En los años previos a su regreso, Astroboy se parecía a un rejunte de viejos compañeros de colegio o de primos que cada tanto se encuentran en las fiestas familiares. Porque hasta 2023, cuando volvió después de quince años, la banda uruguaya sólo existía en un espacio muchas veces destinado a la nostalgia y los recuerdos: un grupo de WhatsApp. “Sí, había un grupo de WhatsApp y la banda estaba inactiva”, cuenta y se ríe el cantante y compositor Martín Rivero. “Pero bueno, uno estaba en Buenos Aires. Otro se había ido a Italia. Otro se había metido en el campo a ser maestro de escuelas rurales. Varios estábamos atravesando la paternidad. Pero siempre seguimos siendo amigos más allá de que no estábamos tocando juntos”. Con su regreso, Astroboy dejó de ser una banda disruptiva para el rock uruguayo y se convirtió en un clásico. Con tres discos publicados entre 2003 y 2007 y un EP con temas nuevos a punto de salir, el grupo reapareció como un proyecto de músicos que ya pasaron los cuarenta y se olvidaron de la idea de conquistar el mundo. Ahora sólo les alcanza con hacer buenas canciones.

“Cuando decidimos volver fue porque se cumplían los veinte años de nuestro primer disco (5 estrellas, de 2003), que tiene canciones icónicas de la banda, muy representativas. Antes era difícil volver a tocar juntos. No encontrábamos un motivo”, dice Martín, que aprovecha para hacer un balance de aquella primera etapa en la que Astroboy surgió como una banda rara para el ámbito local. En especial por sus letras, la mayoría escritas en inglés, musicalizadas por un sonido beat de los ’60 y el rock de grupos como The Strokes, que en los primeros 2000 encabezaban una ola retro que sonaba en todo el mundo. “Teníamos un afán y una necesidad de que nos vieran. Nuestro leitmotiv cuando teníamos 19 años era ‘Queremos llegar a Glastonbury y si no llegamos desarmamos la banda, porque nuestro objetivo es tocar en Europa’, y no sé qué. Teníamos una especie de delirio de grandeza que nos sirvió un montón de motor para hacer cosas, pero al mismo tiempo nos terminó ahogando en nuestra misma ambición ridícula. Porque, al final, ¿por qué te van a llamar de Inglaterra si hay setecientos grupos que suenan igual y mejor?”, se pregunta Rivero, que define a la banda como unos “Shakers 3.0”. Como una banda que se dejó encandilar por sus influencias y no desarrolló todo su potencial.

Portada del disco 5 estrellas

Surgido en 2002, el grupo comenzó bien arriba. 5 estrellas incluía “Mi reserva”, que en Montevideo se convirtió en un hit. Era uno de los pocos temas en español de su repertorio. Sin embargo, los Astroboy no captaron el mensaje y siguieron enfocados en hacer letras en inglés. “Ignoramos esa señal”, dice Martín. “De hecho después teníamos un tema que se llama ‘Los días mueren sin tu amor’, que es un temazo. La gente se prendía fuego cuando la tocábamos. Y realmente no le prestamos atención. Dijimos no, esa la grabamos después. ¡Y es re difícil hacer temas que conecten con la gente!”, agrega. Astroboy nunca grabó “Los días mueren sin tu amor”. Lo hizo Martín recién en 2020, en plan solista. La publicó como un single que mantiene el gancho inmediato de su estribillo.

Después del debut, la banda tuvo otra señal: el segundo disco, Automática (2004) traía “El gran escape”, una canción que en los recitales actuales es de las más celebradas. “Es una locura, lo canta toda la sala. Hay tres o cuatro temas en español que prenden rápido. Por eso el disco nuevo y todo lo que componemos ahora es en español”, dice Martín. Para grabar Automática, Astroboy convocó a Manza Esaín como productor. Martín había quedado fascinado con el músico argentino desde que vio en vivo a Menos Que Cero en el Buenos Aires Hot Festival en enero de 2001. “Fue la primera vez que me escribió una banda de otro país, incluso de otra ciudad. Yo hasta ese momento había producido unos cuantos discos, pero en general eran de gente más de mi generación. Gente para la cual yo era la persona que conocían que se dedicaba a eso”, dice Manza, que al momento de empezar a trabajar con Astroboy recién iniciaba con Valle de Muñecas, luego de la etapa acústica con Flopa y Ariel Minimal.

“Tenían una relación interna que a mí me parecía increíble”, dice. “Muy de amigos. En general, con las bandas que pasa eso, pasa como muchísimo hasta los 22, 23 años. O 25, ponele. La banda es una banda en la sala de ensayo o en los shows, pero también porque salen todos juntos los fines de semana y van a los mismos lugares. Entonces hay como una cosa de identidad propia que tienen las bandas en esos momentos que no suele durar para siempre. Ellos estaban en el highlight de eso y a mí me parecía fascinante. Pegamos una amistad linda desde el primer momento”. Esa relación se puede ver de manera clara en el documental Grande para la ciudad (2007), de Andrés P. Estrada & Juan Schnitman, que registra todo el proceso de grabación de Big for the City, el último disco de la primera etapa. El grupo convivía y trabajaba con una cercanía que parecía que iba hacerlos durar para siempre.

Astroboy a la hora del regreso

Big for the City (2007) fue un disco de canciones en inglés donde Astroboy redoblaba su propia apuesta inicial y se plantaba ante algunas críticas. “El nombre del disco era por la película Big Fish, que el personaje ya no podía estar en el pueblo, porque él ya había crecido mucho. Montevideo tiene eso. Si no la manejás muy bien te puede agotar. Era un título arrogante, pero en ese momento Astroboy cumplía ese rol dentro del rock nacional uruguayo. Éramos los que cantaban en inglés y no les importaba, los que usaban pantalones Oxford. Nos gritaban putos, nos gritaban de todo, y nosotros teníamos esa respuesta”, explica Martín.

El regreso es diferente. El grupo tiene listo Ver para creer, un EP de cinco canciones nuevas que saldrá este otoño, producido por Juan Campodónico, y que fue grabado por la formación habitual: Martín en voz, el bajista Javier Vaz Martins, y los guitarristas Leandro “Tuco” Boné y Francisco “Paco” Risso (sólo faltó el baterista Pablo Fiallo, radicado en Italia). Son los mismos que llegarán esta semana a Buenos Aires, en su primera visita desde su vuelta.“Antes íbamos un poco a contracorriente, pero naturalmente”, agrega Martín. “El rock tiene eso: hay una figura disruptiva. El tiempo las acomoda o desaparecen. Yo creo que generamos algo. Ahora podemos manejarlo de otra manera. Disfrutar nosotros y con la gente que nos viene a ver”.

Astroboy toca el viernes 21 en La Tangente, junto a Nahuel Briones, y el sábado 22 en Casa Suiza, de La Plata, junto a Briones y Los Sueños Raros.