"Creía que no, pero cada vez más confirmo que mi forma de escribir e interpretar tiene muchísimo que ver con el lugar donde me crié", lanza la cantante y compositora neuquina La Valenti. Si bien nació circunstancialmente en Córdoba, la artista de 27 años se crió y creció a dos cuadras del Limay, en Neuquén. "El río siempre estuvo presente en mí. El agua y el tiempo aparecen constantemente en mis canciones", dice quien hace una década vive en Buenos Aires, sin que su música pierda la conexión con el silencio, el horizonte y la contemplación patagónica. Algo de eso se podrá sentir en sus próximos recitales, este sábado 22/2 en Sora, Bragado; el sábado 1/3 en Camping, y el 12/4 en la tercera jornada del Quilmes Rock.

Pero La Valenti también se pone brava y revoltosa, como la crecida del río. Esos contrastes se reflejan en su segundo disco, La capitana (2024), que a fines de este mes tendrá una edición deluxe. "La mayoría de las canciones están compuestas dentro del estudio, fue un proceso muy distinto al disco anterior, R Chop (2022), que se compuso en la sala de ensayo y después se tocó en vivo en un estudio de grabación", distingue. "La capitana se armó en el estudio, haciendo maquetas, beats, y en base a eso hacíamos los temas. Con este disco me empecé a involucrar más en la producción y la mezcla", cuenta sobre el álbum coproducido junto a nan Q.

El disco abre con una versión actualizada de Quimey Neuquén, de Milton Aguilar (letra) y Marcelo Berbel (música). En sintonía con el remix de Chancha vía Circuito a partir de la versión de José Larralde, La Valenti le imprime su impronta, que mezcla sonidos electrónicos y acústicos. "El personaje del disco constantemente hace mención al desarraigo que siente por su tierra, el sur. Y si hay una canción que define a Neuquén es ésa, más allá del himno provincial", explica la artista. "Era una canción que nos ponían en el colegio para izar la bandera; a cualquier lado que vamos cantamos este himno. Me parece hermosa y me daban ganas de interpretarla. Es un clásico del folklore neuquino, porque describe muchas cosas del lugar y el paisaje, y también menciona a los pueblos originarios de allá. La canción trae a la actualidad la lengua mapuche y araucana, que está bastante bastardeada."

En el disco hay canciones más bailables o hacia afuera, como Quiero irme con vos, pero también hay lugar para la introspección patagónica en Toita o Volver al sur. "Quería que no se perdiera eso, siento que es parte de mi ADN, como apelar a la sensibilidad y bailar. ¡Bailar llorando!", dice. "Yo le digo pop, folklore y demencia. Porque hay una parte en mis shows en la que no entendés que está pasando pero está bueno." En estas nueve canciones, La Valenti encuentra un equilibrio interesante entre el pop, el folklore sureño y la música electrónica. En sus shows, de hecho, le gusta encender la pista de baile con una buena dosis de techno y delirio. "En los últimos dos años me picó el bichito de querer entender ese mundo al que sentía que no pertenecía pero que me divertía", dice sobre la música electrónica. "Me quería salir del formato de banda orgánica en el escenario. Con nan Q, en vivo, tocamos todo. Y cuando termina el show, la mayoría de la gente me dice que disfruta mucho la parte electrónica."

En esta primera entrega de canciones, la única invitada es la cantante y compositora salteña Feli Colina, quien en los últimos años se hizo lugar en la escena a base de una propuesta original y potente. La Valenti y Feli cantan juntas en la canción 5 min+. "Ella reivindica mucho su lugar, su parte folklórica. Y lo que tiene es la experiencia de verla en vivo: es un placer ver sus shows. Hay artistas que están para el escenario. Eso me gusta mucho", resalta. "Cuando salgo de un show y vuelvo a casa replanteándome cosas, siento que el artista hizo su trabajo."

  • ¿Y vos te sentís una artista de escenario también?
  • Sí, de hecho me siento más de escenario que de estudio. Ahora trabajo más mi labor en el estudio para equipararlo con lo del escenario. Yo hacía shows antes de tener música subida. Si algún día me cansara de componer podría dedicarme a interpretar toda mi vida, porque no me cansaría. Lo que más me gusta es el escenario. Estudié teatro en el Instituto Nacional de Teatro de Avellaneda, un lugar increíble. Cuando me faltaba un año para terminar me encontré con la música y decidí dedicarme a esto. De todos modos, las herramientas que aprendí ahí las aplico en lo que hago.

