Este sábado 15 y domingo 16 de febrero se inaugura formalmente la temporada de los grandes festivales argentinos orientados a la música popular contemporánea. Y como suele suceder desde hace ya varias temporadas, a Cosquín Rock le tocará levantar el telón, una vez más en el Aeródromo de Santa María de Punilla: posiblemente la sede más estable que tuvo a lo largo de sus realizaciones. Pero no será una edición más, sino la vigésimo cuarta. Lo que, a su vez, se traduce en el primer cuarto del siglo de este bastión cordobés. Si la versión anterior, a la que asistieron más de 100 mil personas, superó en creces a sus antecesoras, amén de que evidenció la capacidad de evolución, en esta ocasión la apuesta será aún mayor. Comenzando por su grilla, conformada por 100 artistas que sintetizan la actualidad sonora local.
Al otro lado de la mesa de un bar erigido en el barrio porteño de Colegiales, José Palazzo, productor del legendario festival, consiguió configurar a una generación de relevo de programadores y productores que se encargan de la hechura de su creación. Lo que le permite a él y a su accionar hiperkinético abrir el abanico hacia otras aventuras. Como el debut de La Renga en La Habana, en diciembre último, a propósito de la invitación que recibieron para proyectar su película Totalmente poseídos en el Festival del Nuevo Cine Latinoamericano. “No sólo presentaron su película, sino que además tocaron gratis en la calle”, amplía. “Recibimos la invitación de parte de la organización, y la banda se autogestionó todo. Fue uno de los tantos viajes que me tocó hacer”.
Sin embargo, el principal acierto suyo del año pasado fue el definitivo posicionamiento de la marca Cosquín Rock en España, tras consagrarla en Uruguay y de ponerla a prueba en otras plazas latinoamericanas. “En esta ocasión, el 80 por ciento de la audiencia era española”, celebra. “Al principio, iban muchos argentinos y el público español no le cazaba la onda al festival. Pero al mudarlo a Valladolid, quizá por la ubicación geográfica y porque el promotor local lo trabajó a nivel regional, la cosa traccionó. Aparte, pusieron a dos bandas españolas grandes, Arde Bogotá y Hombres G. Valladolid no tiene festivales musicales, sino un encuentro de motos famoso y su feria del vino. Entonces los lugareños lo agarraron como propio. Y eso que es una localidad compleja, al punto de que me dijeron que ahí no se consume rock”.
A pesar de que en el Cosquín Rock 2025 primará el diálogo entre artistas históricos del rock argentino y la flamante avanzada de músicos locales, dueños de un nuevo lenguaje, el gran protagonista será la masa. O más bien la novel generación de público. Ante la pregunta de si cree que esa progenie entiende la naturaleza del evento, Palazzo articula. “Lo entienden perfectamente”, despacha sin dudar. “Lo que me llama la atención es que muchos hijos de empresarios amigos míos de Buenos Aires, que no tienen nada que ver con el rock, están armando sus planes para ir a Cosquín. Esto pasó a convertirse en la primera experiencia musical para mucha gente. En el estudio de impacto económico que hicimos el año pasado descubrimos un montón de factores muy raros”.
-¿Cómo cuáles?
-El 55 por ciento de los asistentes al festival fueron mujeres, y el 20 por ciento de ellas viajaron solas, en grupos, a hacer la experiencia de Cosquín. Tucumanas y rosarinas que se alquilaron una combi, mientras que las porteñas se tomaron un avión. Yo estoy hablando de amigas solas. Increíble. Cosquín es un recorrido por la música, pero también una experiencia. El viaje, la llegada y las casas que se alquilan en todo el Valle de Punilla. No deja de sorprenderme.
