“Los jubilados van a perder plata, pero no poder adquisitivo”, aseguró ayer el diputado Pablo Tonelli (PRO) en una entrevista radial en la que defendió el proyecto de reforma previsional que prevé un cálculo de movilidad que el propio legislador reconoció dará aumentos menores que con la fórmula actual. Pero lo cierto es que los jubilados perderán plata y, por consiguiente, poder adquisitivo, y esa pérdida será en marzo mayor a lo previsto hasta el momento. A partir de los niveles de recaudación con que la AFIP anticipa cerrar el año, siendo uno de los componentes de la fórmula actual de movilidad, el aumento de los haberes para el segundo semestre debería ser de 14,5 por ciento, con lo cual la brecha respecto del 5,7 que entrega la nueva fórmula del Gobierno se amplía a casi nueve puntos (636 pesos menos). En la ecuación prevista en la reforma previsional que la Cámara baja comenzará a tratar la semana próxima se toma en cuenta trimestralmente el 70 por ciento de la inflación y el 30 por ciento de la evolución del índice de salarios de trabajadores activos que elabora el Ministerio de Trabajo, el Ripte.
La fórmula de movilidad previsional se utiliza para ajustar los haberes jubilatorios pero también numerosas prestaciones de la Seguridad Social, como la Asignación Universal por Hijo (AUH), las asignaciones familiares de los trabajadores formales, las pensiones no contributivas (invalidez y otras) y las pensiones a ex combatientes de Malvinas. Es un universo de 17,4 millones de personas. El objetivo del Estado es conseguir un ahorro de más de 100 mil millones de pesos en prestaciones el año próximo, tal como solicita el Fondo Monetario Internacional. En la ecuación actual de movilidad se calcula por semestre en un 50 por ciento por la evolución de la recaudación tributaria por beneficio y el otro 50 por la suba de los salarios, según cifras del Indec o Ripte, el que dé el valor más alto de ambos indicadores.
La propuesta macrista tuvo un pequeño retoque del senador justicialista Miguel Angel Pichetto, que permitió mejorar el cálculo en 0,06 puntos pero que sirvió de guiño político para presentarse como un opositor amigable, dado que el oficialismo se tomó catorce minutos en aceptar la modificación. La primera versión contenía un plus sobre crecimiento del PIB a pagar una sola vez al año. Al momento de conocerse esa fórmula, se esperaba un ajuste de haberes para marzo próximo de 12 por ciento. Sin embargo, los datos de recaudación tributaria son mejores de lo esperado y la tendencia parece que se mantendrá en el último mes del año. En noviembre la recaudación arrojó una suba de 23,5 por ciento respecto de igual mes del año pasado y desde el ente recaudador que comanda Alberto Abad esperan repetir ese guarismo en diciembre. De esta manera, en marzo el ajuste de haberes resultante sería de 14,5 por ciento, a lo que se suma el impacto (leve) de la suba de los salarios por Indec o Ripte. Ya con los datos a octubre esa cifra pasó de 12 a 13,2 por ciento.
El haber mínimo pasaría con la fórmula actual de 7246 a 8296 pesos, 1050 pesos de suba (14,5 por ciento), mientras que de aplicarse el cálculo propuesto por el Gobierno la mínima pasará a 7660 pesos, con un alza de 414 pesos. La diferencia entre ambos cálculos es de 636 pesos, que el jubilado dejará de percibir por el cambio de medición.
Obviamente, a medida que se avanza en los montos de jubilación, la pérdida en términos absolutos (en dinero) es mayor. Pero para Tonelli, “el jubilado va a perder plata pero no poder adquisitivo”. En una extraña defensa del proyecto que su espacio impulsa en el Congreso, insistió en el argumento oficial de que el sistema actual no es sustentable. “Con la fórmula actual se corre el riesgo de que en poco tiempo el sistema esté desfinanciado y entonces sí haya que apelar a medidas mucho más drásticas y gravosas para los jubilados”, aseguró el diputado, que reconoció que entre una fórmula y la otra el aumento es menor. “Lo importante es que no queden por debajo de la inflación y del aumento de los precios. El aumento será menor, pero igual van a estar por encima de la inflación”, agregó Tonelli, quien así descarta la posibilidad de que los abuelos y abuelas puedan tener una recomposición real de ingresos. El Gobierno negó el año pasado cuando aprobó la Reparación Histórica que la compensación a más un millón de jubilados pusiera en riesgo al sistema previsional, pese a no sumar fuentes de financiamiento. Ahora, en cambio, Tonelli afirma que hay que hacer el ajuste para que no haya peligro de recortes mayores. El PRO, además, aprobó en 2010 la ley del 82 por ciento móvil a todas las jubilaciones que luego vetó Cristina Kirchner por la misma razón, no había nuevas fuentes de financiamiento.
Entre marzo de 2009 y septiembre de 2017 las jubilaciones registraron aumentos acumulados de 950 por ciento, mientras que la inflación medida por consultoras privadas y el ente estadístico porteño fue de 692 por ciento. Durante ese período el haber mínimo pasó de 690 a 7246 pesos. Si en lugar de aplicarse esa fórmula las jubilaciones hubieran estado atadas a la inflación, la mínima habría quedado en 5470 pesos, un 24,5 por ciento menos. “La mayoría de los países que ajustan los haberes previsionales lo hacen con fórmulas basadas en la inflación”, buscó justificarse Tonelli.