La llamada telefónica que mantuvieron Donald Trump con Vladimir Putin no puede ser caracterizada como el resultado de una intermediación pacificadora propuesta por el mandatario estadounidense, como quiere ser descripta por los medios de comunicación occidentales. La comunicación entablada fue lisa y llanamente el intercambio entre el líder de un país victorioso y otro vapuleado, que hace un esfue “ni una pulgada”