“Defender en el rugby se llama tacklear”. Mitad arenga, mitad enseñanza, el protagonista de Espartanos (estreno el próximo miércoles por Disney+) tiene que demostrar con su cuerpo lo que explica a sus discípulos. ¿Cómo? El abogado penalista debe voltear a un recluso al que llaman Mamut con una guinda en sus manos. En ese momento del piloto sucede el verdadero inicio de esta propuesta de ocho episodios en la que Guillermo Pfening encarna a Eduardo “Coco” Oderigo, responsable de llevar "el deporte de caballeros" a un penal de San Martín-. Amén de su búsqueda inspiradora, lo mejor de la miniserie pasa cuando elude los clisés de lo marginal y transmite la mancomunión entre los presos y su mentor.
Basada en una historia real, Espartanos cuenta con internos de aspecto temerario, un director de unidad ambivalente (Pablo Rago) y guardias que miran con recelo al proyecto. La subtrama ligada a la venta de drogas dentro del penal y la escenificación “turra” se entienden en términos narrativos y estéticos, aunque resulten más sosas que veraces. Eso que sí sucede cuando los reos dejan las facas para ir a jugar con la ovalada.