El Partido Socialista de la provincia de Buenos Aires se encuentra intervenido desde hace casi seis meses por el orden nacional del mismo partido, hegemonizado por dirigentes santafesinos. Los interventores podrían extender esta situación por seis meses más, mientras un sector reclama elecciones y otro, responsabilizado por la crisis, se mantiene en silencio.
La decisión no es menor, ya que de allí se desprende quién definirá la política de alianzas del socialismo bonaerense, de cara a las próximas elecciones legislativas, si los afiliados a través de una nueva conducción o los interventores, que proceden de otro distrito.
Para comprender esta historia hay que remontarse a 2021. Ese año, en plena pandemia, se produjo la anterior renovación de autoridades del socialismo bonaerense y el platense Emiliano Fernández fue elegido secretario general.
Fernández contaba con el apoyo del porteño Roy Cortina, que años antes había integrado al PS a la coalición Juntos por el Cambio a nivel local. Esa alianza le permitió desempeñarse como uno de los vicepresidentes de la legislatura porteña durante el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta y ahora directamente como funcionario del poder ejecutivo que encabeza Jorge Macri.
Fernández hizo un recorrido calcado respecto al de Cortina en la ciudad, pero a nivel platense. Fue primero concejal y luego secretario de Mediación, es decir, funcionario de Garro.
En 2023, el socialismo acompañó, a nivel nacional, la candidatura del cordobés Juan Schiaretti. Pero en la provincia del 40 por ciento del padrón, el PS acompañó a la actual ministra de Seguridad de la nación, Patricia Bullrich.
Si Fernández no estuvo muy activo en la campaña local de ese año, cuando Garro fue por su tercer mandato consecutivo, pero perdió ante el actual intendente Julio Alak, fue porque una denuncia por abuso lo obligó a mantener bajo perfil justo en esos meses.
Desde el sector que reclama elecciones, “Usina Socialista” (US), afirman que esa política de alianzas fue “totalmente contraria a la tradición y la identidad del partido” y que “trajo como consecuencia un estado de desconcierto y desazón generalizado entre afiliados y militantes”.
En ese contexto, ya bastante tenso, el año pasado, Fernández intentó renovar su conducción, pero sus convocatorias a elecciones estuvieron plagadas de irregularidades, señaladas por el juez electoral Alejo Ramos Padilla, como no informar al tribunal del partido en tiempo y forma y no respetar el cupo femenino en la junta electoral.
Como consecuencia de estas decisiones, que fueron cuestionadas desde US, y luego de dos convocatorias fallidas al proceso interno de renovación de autoridades provinciales y de la renuncia de la totalidad de la Junta Electoral partidaria, en septiembre pasado el orden nacional del Partido Socialista intervino el PS bonaerense.
Desde entonces, la autoridad partidaria de hecho es Pablo Farias, ex Presidente de la Cámara de Diputados de Santa Fe y muy cercano a la diputada nacional Monica Fein, quien preside actualmente el PS a nivel nacional.
El socialismo santafesino es históricamente el más fuerte del país. Es la única provincia en la que esa fuerza accedió a la gobernación, no una sino tres veces consecutivas: primero con Hermes Binner en 2007, luego con Antonio Bonfatti en 2011 y finalmente con Miguel Lifschitz.
Expectativas
En menos de un mes se cumple el plazo originalmente establecido, de 180 días, para la normalización del partido. La expectativa de la militancia es que se vote en los próximos meses, pero la medida contempla la posibilidad de una prórroga automática de otros 180 días. De optarse por esta última decisión, el PS bonaerense atravesaría todo el período electoral, incluyendo la inscripción de alianzas y el cierre de listas, en situación de irregularidad.
La línea más afín al oficialismo santafesino es la que encabezan dos marplatenses: el actual rector de la Universidad Nacional de Mar del Plata (UNMdP), Alfredo Lazzeretti, y el secretario general del partido, Jorge Illa, ambos de gran sintonía con el intendente Guillermo Montenegro, uno de los que amaga con saltar del Pro a LLA.
En los últimos meses, surgió un tercer espacio, "Usina Socialista". Sus principales dirigentes, algunos con buena sintonía con el gobernador Kicillof y el intendente Alak, llevan meses recorriendo las rutas provinciales y organizando reuniones en las Casas del Pueblo (N de la R: así se denominan las unidades básicas socialistas), de las distintas localidades, algo que según los militantes no ocurría hace años.
"Usina Socialista" es fuerte en La Plata, donde cuenta con apoyos como Gabriela Troiano (diputada nacional mandato cumplido), Henry Stegmayer (diputado provincial mandato cumplido) y Fabian Salvioli (ex representante de Argentina ante la ONU) y el actual presidente del Concejo Deliberante, Marcelo Galland.
Aunque los dirigentes de esa línea hablan de renovación y de revitalización, la jugada tiene mucho de "desgorilización". Muchas de las decisiones que los dirigentes tomaron en los últimos años, que dejaron al partido en situación de letargo, sólo se explican por el fuerte sentimiento antiperonista, que no siempre fue acompañado por sus votantes.