Luego de llevar a escena su libro Aquellas mujeres, tarea que realizó junto a Sebastián Irigo, la periodista y guionista Teresa Donato escribió la dramaturgia de Mi vida anterior junto al actor y director Dennis Smith, también basándose en un libro suyo. El espectáculo resultante, que se había estrenado en octubre pasado en el marco del Fiba, acaba de reestrenarse en la sala Dumont 4040. Vuelve así una historia ubicada en los ’70 narrada por un solo actor que se hace cargo de los dos protagonistas, una madre y su hijo. Como se trata de relato verídico, los autores decidieron cambiar nombres y no hacer referencia a muchos de los lugares donde sucede la acción.
Hoy el personaje central de la historia –en la obra se llama Mariana- tiene 75 años y continúa exiliada en Brasil, donde también vive su hijo, aquí llamado Francisco. En 50 años no contó nada de lo que vivió antes de abandonar el país. Teresa Donato la conoció en un viaje a Brasil por intermedio de un amigo y, luego de varias situaciones en las que fue depositaria de fragmentos de la vida pasada de esta ex militante montonera, aceptó con entusiasmo el compromiso de escribir todo tal cual había sucedido, ya que la madre quería de este modo que su hijo finalmente conociera todos los detalles de la historia.
Si bien el libro aún no fue editado, la desgrabación de las entrevistas les sirvió a la autora y al actor para dar un formato escénico al material. “Lo hicimos para no dejar solos a todos los que están siendo invisibilizados nuevamente”, coinciden Donato y Smith en conversación con Página/12: “Ya empezaron a ir en contra de las diversidades y, ante el negacionismo de los que gobiernan nos pareció bien hablar de estos temas”, afirman, en tanto advierten que “la obra no es un panfleto pero sí marca una opinión”.
Los entrevistados no tienen ningún inconveniente en “spoilear” la historia cuando hablan del espectáculo. Y en gran parte es porque la puesta en escena y la actuación impactan desde todo lugar, más allá que se conozcan los hechos. Mi vida…comienza resumiendo la adolescencia de Mariana, su primer contacto con las agrupaciones de izquierda hasta su militancia en Montoneros, su casamiento con el padre de su hijo y la caída de éste en combate. A partir de allí Mariana y Francisco emprenden un accidentado periplo que termina con la reclusión de la madre en un centro clandestino de detención donde conoce a Beto, el represor que termina “protegiéndola” al punto que hasta le facilita el exilio a ella y a su hijo en Brasil. El relato que ofrece Mi vida…, entonces, hace foco en una pregunta recurrente: ¿Fueron traidores y cómplices todos los que sobrevivieron al cautiverio en esos años?
Luego de un ensayo general para la protagonista de la historia, su hijo y 40 invitados especiales, Mi vida… se estrenó en el Centro Cultural San Martín (hoy cerrado indefinidamente) un espacio muy significativo para esta obra, dado que allí se reunían los integrantes de la CONADEP. El montaje fue tomando forma durante los ensayos y, en comparación con aquella primera versión, hoy Dennis considera que se volvió más performático el modo en el que él va singularizando cada escena, cada cambio de tiempo y espacio. Con vestuario diseñado por Pablo Ramírez, el actor pasa de un personaje a otro: “Para ella pensé en ser fuerte, sensual, aguerrida y para el hijo, tímido, sensible e introspectivo”, cuenta el notable intérprete que micrófono en mano también canta, lo cual permite al espectador conectar con la historia desde otro lugar.
-Debe haber sido muy difícil llevar a la escena una historia contada a partir de tantas horas de entrevistas…
Dennis Smith: -Es una historia muy áspera, muy diferente a contarla en un libro, porque en teatro tenemos muy poco tiempo. Y queríamos que enseguida el espectador sintiera empatía con el personaje.
Teresa Donato:- Sí, queremos que los que vengan a ver este espectáculo se pongan en los zapatos del personaje, de esta mujer que atravesó todo lo que tuvo que vivir, sin que se la juzgue.
D.S.:- Como en otras situaciones en las que los sobrevivientes del holocausto no han podido encontrar palabras para contar lo que vivieron, ella tampoco quiso hablar durante años. Por culpa, por vergüenza, por el miedo a la posible represión de abrir la boca…
-Después de hablar de lo sucedido, ¿pudo entender su historia de otro modo?
T.D.:- Para ella fue muy importante el trabajo interno que hizo, debe haber sido muy sanador el decidirse a hablar. Hasta se dio cuenta de que no tuvo una relación con ese hombre sino que lo que sucedió fue que ella, por un pacto tácito, aceptó ser violada por él para conservar la vida.
D.S.:- Ella sintió que le daba la espalda su grupo de pertenencia, como si la hicieran responsable de las violaciones que sufrió. Hay que entender que estaba en otra dimensión, viviendo en modo supervivencia.
T.D.:- Es por eso que nos gustaría erradicar esa mirada: ¿Podemos decir que fue una traidora, una colaboracionista una mujer que acepta la situación de ser violada para no perder la vida? ¿Desde qué altura juzgan de ese modo a quienes tuvieron que atravesar eso en sus vidas?
-Es por eso que ella dice “es raro salvarse. Si estuviera muerta me recordarían con respeto…”
T.D.:-Y también dice que tiene derecho a no ser una heroína: aunque no se arrepiente de nada porque cree que hizo lo que tenía que hacer, ella no está buscando que le hagan el monumento a la guerrillera.
*Mi vida anterior, Dumont 4040 (Santos Dumont 4040), los lunes a las 21.30 hs.