El ministro de Justicia y Seguridad provincial, Pablo Cococcioni, atribuyó en parte el incremento de los homicidios ocurridos en enero pasado y en lo que va de este mes en Rosario a “un efecto no deseado” de la política oficial persecutoria de “actores” de la criminalidad “que estaban subordinados a organizaciones que se atacaron fuertemente”.
El ministro realizó ayer una conferencia de prensa en la sede de la Tropa de Operaciones Especiales (TOE) junto al fiscal Regional Matías Merlo, en la que dio detalles acerca de los resultados de allanamientos vinculados al triple crimen de Villa Banana, ocurrido durante una balacera que se reportó el último domingo. Hubo seis personas entre detenidas y aprehendidas en cuatro requisas realizadas en el barrio San Francisquito, ordenadas por la Fiscalía Regional Rosario. La charla con la prensa se produjo mientras se conocían los detalles de otro homicidios en barrio Tablada.
Un hombre de 57 años fue asesinado de varios balazos la noche del lunes, alrededor de las 21, mientras realizaba compras en un kiosco ubicado en Alem al 4000. La víctima fue identificada como José Miguel Herrera González. La dueña del comercio, en tanto, consideró que el asesinado “la ligó sin tener nada que ver”. Las primeras averiguaciones indican que al menos dos hombres que se movían en un automóvil, descendieron del vehículo alrededor de las 21 del lunes y dispararon contra el local comercial, sin que mediara otra intención que la agresión armada. “Pobrecito, no tenía nada que ver”, sostuvo la kiosquera. “Este barrio es tranquilo, no pasaban estas cosas. Yo estaba comiendo, no salí afuera. Pensé que eran cohetes, mis perros empezaron a ladrar”, contó sobre el momento de la balacera a su local.
En enero pasado se registraron 19 asesinatos intencionales en el Departamento Rosario, dos más que en el mismo mes de 2024, equivalente a un incremento del 10%. Los gobiernos nacional y provincial asignaron esa suba a cuestiones estacionales: “Enero siempre es el mes más complejo”, dijo el gobernador, Maximiliano Pullaro.
“La verdad que en esto pudo haber un efecto no deseado y es una realidad que hay que tenerla presente”, explicó el titular de la cartera de Seguridad, para agregar que, a su criterio, se trata de “una cierta autonomización de eslabones subordinados del ámbito criminal que, por supuesto, no hay que dormir. Hay que seguir atacando para neutralizar a todos los que hoy están generando hechos de violencia en Rosario”.
En esa línea, Cococcioni recordó ayer que se produjeron las capturas de “Mauricio Laferrara (sicario de la banda de Alvarado que se había fugado de un cárcel en Buenos Aires), de Lisando Contreras (alias “Licha” o “Limón”, de un sector disidente de Los Monos), de Jona Riquelme (hermano del narco preso que opera en el noroeste, Francisco Riquelme) que junto a los líderes que gestionan los negocios ilícitos desde el interior de la cárcel, eran referentes de los territorios en términos de organización delictivas”.
El ministro puntualizó que “había gente que estaba ordenando la actividad criminal” en el territorio, lo que de alguna manera derivó en la caída de la violencia ligada al narcomenudeo, principal causa de homicidios en la ciudad desde hace casi una década. “Y fueron en algunos casos neutralizados, capturados, y los que ya estaban presos fueron controlados de otra manera en el Servicio Penitenciario de Santa Fe y en el Federal”.
El funcionario consideró que en el éxito de esas políticas oficiales “pudo haber un efecto no deseado”, que redundó en “algún grado de reacomodamiento de actores que estaban subordinados a organizaciones sobre las que se ha atacado fuertemente”.
El responsable de Justicia y Seguridad en la provincia sostuvo que la violencia altamente lesiva sigue siendo un fenómeno ligado mayoritariamente a disputas entre grupos criminales dedicados al comercio de estupefacientes al menudeo.
“Casi que diríamos que el tema de la violencia territorial sigue estando ligada a un elemento que en nuestro diagnóstico sigue siendo central -y esto nos demuestra que hay que avanzar de manera mucho más agresiva-, que es la venta de estupefacientes en los barrios, la venta territorial, el microtráfico”, diagnosticó.
Cococcioni sostuvo que “lo de anoche (por los allanamientos del lunes) fue muy importante porque es otra manera de avanzar ante estas situaciones que no podemos permitir de ninguna manera, y es que haya personas que resuelven sus disputas muchas veces con un grado de violencia muy superior hasta del interés económico que está juego”.
El que describió el ministro es un antiguo problema que se suscitó tras los arrestos de los líderes de las “grandes bandas” que operan en Rosario y la desarticulación de parte de sus estructuras, que redundó en una atomización desregulada del mercado ilegal de drogas, uno de cuyos efectos fue el empleo de violencia extrema no por el control de un territorio amplio de la ciudad, sino por dos cuadras de un barrio.
La sangrienta disputa que en 2022 dejó unos 45 muertos en los barrios Ludueña, Empalme Graneros e Industria entre el grupo de Riquelme –como “franquicia” del narco Esteban Alvarado- y el liderado por Mauro Geréz, Andrés Benítez y Julián Aguirre –representantes de Los Monos- es un ejemplo de eso.
Un problema “evidente”
“Hay evidentemente un problema serio de violencia que desde el Estado no podemos permitir”, reconoció ayer Cococcioni, a la vez que destacó la rápida y coordinada tarea entre Seguridad y el Ministerio Público de la Acusación (MPA) para arrestar a los posibles autores de la balacera del domingo en un pasillo de Villa Banana, que derivó en tres personas asesinadas.
El fiscal Matías Merlo, por su parte, señaló durante la rueda de prensa que “las detenciones que se hicieron son importantes porque también de esta manera podemos parar este conflicto que se estaba suscitando las últimas semanas en este lugar y nosotros ir profundizando el trabajo que tenemos con el Ministerio de Justicia y Seguridad a través de diferentes puntos de venta que son los que van generando violencia”.
El funcionario del MPA explicó que “es un trabajo que ya veníamos realizando con tareas investigativas junto a la Tropa de Operaciones Especiales después de la balacera, y que hoy nos dio resultado satisfactorio a los efectos de la investigación”.
En esa línea, Merlo precisó que “se encontraron teléfonos, pero lo importante fue la captura de unas personas que nosotros consideramos que podían estar generando violencia en este territorio”.