Tras el colapso del sistema eléctrico nacional del lunes por la tarde, que dejó sin luz a varias regiones del país, y a pesar de una abrupta baja de la temperatura durante la noche, las condiciones del servicio volvieron a entrar en emergencia a raíz de un fuerte temporal que afectó el Area Metropolitana de Buenos Aires. Más de 250 mil usuarios de esa zona quedaron sin suministro eléctrico durante varias horas, con un pico de 330 mil usuarios afectados en las primeras horas del día.

El temporal de lluvia y viento, con ráfagas de más de 100 kilómetros por hora, provocó destrozos en las instalaciones, caída de cables y voladura de chapas que también provocaron cortocircuitos. Hacia el mediodía ya se había logrado restablecer el servicio en varias zonas afectadas. Sin embargo, a las 13:30 todavía el ENRE informaba que entre las dos grandes distribuidoras del AMBA, Edenor y Edesur, todavía sumaban más de 54 mil usuarios sin luz eléctrica. 

La ola de calor del lunes había provocado un aumento del consumo energético a niveles récord, lo que derivó durante la tarde en cortes de luz que afectaron a diversas regiones del país. Pasadas las 18, superado el pico de calos, todavía se reportaban 200 mil usuarios sin luz en el AMBA.  Pero al mismo se reportaba falta de suministro en provincias del norte del país (NOA y NEA), Centro, Cuyo, Litoral y Comahue. Además, se detectaron fallas en el servicio en diferentes focos en el interior del territorio bonaerense, correspondientes a diferentes distribuidoras (EDEN, EDES, EDEA y EdeLAP).

Algunas fuentes atribuyeron a una falla en el suministro eléctrico desde Brasil, la causa de la insuficiencia de suministro. Se señaló que algunas de las líneas de alta tensión (500 kv) había salido de servicio provando la caída de potencia, pero esta información no fue luego confirmada oficialmente. 

En cambio, sí se comprobó que el sistema eléctrico argentino alcanzó un nuevo récord de demanda de 30.240 MW cerca de las tres de la tarde del lunes, cuando las temperaturas superaban los 40 grados en gran parte de la Argentina. Y con ello, también qúedó en evidencia que la infraestructura existente, a pesar de los tarifazos dispuestos en diversas oportunidades, no está en condiciones de sstisfacer esas necesidades. 

Para los prestadores privados, sigue resultando "antieconómico" realizar una inversión en infraestructura capaz de resistir niveles inusuales de demanda durante pocas semanas del año, y que después queden ociosas el resto del año. Son las contradicciones entre la necesidad de un servicio que se considera público y esencial, y las conveniencias de un prestador privado en el que prevalece el criterio de lucro.

Los inconvenientes continuaron este martes a raíz del temporal nocturno en el AMBA. Un informe del ENRE señaló que durante las precipitaciones de esta mañana se registró un pico de corte del suministro eléctrico en los usuarios de la empresa Edenor. Sucedió a las 6:45. Segun informó la empresa, el suministro se iría normalizando "de forma paulatina debido a las precauciones que deben tomarse en materia de seguridad, para cuidar la integridad de todos. Pueden existir ramas o chapas que hayan caído sobre las líneas de electricidad, por lo cual es necesario asegurarnos que no existen elementos sobre el tendido eléctrico, previo a normalizar el servicio”.

Más allá de estas explicaciones parciales, el sistema eléctrico evidenció inconvenientess en cada jornada de calor intenso desde el inicio del año, reflejando una situación que ya había sido anticipada meses atrás por informes de Cammesa, la administradora del mercado eléctrico mayorista que mencionaba la inevitabilidad de los cortes de luz en el verano.

El consumo residencial de energía eléctrica representó el 56 por ciento de la demanda total en el año 2024, según Cammesa. En un año de baja actividad en el comercio y más baja aún en la industria, por el impacto de las medidas recesivas, estos sectores bajaron su participación al 33 y al 11 por ciento respectivamente. No obstante, la infraestructura para el suministro sigue presentando fallas que hacen insuficiente la oferta aun en períodos de aguda recesión.