Considerando que el encuentro musical cordobés creció una enormidad luego de la pandemia, al punto de que ahora lo constituyen seis escenarios, el organizador afirma que el predio y la localidad aún se ajustan a la convocatoria. “Tenemos una capacidad que está dada por los servicios. En el predio entran 300 mil personas, y no podemos meter a más gente porque la prioridad la tienen los baños, alimentos y bebidas, y las marcas”, enumera. “Tampoco meteríamos a más gente, aunque el lugar puede seguir creciendo. Este año, de hecho, los espacios de los escenarios son más grandes, la circulación será más grande, y la actividad musical es más grande. Este año vamos a tener un tercer puente, lo que le va a dar mayor dinámica y al ingreso y egreso de público”.
-¿Y lo otro?
-Con respecto a lo otro, hay seis localidades pegadas: Santa María de Punilla, Villa Carlos Paz, Bialet Massé, Cosquín, La Cumbre y La Falda. Todo ese Valle de Punilla tiene capacidad para rato. También hay un montón de gente que prefiere parar en Córdoba capital, porque ahí están los hoteles 5 estrellas. Y tienen contratada su combi que los lleva a la mañana y los busque a la noche.
-¿Te fiás más en las estadísticas o en los comentarios de los asistentes?
-Todo lo que ves en las redes, cuando lo llevamos a las estadísticas y los nudos, no es tan real. No es lo mismo tu mala experiencia a mi mala experiencia. Cuando vos tenés un patrón de lo que no le gustó a la gente y de lo que sí le gustó es cuando comienza la construcción de la selección. Agregar un puente más, mejorar el servicio de gastronomía, que no falte la hidratación y que haya una señalización óptima ha sido una construcción que hicimos en función a los balances que desarrollamos al final de cada edición. La información nos dio herramientas para mejorar; confiamos mucho en ella y la estamos usando para que la experiencia sea cada vez más satisfactoria.
-Tu hija Pilar, amén de ser partícipe de la transformación conceptual y etaria del festival, suele pregonar sobre el carácter sustentable del evento.
-Tenemos siete años trabajando eso con un grupo que lo lidera un chico llamado Federico Gauna. El agarró un proyecto llamado “Ecosquín”, y ahí logró establecer normas de compensación de la huella de carbono. Tenemos varias formas para hacerlo: comprando certificado de la huella de carbono, pero tenemos compost, sembramos energía solar en tres escuelas rurales, y este año sumamos una cuarta. Nos asociamos con gente que hace forestaciones, y que tienen loteos completos. Y capacitamos al público para que le proceso de reciclado sea más simple. La capitación va desde comunicar en el ingreso, con orientadores ecológicos.
-Al menos en la industria musical europea, la sustentabilidad se tornó un tema de concienciación y práctica que hoy está prácticamente normalizado. En tanto que en la Argentina recién se empezó a hablar de ello, la gente aún no entiende su importancia ni de qué va. ¿Por qué para vos es fundamental?
-La sustentabilidad es un norte de nuestro festival. Primero, porque el lugar en el que lo hacemos tiene que quedar igual a cuando lo tomamos. Tenemos además una herramienta importante que es el volumen de gente joven, a la que necesitamos contagiar en este proceso. Eso está muy metido en nuestra agenda. Y todas nuestras nuevas generaciones, Pilar, y el resto de los chicos, cada uno lidera proyectos y tienen que tener el visto bueno de Federico en cuanto a las características de cómo te podés manejar en el predio. Una de las misivas por la que apostamos en el futuro es la educación, y en los pocos segundos en los que estamos en contacto con alguien lo que intentamos es dejarle una enseñanza. Y para eso están esos grupos.
-Podías haberte aburguesado, manteniendo el modelo anterior del festival, que era efectivo, pero decidiste modernizar el relato. ¿Qué motiva esa actitud medio kamikaze?
-Siempre salimos de la galería, nos vamos del lugar de confort, y nos ponemos todo el tiempo en el lugar del público. Eso que percibís sobre el aburguesamiento, de que podía quedarme con el modelo anterior del festival, porque seguramente me seguiría yendo bien, y más a mi edad, no se dio porque me gusta el desafío. Y eso lo pudimos lograr porque le metimos mucho tiempo de trabajo. Este año nos fijamos como norte el rock argentino, y, si pensamos en La Vela Puerca y No Te Va Gustar como artistas locales, creo que están todos. Salvo El Indio, La Renga y Callejeros, están todos los artistas del rock y del pop. Si Fito y Andrés Calamaro no pudieron ser parte fue por un tema de agendas.
