Entre “extorsiones, apretadas y despidos”. Así dice el trabajador de Acindar Luciano Molina que vivieron las primeras semanas del 2025 en el sector siderúrgico y mientras la empresa y el gremio avanzan con un acuerdo de suspensiones que podría llegar hasta los mil afectados para fin de año.
Las suspensiones apuntan a reducir costos y evitar despidos en un contexto de caída de la demanda y la producción de acero en la industria y la construcción durante el primer año de gestión libertaria, y se da en medio de la flamante imposición de aranceles del 25 por ciento.
Para Molina, también delegado de base de la UOM de Villa Constitución, lo fundamental es señalar que con el acuerdo vigente las suspensiones ya no implican a la totalidad del personal ni se aplican de forma simultánea. Aunque, aclaró, el panorama no es alentador.
“Hoy el corazón de la fábrica está funcionado con una sola línea de producción y la mitad del personal. Eso hace que alrededor de un tercio para ellos sobrantes estaría desafectado”, sostuvo.
Y añadió: “Vivimos un inicio del 2025 marcado por extorsiones, apretadas, despidos. Porque también hay retiros voluntarios que no son voluntarios. Amenazan con que si no se van con retiros se van a ir con un despido. Han sacado a compañeros con modalidad de contrato mes a mes”.
“El acuerdo al que se llegó es el de tener un plan de suspensiones para mitigar esos despidos que la empresa amenaza. Que no se garantiza que lo haga. Pero al menos da un marco para poder discutir algún tipo de cuestiones. La empresa ya dijo que necesita reducir los planteles”, aclaró.
A la par, sostuvo que no cree que las suspensiones y despidos tengan que ver con las finanzas de la empresa: “Esta empresa no tiene ningún problema financiero. Hemos hecho una cuenta rápida y tiene una facturación de 2 millones de pesos por minuto. Fue de 7 mil 100 millones de dólares en ganancias”.