Un muchacho como yo
Él mismo dijo que fue especulador de la bolsa, terrorista y profesor de teoría de la comunicación. Y es que Fogwill se dedicó al marketing para conglomerados, pero también ganó premios para cuestionar la voracidad de esa industria. Además de una irreverencia a la que siempre le puso el cuerpo, quizás su gran contribución al paisaje literario argentino fue a través de su trabajo como promotor, editor independiente y primer lector de sus colegas. A este costado se le dedica especial atención en la muestra Fogwill: muchacho punk, la exposición organizada por el Museo del libro y de la lengua. “Hay una cantidad enorme de cartas, de muchísimos escritores con distintos estilos y preocupaciones, con distintas estéticas, donde contestaba a preguntas específicas sobre una novela que estaba escribiendo ese escritor equis y que le consultaba a Fogwill”, explicó el curador Esteban Bitesnik. “Se lo tiene como una persona muy polémica, que iba muy de frente, a veces hasta causaba temor por sus intervenciones o por cómo te iba a tratar, pero leyendo su correspondencia uno se da cuenta de que el tiempo que le dedicaba a esa red de amistades era realmente conmovedor”. La muestra –que abrió el año pasado, cerró por vacaciones y ahora se puede volver a disfrutar hasta el 31 de julio– se compone de documentos donados por su familia e incluye rarezas como la carta que Saer envió a la Fundación Guggenheim para recomendarlo a su beca. O la correspondencia por la polémica que suscitó el premio Coca-Cola que ganó por su libro Mis muertos punk: Fogwill cobró el cheque pero terminó publicando el libro por las suyas, inaugurando la editorial Tierra Baldía. “¿Y vos pensabas que habiendo escrito un libro como el mío yo firmaría un contrato como el tuyo?”, escribió en la contratapa. La muestra permite acceder a manuscritos de La gran ventana de los sueños y Nuestro modo de vida. Y a un video donde se ve un focus group que Fogwill organizó para una campaña publicitaria. Y los chistes de los chicles Bazooka. Incluso, una foto de cuando era bebé, ya mirando el mundo con ese asombro que sería su propio copyright.
A mi manera
Los combates son muy breves, brutales y casi siempre terminan por knock out. Los espacios de pelea son, o emulan ser, lugares públicos: campos abiertos, villas, calles sin salida, piletas veraniegas, canchas vacías de basquetbol. El combate es cuerpo a cuerpo, sin protecciones, casi siempre a puño limpio, con un público que presencia haciendo ronda y un set de cámaras espectacular. Y los peleadores no son deportistas, sino ciudadanos ignotos. Así son las “ligas de peleas a puño” o de “lucha espartana”, un tipo de deporte anárquico cada vez más popular en las redes sociales, que convive con grandes fenómenos televisivos como la UFC o influencers que –para bien o mal– han revisitado deportes como el boxeo llevando como consigna que cualquiera puede pelear. Más allá de la violencia, cada quien tiene su motivo: comunidad y terapia, quizás, notoriedad y gloria (aunque sea online). Los ingleses de Spartan Bare Knuckle Fight Club, por ejemplo –la única liga permitida en Inglaterra– dicen que inicialmente inventaron su club para prevenir delitos con arma blanca, permitiendo resolver disputas antes de que se agravara la cosa, y ahora se han convertido en una comunidad para muchos en situación de adicción o depresión. En Argentina, la liga Yaguareté Club es una de las más grandes en Latinoamérica: “No se pelea por dinero, se pelea por el hype”, dicen ellos en algunos de sus videos, que incluyen duelos de cachetadas, jóvenes peleando en jeans o rings fabricados con fajos de heno.
Los colonizadores
La lista suele enumerar lugares antiguos o asolados por fenómenos naturales terrestres como la península de Noto en Japón o el sistema vial prehispánico Qhapaq Ñan. Pero parece que ahora el cielo es el límite. Porque por primera vez la Luna ha sido incluida entre los 25 sitios patrimoniales más amenazados del mundo. Esto, por el temor a su destrucción y posibles saqueos en los viajes comerciales previstos en un futuro cercano. Bénédicte de Montlaur, presidenta de la World Monuments Fund, organismo que redacta la lista, declaró que la Luna ha sido incluida debido a los “crecientes riesgos en medio de la aceleración de las actividades lunares” que, en opinión de la WMF, “se emprendieron sin protocolos de preservación adecuados”. Si bien sólo cinco países – Estados Unidos, China, India, Japón y la antigua Unión Soviética– han logrado alunizar con éxito desde la década de 1960, se esperan viajes privados a la superficie lunar tras la misión Artemis III que la NASA hará en 2027: será el primer alunizaje tripulado desde principios de los '70. Estas visitas y otras misiones financiadas por Estados Unidos son el principal motivo de preocupación para el WMF. En particular, preocupa que los turistas perturben lugares como las huellas dejadas por Neil Armstrong y Buzz Aldrin. “La inclusión de la Luna subraya la necesidad universal de estrategias para proteger el patrimonio, ya sea en la Tierra o más allá, que reflejen y salvaguarden nuestra narrativa colectiva”, declaró Montlaur.
Tres siglos de amor
El aventurero y romántico Giacomo Casanova, un personaje ensoñado que lleva siglos inspirando a prácticamente todos los lenguajes de la cultura, está cumpliendo exactamente 300 años. Por eso el Carnaval de Venecia, que este año empezó justamente el 14 de febrero –en composé con el personaje– y con más de 20 mil asistentes en su noche inaugural, le está dedicando una edición especial titulada Il tempo di Casanova. En un festejo que se extenderá hasta principios de marzo, la ciudad italiana se vuelve a llenar de sus máscaras y disfraces característicos, sus desfiles de carrozas y por supuesto de sus impresionantes embarcaciones a remo, que esta vez recuerdan especialmente al famoso libertino. “Celebramos a Casanova, un hombre que encarna el encanto, la libertad y la pasión que caracterizan el alma de nuestra ciudad”, comentó el alcalde de Venecia Luigi Brugnaro. “Al igual que lo hizo con Marco Polo, el Carnaval quiere rendir su propio homenaje a un hombre que ha atravesado los siglos tomando los contornos a veces del mito y a veces de la leyenda. Casanova sigue siendo una inspiración por su vida aventurera y su capacidad para representar el espíritu de la Venecia del siglo XVIII”. Giacomo Casanova nació en 1725 y es una de las figuras más famosas de Venecia. En la cultura popular contemporánea ha sido representado por íconos que van desde Marcello Mastroianni a Heath Ledger. Si bien no hay consenso sobre el valor de su obra literaria y como historiador, su autobiografía exhibicionista y desfachatada además de ser una obra que puede ser leída como comedia y como novela de aventuras, ha servido como documento histórico para conocer las costumbres, la cotidianidad y el clima de época de la Europa del siglo XVIII. El Carnaval de Venecia suele dedicar homenajes a personajes locales con el objetivo de mantener vivas ciertas tradiciones y cierta historia oral y emotiva de una cultura propia en un continente que envejece. “Venecia es una ciudad que vive y respira a través de sus tradiciones, que son a la vez un patrimonio local y un bien universal. Un símbolo de identidad” dijo el concejal Giovanni Giusto. “Eventos como el Carnaval de Venecia, la Fiesta del Redentor y la Regata Histórica no son sólo celebraciones: representan momentos de unidad comunitaria y continuidad cultural. Deben transmitirse a las generaciones futuras para mantener viva la magia de esta ciudad eterna”.