-La vuelta de Los Piojos, para estos 25 años, fue un golazo para el festival.
-Coincido. La vuelta de Los Piojos fue muy importante para nosotros. Si bien fue un golpe de suerte, porque nos tocó justo en esta celebración, fue como consagrar este laburo de un año. Eso terminó de confirmar que estas bodas de plata serían muy importantes.
-¿Entonces el eje de esta programación era reunir a todos los artistas que pasaron por Cosquín?
-Sí, ése era el eje. Al punto de que también le estaremos haciendo un pequeño homenaje a Pappo. Su último concierto fue en un Cosquín Rock, en 2005, y a 20 años de la partida del gran Norberto lo llamé a Miguel Vilanova, que tocó esa noche, a Luis Robinson, que también tocó esa noche, a Yulie Ruth, a Nico Raffetta y al Bolsa González. Armé esa banda, que estará tocando en el escenario La Casita del Blues, con otros invitados, y Celeste Carballo estará haciendo de Pappo. También hará algunas de las violas en este homenaje. Es otra muestra de que no nos quedamos en la cómoda, sino que buscamos elementos que representen la huella que dejamos en estos 25 años.
Recambio generacional
-Hay muchos artistas de esta grilla que ni siquiera habían nacido cuando se hizo la primera edición del evento. ¿Cuáles te atraen?
-Los Swaggerboyz, Saramalacara, Ca7riel y Paco, Nafta, Ryan, Blair, Silvestre y La Naranja, Wos y Dillom. Muchos de ellos seguramente vieron alguna nota sobre el Cosquín y se dijeron a sí mismos: “Algún día quiero estar ahí”. Estamos muy orgullosos de la curaduría que hicimos, a lo que hay que añadir el capítulo electrónico que habrá, en la que están algunos de los pilares del under. Ese equipo de curadores es el que constantemente me va sacando el polvo. Estoy contento con que las nuevas generaciones me digan: “No es sólo por ahí”.
-¿Esta apertura tiene que ver con que ustedes fueron en contra de los prejuicios, o coincidió con que se dieron cuenta de que eso ya estaba sucediendo?
-En 2001 la Bersuit tocó “Señor cobranza” en el Cosquín Rock, en medio de su apogeo, y el año pasado Dillom la versionó en su show. Imaginate cómo las cosas están sucediendo, y los prejuicios se van achicando cada vez más. Cada vez hay menos gente que me dice: “Mirá lo que hiciste con el Cosquín Rock, hijo de puta, Dillom y Wos no es rock”.
-A propósito de Dillom, ¿cómo lidiaste con la reacción del ministro Caputo, en tiempo real, mientras el rapero cantaba que había que colgarlo en una plaza?
-Yo no llegué a hablar con Dillom luego de eso. La realidad es que cuando Bersuit lo interpretó el ministro de Economía era Cavallo, por eso es lógico que, si el ministro hoy es Caputo, él aparezca en esta nueva versión. Y entonces todo su público entiende el concepto de la canción. Recordá que ese tema básicamente pide que rompamos todo. Y en 10 años, cuando otro chico evoque esa canción, mencionará al ministro de Economía del momento. Charly García me dijo una vez: “Nadie sabía quién era el ministro de Economía cuando Mozart existió. ¿Vos creés que alguien se acordará el jefe de Gobierno porteño cuando nosotros hicimos nuestras líneas paralelas?
-Y luego de eso apareció Lali respondiéndole a Milei en medio de su show… Tuviste una edición bien política y picante.
-Cosquín Rock es un festival que hace apología de la libertad. Y en esa apología de la libertad, cuando vos estás haciendo tu hecho artístico, vos podés hablar de lo que vos quieras. O a lo mejor subía un artista militante de Milei, que no creo que exista, y cantaba sobre lo bien que lo está haciendo. Siempre y cuando cuides y respetes al que tenés a tu lado, me parece genial, por la coyuntura, que haya pasado todo eso.