En algún rincón de la Ciudad de Buenos Aires, a mediados del siglo pasado, el personaje que aparece en cada uno de los videos –una mujer atravesando conflictos existenciales– va contando una historia con final abierto, pero que culmina en "las tierras del sur". Hay una búsqueda integral entre música e imágenes. "Me gusta mucho el cine también por la actuación, por la fotografía, porque me gusta fijarme en el color de las cosas, en cómo se definen los planos", explica sobre los escenarios. "Todo ayuda a seguir contando la historia y a entender más cosas de ese personaje que uno crea", sostiene. "Un disco es una excusa perfecta para mezclar esos mundos", continúa. "Para los shows también armo un guion de acción. Por eso quisimos hacer esta especie de cortometraje: cuenta algo de inicio a fin y deja ese final abierto a la imaginación: ¿qué pasó con esa mujer?."

Un cameo por el video de Morir cantando permite ver algunas de sus influencias: asoman en plano un vinilo de Clics modernos de Charly García, un disco de Spinetta, otro de Caetano Veloso y un libro de María Elena Walsh. En esa misma canción, justo a la mitad, el personaje mira a cámara y canta: "Te digo más: no sé qué dicen cuando hablan de libertad". Confirma La Valenti: "Estaba hablando del presente, cada tanto intento tirar esos guiños. Hay gente que la caza al toque y otra que no. El poder de la palabra es decir cosas sin nombrar del todo."

  • ¿Las historias que contás tienen que ver con experiencias personales?
  • Este disco tiene mucho de ficción, pero hay un montón de cosas donde desde lo emocional termino usando experiencias propias, termino componiendo desde lo personal. Si bien es inventada, La capitana tiene que ver bastante conmigo, porque es un personaje que viene del sur, que vivió en Buenos Aires, que extraña a su familia y su tierra, y le cuesta vivir en esta ciudad, con todo lo bueno y lo malo que tiene.

"Por ejemplo, Kerosene la compuse porque de pronto me vi afectada por todo lo que pasaba y no sabía por dónde sacarlo", explica sobre ese rap rabioso y lleno de referencias políticas. "Para ir al estudio de grabación cruzo Plaza de Mayo todos los días, y era subirme al subte leyendo Twitter, bajarme en Florida, cruzar toda la peatonal, la Plaza y llegar al estudio cargada con toda esa energía", describe. "Hay momentos en que las aguas parecieran estar más calmas, y de pronto hay una ebullición nuevamente, como está pasando ahora", dice sobre el presente político.

  • ¿Te sentís cerca de alguna escena, circuito o público? Porque lo tuyo es bastante diverso.
  • Siempre busco entender quién es mi público para poder direccionar para ese lugar de una forma más contundente, pero es demasiado diverso. Siento que no es un público full del indie, sino más bien LGTB+. Las personas que pertenecen a los colectivos disidentes se sienten en un espacio seguro y eligen escuchar la música y venir al vivo. De todos modos, hay un porcentaje considerable de varones que vienen a los shows, no son solo mujeres. Hay nenes que vienen con sus papás. No les molesta que pase de cantar Alfonsina y el mar a terminar con media hora de techno. Por otro lado, aunque tengo un público bastante queer, también me escucha gente que no piensa lo mismo que yo, y eso es flashero. Lo que intento como persona y artista es no llegar solamente a la gente que es cien por ciento afín a mí, sino que intento se sientan contenidos o reflejados en lo que hago. Mi búsqueda tiene que ver con llevar mis convicciones a ese grueso de gente más ambivalente, diciendo las cosas sin nombrarlas de manera explícita.

La capitana no se agota en estas nueve canciones. A fines de febrero, La Valenti lanzará una versión ampliada con tres canciones más y una nueva colaboración. "Es un poco ir en contra de la corriente", entiende ella. Cada una con su video, las nuevas canciones se titulan Yanina ("un indie pop" con Clara Cava, que estrenará este jueves 20/2) y La copla, un tema a violín y voz. "Y después hay otra canción rarísima que se llama Dejémonos para siempre", adelanta.

Foto: Cecilia Salas

  • ¿Por qué La Capitana?
  • Así le decían a Eva Perón, era uno de sus apodos. Más allá de que desde lo estético busqué tener un parecido con ella, yo lo llevo más hacia el lugar de las mujeres en el poder, las que manejan el timón. Mercedes Sosa y Madonna son mis dos grandes inspiraciones. Llegué a Eva por Madonna, empecé a investigar y me compré el libro Santa Evita. De ahí saqué muchas cosas para el personaje y el nombre del disco. El disco intenta reivindicar a las mujeres de la historia, porque siento que nunca tienen lugar en la memoria popular.


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