Desde Berlín

“Leyó todo lo que encontró sobre la extrema derecha, sobre viejos nazis y neonazis, el Partido Nacional Demócrata y Alternativa para Alemania, sobre los nacionalistas autónomos, el Movimiento Identitario, la Liga Artaman, los nacionales, sus colonias y las zonas liberadas, y también sobre sus organizaciones juveniles y de mujeres. Unas lecturas deprimentes. Nunca había sospechado que esos grupos estuvieran tan extendidos ni había imaginado la facilidad con la que los hijos de médicos, abogados, maestros y profesores se adaptaban a las corrientes del momento, lo mucho que los apoyaba la clase media y lo presentes que estaban en las organizaciones juveniles…”

En este fragmento de la novela La nieta (2021), de Bernhard Schlink, se resume buena parte de la encrucijada en la que está inmersa Alemania hoy, a menos de dos semanas de unas elecciones federales en las que se prevé que –por primera vez desde el fin de la Segunda Guerra Mundial- una agrupación de ultraderecha, Alternative für Deutschland (AfD), haga una elección histórica, alcanzando el 20 por ciento de los votos, y se ubique como segunda fuerza inmediatamente detrás de la conservadora Unión Democristiana (CDU), del favorito Friedrich Merz, que se vería condicionado a pactar en el parlamento con la fuerza neonazi.

Y es en este contexto que este jueves se inicia una nueva edición de la Berlinale, la número 75, que culminará el domingo 23, en coincidencia con una de las elecciones más decisivas de la historia de la Alemania moderna. No es que este torbellino le resulte nuevo o ajeno al festival. Desde su creación, en la inmediata posguerra, en una ciudad fragmentada primero y dividida después por el tristemente célebre Muro, el Internationale Filmfestspiele Berlin siempre estuvo, de una forma u otra, en el ojo de la tormenta política. La llamada Guerra Fría estuvo en sus mismos cimientos (el Information Service del Ejército estadounidense impulsó su fundación) y provocó algunas de sus más recordados escándalos, como cuando las delegaciones de los países socialistas se retiraron masivamente del festival en protesta por la inclusión en la competencia oficial de 1979 de la película El francotirador, de Michael Cimino, y en solidaridad con “el heroico pueblo de Vietnam”, al que el film supuestamente degradaba.

Sin ir más lejos, en la ceremonia de clausura del año pasado, las repetidas expresiones públicas de los distintos jurados y premiados en favor de un cese del fuego en la franja de Gaza, más el premio al mejor documental para No Other Land, una película codirigida por un israelí y un palestino, provocaron al día siguiente la furiosa reacción de una parte de la prensa local -a la que se inmediatamente se sumaron políticos conservadores- alegando absurdas acusaciones de “antisemitismo” contra el festival.

“Mal pero acostumbrados” podría ser el lema de la Berlinale, que a partir de esta edición está a cargo de la gestora cultural estadounidense (británica por adopción) Tricia Tuttle, la primera mujer en conducir el festival, madre de dos hijos con otra mujer, y que ha prometido que la libertad de expresión seguirá siendo esencial en el festival. “El público y la prensa me preguntan a menudo si somos un festival político y no nos asustamos de eso. Podría decirse que está en el ADN de la propia ciudad y también en el del propio festival”, dijo Tuttle al presentar la programación, dos semanas atrás. A su vez, en la página web del festival se lee en un lugar destacado una declaración oficial titulada "Preguntas y respuestas para un diálogo respetuoso y abierto durante la Berlinale", que dice lo siguiente: "Defendemos el derecho de nuestros cineastas a hablar sobre los impulsos detrás de su trabajo y sus experiencias del mundo. La Berlinale da la bienvenida a diferentes puntos de vista, incluso si esto crea tensión o controversia".

“En todos los festivales y en toda la cultura en este momento, la agenda de actualidad a menudo llega a dominar el discurso”, se explayó la nueva directora. “Pero es justo decir que la Berlinale es muchas cosas a la vez y que realmente esperamos que las películas que el público va a ver en el festival van a hacer que la gente hable de la vitalidad del cine y de las películas en sí. Hay películas que señalan nuestro tribalismo, pero también muchas otras que hablan sobre el hecho de que las comunidades más amplias y las diferentes conexiones humanas le dan sentido al mundo. Definitivamente hay advertencias y hay llamados a la acción, pero también hay historias de amor y comedias y ofrendas de esperanza, magia y maravilla. Cuando en tantos países de todo el mundo la gente está mirando hacia adentro, el cine siempre nos ayuda a abrir la mirada, a conectar y entendernos”.

