La Selección Argentina de fútbol recibirá a Brasil el 25 de marzo próximo, por las eliminatorias sudamericanas, en el estadio de River. El clásico, de todas maneras, tuvo su adelanto este domingo en el Buenos Aires Lawn Tennis, con el duelo que protagonizaron el local Francisco Cerúndolo y el brasileño Joao Fonseca. El clima que se vivió afuera de la cancha dejó en claro la rivalidad entre ambos países.
La tarde empezó con tensión, cuando el visitante fue silbado en el momento de aparecer en la cancha central Guillermo Vilas. El aliento que se escuchó durante toda la semana para el joven de 18 años fue el "Jo-a-o, Fon-se-ca", que se repitió como insignia durante la final.
Las camisetas de Argentina se mezclaron con las de Brasil, y por momentos los gritos que más se escuchaban eran los de los visitantes. La única remera de un club de fútbol que se vio en la cancha fue la de Flamengo. Si bien Fonseca no es muy adepto a ese deporte, su hermano lo lleva a ver al conjunto de Río de Janeiro cuando está en su casa.
"Ohhh, nosotros alentamos, ponga h..., que ganamos", era el canto que aparecía para Cerúndolo. El termómetro del público eran los instantes positivos que tenía el argentino, para poder activarse y encender el respaldo.
El perfil del brasileño es muy bajo, y en ninguna situación exhibió signos de molestia, a pesar de recibir hostilidades cuando tenía que golpear la pelota. Inclusive, antes de efectuar un saque, la gente no había terminado de festejar un punto, pero él decidió seguir adelante y reanudar el juego.
El punto culminante fue cuando Cerúndolo quebró el saque de su rival e igualó en cinco segundo set. La gente mostró efusividad en el sector de plateas, y el personal de seguridad apareció para calmar la situación. El nivel que lo terminó consagrando tuvo el reconocimiento desde afuera, y finalmente se llevó los aplausos de todo el escenario.
El certamen, que continuará con el sponsor de IEB+ en 2026 según anunció su director Martín Jaite, tuvo la mayor concurrencia de público en esta versión, quienes dejaron su sello marcado en el encuentro decisivo.