan Mariana Laudani, Nicolás Guglielmetti, Oxi, Kako, Lucas Quiroga y Alberto Manguello.
Este grupo sostiene como estética que la poesía tiene que ser directa. Se reconocen como parte de un margen. “Todos somos trabajadores informales, vivimos en los márgenes de la ciudad y no pertenecemos a la academia. Nosotros trabajamos mucho por poca remuneración. Para nosotros la poesía es urgente”, dice Vazquez.
Se inspiraron en proyectos editoriales como Eloísa Cartonera o Ediciones Arroyo (proyecto de Alejandra Pipi Bosch) que realiza libros con sachets de leche.
El proyecto surgió a mediados del 2024 en medio del invierno. Este grupo de editores con una visión de la literatura parecida decidió darle una vuelta de tuerca a los decretos de necesidad y urgencia que se emitían sin cesar y poner el suyo sobre la mesa. “Para nosotros la palabra poética tenía que circular de manera urgente y necesaria. Queríamos reunir textos que hablaran de la coyuntura política, la realidad, nuestra visión del mundo”, cuenta Vazquez.
También parte del equipo editorial se dedica a la música y se identifica con el punk como género y forma de vida. “Los Horrendos es la banda de una de las compañeras y La Explosiva es de otra. Tomamos del punk esta idea de hacer con lo que tenemos a mano, con los materiales que tenemos en disponibilidad”, dice Vazquez.
Los libros de la editorial tienen un valor que no supera los cinco mil pesos.
“Siempre hubo diferencia a la hora de la circulación y la relevancia de los poetas entre Capital Federal, el Gran Buenos Aires y el interior de la Provincia. Pero yo creo que hay que apropiarse del territorio de uno y del lenguaje. Nosotros hacemos hincapié en eso. Tenemos compañeros que trabajan en una fotocopiadora, cortan el pasto, pasean perros, hacen viandas. Nuestra forma de habitar el lenguaje es diferente. No es lo mismo trabajar en el Estado o tener un trabajo en blanco. La precariedad, la inestabilidad te hacen escribir distinto”, reflexiona Vazquez.
La editorial cuenta con dos títulos por ahora: “Pliegos-La gallina de Berret” de Vazquez y “Mi perro imaginario” de Nicolás Guglielmetti. En marzo ya serán cinco y están tramando la presentación en sociedad de la editorial.
Así crece fuerte este proyecto punk o pan, como dicen, ya que el pan y la poesía son algo que se comparte con los demás. Primero publicarán a los poetas del colectivo y luego se ampliarán a otras ciudades de la Provincia. “Reconocer que estamos al margen del centro literario y encontrar desde ahí una mirada potente es lo que buscamos”, concluye Vazquez.