Una familia tipo necesitó 1.477.549 pesos durante enero para poder costear los bienes y servicios de la canasta básica en Rosario. Los datos relevados por el Centro de Educación, Servicios y Asesoramiento al Consumidor (Cesyac) representan una suba del 3,59% en relación a diciembre. En la comparación, eso implicó desembolsar unos 50 mil pesos extras para comprar los mismos productos, o pagar los mismos servicios, de un mes al otro. En un año, los precios de la canasta se incrementaron en un 96,24%. Los aumentos más importantes se dieron en el rubro servicios, impulsados por el costo de la energía, los impuestos provinciales y la Tasa General de Inmuebles (TGI) entre otros. “En cuanto a los desafíos que tenemos por delante, tenemos que decir que si bien estamos en un ritmo de desaceleración de la inflación, no se ha logrado recomponer el poder adquisitivo del salario de los trabajadores”, analizó Ignacio Pandullo, a cargo del relevamiento realizado por el organismo, en diálogo con Rosario/12.

Para la realización del informe, el equipo relevó 50 productos y 13 servicios de la ciudad de Rosario. La canasta, que ya ronda el millón y medio de pesos, se divide en 567.238 pesos destinados a la compra de productos de consumo masivo y 910.310 pesos destinados a abonar los servicios básicos para el hogar. La medición arrojó un incremento del 3,59% durante el mes de enero. Es decir que una familia tipo de la ciudad debió abonar 51.199 pesos más que en diciembre para acceder a esa misma canasta. Sobre el final del año pasado, los aumentos registrados por el organismo rondaron el 1%.

En los gastos de consumo masivo relevados por el Cesyac, la mayor participación la tienen los comestibles (34,9%), seguidos por carnes (34,2%), bebidas (13,7%), frutas y verduras (10,1%) y los productos de limpieza (7,2%). Mientras que en el plano de los servicios básicos, todo lo que refiere a servicios de las personas se lleva la mayor parte de la torta (45,8%), seguido por el transporte (20,8%), los servicios de la vivienda (18,9%) y los alquileres e impuestos (14,5%).

En tanto, los productos de consumo masivo que mayor aumento registraron en relación a diciembre son las carnes (6,25%), seguido por los comestibles envasados (3,37%), las frutas y verduras (3,04%) y las bebidas (0,67%), mientras que los productos de limpieza registraron una baja importante (-9,02%). A su vez, en lo que refiere a los servicios para el hogar, todos los rubros registraron incrementos: servicios para la vivienda (11,34%), servicios para las personas (4,37%), alquiler e impuestos (1,70%) y transporte (0,80%).

El informe también desagrega entre los ítems que tuvieron mayor impacto en la variación registrada. Entre ellos se destacan las carnes (6,25%) en el rubro de los alimentos; mientras que en el área salud los aumentos más importantes estuvieron vinculados a los medicamentos (2,15%) y a las prepagas (3,45%). Sin embargo, las mayores subas que se registraron vinieron atadas a cuestiones impositivas, como el servicio de energía (24,12%), el pago del API (22%), la Tasa General de Inmuebles (12,12%) y las cuotas de colegios (10,28%), para las familias que disponen de ese servicio.

En la mirada global, la medición del organismo viene arrojando aumentos todos los meses. En enero de 2024, los gastos que conformaban el consumo del hogar para una familia tipo eran de 752.918 pesos. Apenas doce meses después la cifra asciende a 1.477.549 pesos, una variación que casi duplica su valor, con subas que tuvieron picos en los meses de febrero (17,18%) y marzo (12,08%) del año pasado.

“Si uno hace la comparación interanual, tenemos que decir que de enero de 2024 a enero de este año, el aumento de la canasta fue del 96,24% con categorías que sufrieron fuertes aumentos como las carnes, que subieron por encima de la inflación. También los aumentos se repiten en el área salud, pero son aún más importantes en lo que refiere al pago de los servicios en cada uno de los hogares”, evaluó Pandullo.

“En cuanto a los desafíos que tenemos por delante, tenemos que decir que si bien estamos en un ritmo de desaceleración de la inflación, no se ha logrado recomponer el poder adquisitivo del salario de los trabajadores”, expresó y agregó: “Con lo cual, la gente ve que el ritmo de precios se desacelera y sin embargo sigue por fuera de la posibilidad de consumir. Eso tiene que ver con que el poder adquisitivo ha quedado muy relegado en el tiempo, algo que se aplica tanto para los trabajadores activos, como para los jubilados”.