Me gustaría homenajear en esta columna a una grande del humor nacional como Nini Marshall para que, a través de su personaje Catita, nos ayude a analizar –con su toque humorístico, claro– la realidad que nos toca vivir en estos días. Vuele entonces nuestra imaginación y recibamos con un fuerte aplauso a nuestra invitada exclusiva en esta ocasión.
-¿Cómo está, Catita?
-As días, senior… Mayor gusto estar aquí envitada a esta hermosa columna de fobal.
-¿Por qué no les cuenta a los lectores quién es usted?
-Bien. Seniores letores, me viá a presentar, soy Catalina Pizzafrola, a sus pieses, desde hoy una amiga más. Me llamo Catalina, pero puede llamarme Catita, ya que dentramos en la entimidad.
-¿Le gusta el fútbol, Catita?
-Fetivamente, si bien no tengo mucha coltura futbolera, se lo digo sin desimulo, soy una ligítima y anegada fanática del fobal pero solo en el idioma propiamente casteliano, o cuando juega la Selessión con el Lío Messi que es un espetáculo, con perdón de la palabra ¿vio? Aura, cuando en tele aparecen esos partidos de equipos uropeos, como el Totenjam Jotspur de la Gran Britaña o el Galatasarai de no sé dónde, yo le huyo, prefiero ir a la cocina a prepararme un bife con ensalada de vedura y zanagorias. En realidad, eso hacía antes, porque desde que está este melonazo del Milei, me se hace cada vez más difícil comprarlos. Habrá visto que los precios de la vedulería se fueron para el lao de los tomates, en el bolsillo solo quedan chaucha y palito ¡y a nadie le importa un pepino! El kilo de tomates vale más que un bidón lleno de nasta. Lotro día les dije a mi familia: “Chicos, elijan: estas vacaciones, o vamos a Mar del Plata o hacemos una ensalada. Y ya que hablamos del bife que le dije aumentó una enormidá. Le cuento más, lotro día fui a un asado y en vez de pedir el clásico aplauso para el que lo cocinó pidieron un aplauso para el que lo pudo pagar. Ya me veo al Gobierno otorgar créditos de hasta 12 cuotas para cumplir el sueño del kilo de entraña propio. Perdón, me fui por las ramas.
-¿Qué le parece entonces el fútbol argentino?
-El campionato atual me parece larguísimo m’hijo, más largo que bufanda de jirafa. Hay como 470 equipos jugando el mismo campionato. Encima al mesmo tiempo se juegan otras copitas: la Copa Argentina, la Copa Libertadores, la Super Copa Internacional, la Copa Sudamericana… ¡Epa! Hay más copas que las que me tomo yo cuando me encurdelo. ¿Con qué necesidá se juegan como 170 partidos en una semana, m’hijo? No sé cómo cabieron todos esos partidos en tan pocos días.
-Perdón, Catita, pero no es “cabieron”. Es “cupieron”.
-¡Qué groseros! ¿A quién escupieron? Risulta que con tanto partido no hay pilas de radio que aguante, porque le chusmeo que los partidos yo todavía los escucho en la radio Spika portátil, como en los tiempos del Fioravanti o del Gordo Muñoz.
-¿A qué equipo ve para campeón?
-Ni idea, pero me sorprende lo que pasó con el River y el Boca que se gastaron una barbaridá en jugadores caresimos y hasta ahora ni fu ni fa. Y mire usted al Bicho de la Paternal, en el mercado de pases gastó menos que yo en el supermercado chino y ahí lo ve usté puntero solito y goleándole al Rácing Clú. Pobre el arquero. Pa’ mí el más pintón de los arqueros era el Amadeo Carrizo, sin dudas. Yo lo veía atajar ahí con esas manos tan grandes y me enamoraba como una adolescenta. Es más, una vez le tejí unos guantes de lana a croché para que los use en los partidos, se lo llevé a la concentración, pero risulta que nunca se los vi puestos. Y mire que la calidá de la lana era ótima.
-Bueno, Catita… la tengo que dejar…
-No va a ser el primer hombre que lo haga, pero no se preocupe, estoy acostumbrada…
-Lo que le digo es que tengo que terminar la columna, pero si quiere y los lectores así lo piden puede volver.
-Fetivamente que viá a volver, de cuerpo presente, hasta la prosima, si Dios quiere y nos da salu. Y pa terminar, permitanmen los letores que lo haga con un versito:
Catalina Pizzafrola, a sus pieces,
lo digo con emoción.
Chas gracias por envitarme
a este “Peligro de Wolf”.