“Vos me estás mirando y yo voy a caer/
no me ves pero ahí voy/ a buscar tu prisión /de llaves que sólo cierran”
(Vuelos, Bersuit Vergarabat)
Entre el 8 y el 10 de diciembre de 1977, fueron secuestradas 12 personas, entre las que se encontraban nuestros familiares Azucena Villaflor de De Vincenti, Esther Ballestrino de Careaga, Patricia Oviedo y Ángela Auad.
En estos operativos fueron secuestrados además Mary Ponce de Bianco, las religiosas francesas Léonie Duquet y Alice Domon y los familiares y militantes por los derechos humanos Remo Berardo, Raquel Bulit, Horacio Aníbal Elbert, José Julio Fondovila y Eduardo Gabriel Horane.
Como fue demostrado en la sentencia dictada por el TOF 5 en octubre de 2011, correspondiente al segundo tramo de la megacausa ESMA, este grupo de personas al que se conoce como el Grupo de los 12 de la Santa Cruz, fue secuestrado y detenido ilegalmente en la ESMA. Fueron arrojados vivos al mar en uno de los vuelos de la muerte, pretendiendo así desaparecer para siempre sus cuerpos.
El tramo de la megacausa ESMA unificado, que concluyó el 29 de noviembre, fue uno de los más importantes en la historia de los juicios de este país, no sólo por las 789 víctimas que abarcó y por los 54 victimarios, sino porque por primera vez se juzgaron los vuelos de la muerte, que fue la práctica de exterminio masivo de personas que caracterizó al centro clandestino de la ESMA. Durante el juicio se reconstruyó a través del análisis de una abrumadora cantidad de pruebas materiales, documentos, legajos y el análisis interdisciplinario de los mismos, la existencia de las estructuras clandestinas, que le permitieron a la Armada llevar a cabo este plan aberrante y sistemático de desaparición y exterminio de personas a través de los vuelos de la muerte. Concluyó con 29 perpetuas, 19 condenas de 8 a 25 años y seis absoluciones.
El círculo del horror que condenó a los pilotos de los vuelos de la muerte comienza con el secuestro del grupo de los 12 de la Iglesia de la Santa Cruz. Cabe aclarar que, cuando se habla del secuestro del Grupo de la Iglesia de la Santa Cruz se hace referencia a cinco operativos de secuestros llevados a cabo por grupos de tareas de la Armada: 3 que se desarrollaron el día 8 de diciembre de 1977 y 2 que se llevaron a cabo el día 10.
El grupo fue llevado a la ESMA, donde los sometieron a torturas y condiciones inhumanas de detención. Permanecieron en ese centro clandestino sólo unos pocos días y luego fueron trasladados en los vuelos de la muerte y arrojados vivos al mar. 5 de sus cuerpos aparecieron entre las costas de Santa Teresita y Mar del Tuyú, fueron enterrados como NN en el cementerio de General Lavalle y en el 2005 con la intervención del Equipo Argentino de Antropología Forense, se pudo restituir la identidad de Azucena, Esther, Mary, Angela Y Leonie, cuyas actas de defunción elaboradas en diciembre de 1977 especifican que sus cuerpos presentaban politraumatismos como consecuencias de golpes sufridos por caídas de grandes alturas.
Por primera vez se pudo comprobar científicamente –a través de las comparaciones de ADN con sus familiares– la identidad de las personas que habían sido arrojadas al mar.
De esta manera se cierra este círculo de secuestro, desaparición, tortura y muerte, probando de forma irrefutable la eliminación de las personas detenidas desaparecidas en los vuelos de la muerte.
El 29 de noviembre, en un histórico fallo, el Tribunal Oral Federal N° 5, condenó a prisión perpetua a los prefectos que tripularon los aviones Skyvan –que fue el que se usó para el traslado del Grupo de los 12 de la Santa Cruz– en el vuelo del 14 de diciembre de 1977 y por el cual fueron condenados los pilotos Mario Daniel Arru y Alejandro Domingo D´Agostino. El tribunal reconoció la existencia de los vuelos de la muerte, cerró así el círculo del horror que transitaron nuestros familiares, impartió justicia para ellos y abrió el camino para continuar con las investigaciones que permitan el juzgamiento y condena de todos aquellos que formaron parte de la estructura de la Armada que sirvió de apoyo al Grupo de Tareas para la eliminación física de los detenidos desaparecidos a través de los estos vuelos.
Esta sentencia llega 15 días antes de cumplirse los 40 años de aquel siniestro vuelo. Cómo todos los años, nos encontraremos en el acto homenaje a nuestros familiares y compañeros (el 8 de diciembre a las 18 en la Iglesia, Estados Unidos 3150) otra vez como en el 2011, con la certeza de que la justicia llega, que todos los responsables de su secuestro, desaparición y hoy también de su muerte están condenados. Después del secuestro de las primeras Madres, sus compañeras volvieron a la Plaza, seguramente con mucho temor, dolor e incertidumbre y en esa vuelta estas valientes mujeres derrotaron a la dictadura y nos devolvieron la democracia. Esther, Mary, Azucena, Leonie y Angela también volvieron con el mar para dar testimonio del horror de los crímenes cometidos por la dictadura cívico militar, de la existencia de los vuelos de la muerte permitiendo así la condena de estos pilotos.
Estos crímenes no quedaron impunes, porque hubo una política de Estado que favoreció la investigación de la documentación existente en los diferentes Ministerios y Fuerzas de Seguridad, política que hoy está siendo desmantelada aceleradamente por el actual gobierno empeñado en negar la historia del genocidio.
A pesar de los cambios de época, la sentencia fue una lección y un mensaje para el mundo: Aquel que cometa delitos desde el Estado, en la Argentina no quedará impune y fue un reconocimiento del valor de la perseverancia de familiares, sobrevivientes y testigos en la búsqueda de la Verdad y la Justicia.
* Hija de Azucena Villaflor de De Vincenti. Hija de Esher Ballestrino de Careaga. Sobrina de Angela Auad. Compañera de Angela Auad y hermano de Patricia Oviedo.