La actividad fabril en Santa Fe animó un repunte notorio en diciembre, en términos interanuales si se lo compara con el final de 2023. Sin embargo, entre rubros que despertaron y otros que se desplomaron, el saldo general ha sido negativo por segundo año consecutivo. El último informe de la Federación Industrial de Santa Fe (Fisfe) divulgado ayer marcó para el último mes de 2024 un repunte de 24,1% interanual de la actividad, aunque determinado por el precedente del fuerte parate que significó la mega devaluación con que Javier Milei abrió su gestión hace poco más de un año.
De todos modos, el año que pasó terminó con un panorama que insinúa cierta recomposición en el último tercio, luego de un primer semestre malo para la producción industrial. Como siempre, en la economía santafesina la actividad manufacturera conlleva mayormente los números del complejo oleaginoso. El aparato aceitero exportador vuelve a compensar los andares sombríos de otros rubros, y así recupera el promedio general.
El año industrial en Santa Fe se dividió en semestres: el primero arrojó índices interanuales negativos mes a mes. El peor fue marzo (-19%). Y desde julio a diciembre, el balance se revirtió y arrojó saldos finales positivos, siempre traccionados por el crushing de porotos de soja. Y mientras en la primera mitad de 2024 la mayoría de las ramas industriales acusaban recesión (9 de cada diez en marzo y en abril), el año cerró con una proporción mejor, 40% de rubros en contracción.
Al cierre de 2024 la producción industrial en Santa Fe mostró una caída de 0,6%, y enfrentó así su segundo año consecutivo de menor actividad, dice el informe. Un dato que redondea esa tendencia final es la caída de la demanda de energía eléctrica en el sector industrial, -29,4% interanual en diciembre. Con todo, la exportación de manufacturas de origen industrial santafesina mejoró 4,8% interanual en diciembre.
Las paradas y conflictos laborales que hicieron noticia a lo largo del año en algunas industrias (General Motors, Acindar) fueron el síntoma que ahora las cifras de balance terminan de ilustrar. Los rubros que más acusaron el impacto de la impronta desindustrializadora de La Libertad Avanza han sido en esta provincia la producción automotriz y sus autopartes, que se contrajo al 100 por ciento, según el estudio de Fisfe.
Otro ha sido la producción siderúrgica, con una retracción del 73,5%. En menor medida, las manufacturas de plástico también retrocedieron (5%). En suma, la entidad fabril concluye que 4 de cada 10 ramas industriales en Santa Fe tuvieron una marcha negativa en 2024.
La industria siderúrgica cerró con un achique de 6,59% solo en diciembre, y de 2,09% en producción de vehículos, según el índice interanual de Fisfe. Y fueron las dos actividades con mayor recesión del menú manufacturero santafesino.
El otro plato que equilibra la balanza es la molienda de oleaginosas, el polo aceitero agroexportador contribuyó fuerte al tinte de recuperación general en el valor agregado de Santa Fe. Considerando que el campo dejó atrás una magra cosecha por la sequía, en 2024 el crushing se reactivó al 106,2%. El que más.
El sector frigorífico también cerró un año con saldo favorable. Al menos en diciembre faenó 18% más que al cierre de 2023. El mismo cariz ofreció la rama metalúrgica. Aunque a lo largo del año campearon lamentos de las empresas del palo, el gremio UOM, la línea blanca amenazada por la apertura de la importación, el estudio de Fisfe afirma que la industria metalúrgica finalizó el año con 29,4% más de actividad en diciembre, respecto del mismo mes de 2023.
Capítulo aparte es la mención que Fisfe hace respecto del empleo formal en la industria provincial. Según su registro, en noviembre pasado se contaron 11.100 trabajadores menos en las fábricas, lo que equivale a una contracción de -2,1% interanual en toda la industria. En su mayoría, atribuido al goteo del sector pyme.