Hace 56 años, el entonces Gobierno de la Provincia de Buenos Aires había planificado una obra monumental para controlar el nivel y el caudal de agua del Río Colorado que ingresa a los canales del sur provincial, una región árida conocida como “la patagonia bonaerense”.

Ahora, la actual administración de la Corporación de Fomento del Valle Bonaerense del Río Colorado (CORFO Río Colorado), pretende revivirla pero con un embalse que permita dar pelea a los más de diez años de escasez hídrica en la provincia.

Se trata de un ente autárquico que mantiene relación con el Poder Ejecutivo provincial a través del Ministerio de Desarrollo Agrario y que tiene a cargo la administración del servicio de riego del Río Colorado en los partidos de Villarino y Carmen de Patagones hace 65 años.

Desde la entidad consideran que su creación fue “fundamental” para fomentar el desarrollo de esta región, dado que abarca 530.419 hectáreas, de las cuales 137.565 están bajo riego; y gestiona más de 5.400 kilómetros de canales de riego y 3.700 kilómetros de desagües.

“Es un proyecto que se inicia cuando se proyectaron las obras sobre el Río Colorado, en los años ‘50. Se termina haciendo un acuerdo donde se conforma el Comité de Cuenca, en esos estudios estaba previsto como obra de cabecera de la zona de riego, como una obra para controlar el nivel y el caudal que ingresa a los canales”, explicó a Buenos Aires/12 el administrador de la CORFO, el ingeniero civil Ramiro Vergara.

El proyecto quedó archivado desde fines de los años ‘60 porque se apuntó a hacer la obra del embalse Casa de Piedra, que está a mitad del río, tiene una capacidad más grande y se le dio prioridad dado que las crecidas inundaban el valle. Aquella propuesta fue acordada por las provincias de Buenos Aires, La Pampa, Mendoza, Neuquén y Río Negro, dado que ayudó a regular el caudal del río, asegurar un suministro uniforme de agua y prevenir inundaciones.

Pero cuando empezó la época de escasez hídrica, que comprendió del 2010 al 2023, se empezó a hablar de vuelta de la necesidad del Dique Paso Alsina. “Cuando ingresamos a la gestión en 2020, tomamos ese proyecto pero además propusimos cambiar la tipología de la obra y que no sea solo derivador y desarenador, sino que también tenga la posibilidad de embalsar”, agregó Vergara.

¿Para qué sirve un embalse en el sur bonaerense?

En palabras del experto, contar con ese embalse otorgaría 10 días de agua para todo el sistema de riego, algo que no es poco en una región que es prácticamente un desierto.

“En las épocas de mayor demanda de los cultivos, que es en diciembre y enero, podríamos dotar con más agua o compensar el déficit que tengamos”, explicó. Vale recordar que en esa zona predomina la producción de cultivos como el tomate o la cebolla, que generan una amplio movimiento económico.

No queda ahí, sino que contar con ese embalse ayudaría también al resto de la cuenca, porque podría colaborar con la regulación del embalse Casa de Piedra, dado que está ubicado a 400 kilómetros, la crecida llega siete días después. “Muchas veces, cuando llueve, las maniobras que se hacen sirven menos de lo que deberían servir por esa distancia. Con un embalse más cerca, sería más eficiente”, planteó.

“La zona de riego tiene cierta inestabilidad porque es una zona semiárida, la precipitaciones es de menos de 300 milímetros anuales, el riego le aporta estabilidad, pero depende del río y de la nieve. Durante 13 años tuvimos menores nevadas por la influencia del calentamiento global”, sumó Vergara.

Por eso, especificó que hace falta mejorar la infraestructura para hacer un uso más eficiente del agua, dado que todos los canales artificiales son terraplenes elevados sobre los campos y el agua descarga por gravedad. Esos canales, entonces, requieren de mantenimiento continuo para evitar la pérdida de agua por filtración.