Y en materia de cine, este año, ciertamente la Berlinale tiene mucho para ofrecer, empezando por la competencia oficial, donde por primera vez en cinco años habrá una película argentina en concurso, El mensaje, de Iván Fund, producción de Laura Mara Tablón para Rita Cine, realizada de manera casi artesanal, sin apoyo del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa), que desde que asumió el gobierno de Javier Milei ha resignado por completo la función para la que fue creado, que es la de promover al cine argentino  y, por el contrario, lo que ha hecho es atacarlo

El director de Vendrán lluvias suaves (Premio Especial del Jurado en el Festival de Mar del Plata 2018) vuelve a contar en El mensaje con la pareja protagónica de su película inmediatamente anterior, Piedra noche (Giornate degli Autori, Venecia 2021): Marcelo Subiotto y Mara Bestelli, más su director de fotografía de siempre, Gustavo Schiaffino. ¿La historia? Una road movie por caminos provinciales, protagonizada por una niña de 9 años (Anika Bootz) con el don de comunicarse con los animales y en el transcurso de una crisis que no es solamente económica sino que parece también existencial. “No hay lugar como el hogar, invocaba Dorothy. Pero ¿dónde está el hogar? Yo no tengo dudas que el nuestro está en el cine. Este es un viaje por el mundo de Oz compartido con amigos y amados en el que a todos nos falta algo que ya tenemos”, expresó Iván Fund en sus redes sociales.

Blue Moon.
 

Al Oso de Oro por el que compite Iván Fund también aspiran nombres de mucha trayectoria en el circuito de festivales en general y en la Berlinale en particular. Por caso, el estadounidense Richard Linklater, que ya participó del concurso oficial con ese mojón que sigue siendo Antes del amanecer (1995), luego con su continuación Antes de atardecer (2004) y que la última vez que estuvo por acá se llevó nada menos que tres premios –entre ellos el Oso de Plata a la mejor dirección- por Boyhood (2014). Una década después, Linklater vuelve a la Berlinale con Blue Moon, una biopic sobre el letrista Lorenz Hart, integrante del famoso dúo de Broadway Rodgers & Hart, que tiene una pareja protagónica de lujo: Ethan Hawke, actor fetiche del director, y Margaret Qualley, en su primera aparición luego del éxito de La sustancia.

El rumano Radu Jude, realizador esencial del cine contemporáneo y ganador del Oso de Oro 2021 con Sexo desafortunado o porno loco, regresa al concurso de la Berlinale con Kontinental ’25, una película de bajo presupuesto descrita enigmáticamente por el director como un “dilema moral post festum”. Todo indica que se trata de una comedia negra sobre la crisis de la vivienda y el auge del nacionalismo en su país, un tema que por supuesto hoy también toca muy de cerca a los alemanes.

El prolífico coreano Hong Sang-soo, todo un abonado de la Berlinale, en la que ha participado en innumerables ocasiones, en diferentes secciones, y que siempre que compite se lleva un premio -como fue el caso el año pasado con A Traveler's Needs, protagonizada por Isabelle Huppert, ganador del Gran Premio del Jurado-, dice presente una vez más, ahora con What Does That Nature Say To You, otra de sus digresiones acerca de los problemas de inspiración que puede encontrar en su camino un poeta.

El único largometraje debut en la competición es Hot Milk, de la británica Rebecca Lenkiewicz, adaptación de la novela homónima de Deborah Levy sobre las complejidades de una relación madre-hija, con Fiona Shaw, Emma Mackey, Vicky Krieps y Vincent Perez en el elenco. Igualmente en concurso está The Ice Tower, dirigida por la francesa Lucile Hadzihalilovic y protagonizada por Marion Cotillard. También francesa es Ari, de Leonor Serraille, una directora que ya compitió en Cannes en 2022 con Un petit frère y antes ganó la Cámara de Oro -aussi á Cannes- con su debut Jeune Femme, en 2017. De hecho, ocho de los 19 títulos en concurso están dirigidos o co-dirigidos por mujeres.