-Vos también fuiste trending topic durante esos días.
-Me parece que el Presidente confundió al Cosquín folklore de nuestro Cosquín, y dijo que lo subsidiaba el Estado. Yo hice una contestación con que nosotros somos una empresa privada. Eso se viralizó. De hecho, y te voy a ser honesto, el gobierno de la provincia de Córdoba ayuda con unas cosas. Pero no es sponsor. Siempre es bueno que se hable de la música, y que la política esté lo más lejos posible.
-¿Cómo hicieron para sortear esta coyuntura económica?
-Lo primero que hicimos fue sentarnos con un banco, y decirles que estábamos dispuestos a reducir el aporte del banco. Pero éste tenía que aceptar que las entradas se pudieran pagar a 12 cuotas, sin interés. Nosotros salimos a la venta en septiembre, y nadie aceptaba lo de las 12 cuotas sin interés. Buscamos un banco medianamente masivo, porque el único que nos abría esa puerta era un banco provincial. Y estar con un banco provincial, cuando nosotros tenemos un festival federal, no servía. Nuestro desafío era ése y lo logramos con creces. El 80 por ciento de las personas que compran su entrada lo hacen en 12 cuotas sin interés. Hubo una masa de gente que encontró una oportunidad en eso para poder hacerlo. Después, ese mismo y la provincia de Córdoba sacaron una promoción, en la que dieron un 30 por ciento en hotelería, transportación y consumos. Así se motiva al turismo.
-Cada vez te exigís con las propuestas de eventos que hacés, ¿hasta dónde llega el límite?
-No tengo esa crisis porque permanentemente pienso en proyectos que me gusta hacer. Como yo hago música, me gustaría tener más tiempo para dedicarme a tocar. Soy fanático de la radio, tengo un programa de blues. Más de nicho imposible. Yo tengo en mi cabeza muchas cosas que tienen que ver con realizaciones personales, y no ven un techo cercano. No veo que no pueda seguir haciendo cosas.
Para anotar en la agenda
Al igual que el año pasado, esta edición, cuyas entradas para la primera fecha ya se agotaron, se podrá ver por streaming, a través de la plataforma de Disney+. El sábado 15, las puertas se darán a las 14 horas. En el Escenario Norte destacan las actuaciones de Hilda canta a Charly, El Mató a un Policía Motorizado, Divididos, Dillom y Los Auténticos Decadentes. Mientras que en el Escenario Sur despuntan Wos, Babasónicos y Ratones Paranoicos. El Escenario Montaña tendrá a La Vela Puerca, No Te Va Gustar, +Conociendo Rusia y al DJ Mariano Mellino. Y del Escenario Boomerang sobresalen Emmanuel Horvilleur y Turf. La Casita del Blues tendrá a Los Espíritus, Memphis La Blusera y el Tributo a Pappo. Y en el Escenario Hangar, más dedicado a la música dance, actuarán Lupe y DJs Pareja.
El domingo, en el Escenario Norte, prometen los shows de AgusFortnite2008 & Stiffy, Bhavi, Ca7riel y Paco Amoroso, Nicki Nicole, La Delio Valdez, Nafta y Luck Ra. Y en el Escenario Sur, luego de que por ahí pasen Las Pelotas, Skay y los Fakires, Los Piojos regresarán una vez más al festival. Del Escenario Montaña vale la pena ver a Blair, Silvestre y La Naranja, Bandalos Chinos, al DJ canadiense Deadmau5 y a Peces Raros. Al tiempo que en el Escenario Paraguay sucederá la performance de Fonso y las Paritarias, Lara 91K, la chilena Javiera Mena, Zoe Gotusso, los estadounidenses Vapors of Morphine, Massacre y Winona Ryders. Y por La Casita del Blues estarán Sol Bassa y Piti Fernández. Y la electrónica batirá al Escenario Hangar, por cortesía J Catriel, Pampa y Sol Ortega.