Una gran tarea colectiva, potenciada por la genial actuación de David Romero, y la mala fortuna de Independiente Rivadavia se conjugaron para que Tigre se llevara una gran victoria 3-1 de Mendoza. 

El arranque no pudo ser mejor para la visita: Saralegui habilitó a Romero, que definió con clase para poner el 1-0. Y de inmediato, el delantero se quiso llevar la pelota, que pegó en la mano de Villalba. El árbitro Echavarría vio la acción en el VAR y le mostró la roja. 

A pesar de quedar con diez, los mendocinos tuvieron la chance de empatar con un penal, pero Villa se cayó al momento de patear y tocó el balón con ambos pies, lo que anuló la acción que luego terminaba en gol de Ramis. No terminaron allí los infortunios para Independiente, ya que un cabezazo de Russo derivó en una corrida de Romero, que otra vez definió bárbaro ante Centurión.

Con ganas y las cuatro variantes que planteó Berti, los locales se acercaron varias veces al descuento, pero otra gran contra de Romero terminó con el toque para que Russo definiera con el arco vacío. 

Con uno menos y tres goles abajo, Independiente no se resignó y siguió insistiendo contra el arco de Zenobio, muy firme para sostener la ventaja de su equipo. Tanta búsqueda tuvo su premio con una gran pared entre Retamar y Abecasis, que terminó con un zurdazo alto al primer palo del ex jugador de Ferro. 

Parado de contra, Tigre buscó liquidar el partido, pero sufrió varios ataques peligrosos de Independiente. Pero estaba claro que no era el día de los mendocinos, que terminaron de redondear una tarde para el olvido cuando Centurión apenas desvió un centro de Banegas, pero la pelota se movió lo suficiente para que Valenti se la llevara por delante y venciera su propio arco.