El jurado que deberá discernir el Oso de Oro lo preside el cineasta estadounidense Todd Haynes y está integrado, entre otros, por el director argentino Rodrigo Moreno, que antes de deslumbrar en Cannes 2023 con Los delincuentes había estado dos veces en la competencia de Berlín, primero con su debut El custodio (2006), que resultó premiado, y luego con Un mundo misterioso (2011).

Como siempre, estarán las secciones ya clásicas de la Berlinale, como Panorama, Forum del Cine Joven, Generation (dedicada al público infantil y juvenil), las galas de Berlinale Special (donde se destaca Mickey 17, del director de Parasite, el coreano Bong Joon-ho, con Robert Pattinson) y la retrospectiva, este año consagrada al cine alemán de terror y clase B, donde la promesa es que habrá mucho para descubrir, porque se trata de películas que tuvieron muy poca difusión fuera del país. La novedad es la flamante sección Perspectives, integrada solamente por films de realizadores debutantes y de los que, previsiblemente, se sabe poco y nada.

El boca a boca que viene del Festival de Sundance indica que en esta sección hay que prestar atención a Mad Bills to Pay (or Destiny, dile que no soy malo), del estadounidense Joel Alfonso Vargas, sobre la vida difícil que tienen los inmigrantes dominicanos en el Bronx neoyorquino. No parece que sea, precisamente, el tipo de película que quieran ver los partidarios de Alice Weidel y su Alternativa por Alemania (AfD), que abogan por la expulsión masiva de inmigrantes y que usan como slogan de campaña la frase “Alice für Deutschland” (Alice para Alemania), que suena demasiado parecido al slogan nazi “Alles für Deutschland”.

Mickey 17.
 

 

Argentina en la Berlinale 2025

Además de las presencias de El mensaje, de Iván Fund, en la competencia oficial, y de Rodrigo Moreno en el jurado a cargo de discernir el Oso de Oro, el cine argentino dice presente también en otras secciones de la Berlinale. La película paraguaya Bajo las banderas, el sol, del debutante Juanjo Pereira, que participa en Panorama Dokumente, cuenta con coproducción argentina por parte de Paula Zyngierman y Leandro Listorti para Maravilla Cine. También en Panorama, Magic Farm es una coproducción argentino-estadounidense (REI Pictures por el lado local), protagonizada por Chloë Sevigny y dirigida por la argentina Amalia Ulman, radicada en Los Angeles. En Berlinale Special, la brasileña A melhor mãe do mundo, de Anna Muylaert, está coproducida por la empresa argentina Telefilms Group. Y en el espacio de desarrollo y formación Berlinale Talents participan las directoras María Silvia Esteve, Ingrid Pokropek y Florentina González; la editora Geraldina Rodríguez; la diseñadora de producción Marina Raggio y la directora de fotografía Inés Duacastella.

A su vez, Pokropek presenta en el Talent Project Market, dedicada a productoras en sus primeros años de carrera, Las ilusiones, su segundo largometraje como directora después de Los tonos mayores, estrenada aquí en la Berlinale el año pasado; el proyecto está producido por Iván Moscovich desde 36 Caballos. Por su parte, en el European Film Market se verá La virgen de la tosquera, de Laura Casabé, sobre relatos de Mariana Enríquez, que acaba de competir en el Festival de Sundance. 

Bajo las banderas, el sol.
 
 

 

La Competencia Oficial

Ari (Francia), de Léonor Serraille

Blue Moon (EE.UU.), de Richard Linklater

The Safe House (Suiza), de Lionel Baier

Dreams (México), de Michel Franco

Dreams (Sex Love) (Noruega), de. Dag Johan Haugerud

What Does that Nature Say to You (Corea del Sur), die Hong Sang-soo

Hot Milk (UK), de Rebecca Lenkiewicz 

If I Had Legs I’d Kick You (US), de Mary Bronstein

Kontinental ’25 (Rumania), dir. Radu Jude 

El mensaje (Argentina), de Iván Fund 

Mother’s Baby (Austria), de Johanna Moder 

O último azul (Brasil), de Gabriel Mascaro 

Reflection In A Dead Diamond (Bélgica), de Hélène Cattet, Bruno Forzani

Living The Land (China), de Huo Meng 

Timestamp (Ucrania), de Kateryna Gornostai 

The Ice Tower (Fr-Ger), de Lucile Hadžihalilović 

What Marielle Knows (Alemania), de Frédéric Hambalek 

Girls On Wire (China), de Vivian Qu

Yunan (Alemania/Canadá), de Ameer Fakher Eldin