En el presente como en el pasado la alternativa de hierro siempre es y ha sido la misma resignación o resistencia, servilismo para con los que mandan o lucha social.
Es claro que nunca resultó sencillo enfrentrarse sin padecer escarnios y nefastas consecuencias.
En décadas anteriores mecanismos como la delación vía infiltrados ya existían, ahora, las redes sociales añadieron otros dispositivos de control, pero cuando la decisión de luchar es clara y contundente las luchas se dan.
Cuando a fines de los años 60 las y los trabajadores decidieron desbordar a las burocracias sindicales confluyeron con estudiantes y las calles se poblaron de "azos": correntinazo, rosariazo, cordobazo, viborazo, etc.
En los años de plomo del terrorismo de Estado, mientras multitudes coreaban los goles de la selección nacional de fútbol y los militares genocidas festejaban en las plateas del estadio de Nuñez, a pocos metros de allí la tenebrosa ESMA era un laboratorio del horror, la tortura y la desaparición forzada de personas.
Las Madres, las Abuelas de Plaza de Mayo y las y los familiares de detenidas y detenidos desaparecidos nunca se resignaron, resistieron, enfrentaron todas las maniobras represivas y las operaciones mediáticas.
Años después, las leyes de impunidad y el indulto de los gobiernos civiles pretendieron blanquear a los verdugos.
Durante el menemato de Norte a Sur surgieron piquetes obreros y los movimientos de trabajadores desocupados (MTD).
En 2001, estallada la convertibilidad ficticia bajo el gobierno de De La Rúa-Cavallo que se fue sembrando el país de cadáveres aún insepultos, esos asesinatos, verdaderos crímenes de Estado son una clara expresión de los niveles de ferocidad que puede adquirir el capitalismo.
En el presente, observamos el plan de devastación que multiplica la pobreza, la indigencia, que ataca la salud pública y la educación pública.
Un plan que ya evidencia su crueldad escamoteando medicación oncológica, privando de alimentos básicos ricos en proteínas para niñas y niños, arrebatándoles el futuro.
No todo es resignación, pero el gobierno nacional cuenta con la complicidad de empresarios, burócratas sindicales, dirigentes políticos variopintos y legisladores.
Valen para estos tiempos sombríos las palabras del digno resistente Primo Levi: "si no es ahora cuándo".
Carlos A. Solero