MARIA CALLAS 7 puntos
(Maria; Italia/Alemania/Chile/Estados Unidos, 2024)
Dirección: Pablo Larraín.
Guion: Steven Knight
Duración: 124 minutos.
Intérpretes: Angelina Jolie, Pierfrancesco Favino, Alba Rohrwacher, Haluk Bilginer, Kodi Smit-McPhee, Valeria Golino.
Estreno en salas de cine.
Con Maria (el distribuidor local decidió completar el nombre con el apellido de la homenajeada), el chileno Pablo Larraín completa un tríptico de largometrajes consagrados a sendas mujeres del siglo XX, notorias por razones diversas y cuya existencia o destino estuvo signado a fuego por la tragedia. A Jackie (2016), dedicada a la figura de Jacqueline Lee Kennedy, y Spencer (2021), centrada en Diana Frances Spencer, más conocida como Lady Di, viene a sumarse ahora esta mirada sobre la cantante de ópera más famosa y posiblemente más talentosa de los últimos ochenta años. Las divergencias de estilo entre los tres films resultan evidentes, pero también lo son sus puntos de contacto: en todos los casos, en lugar de adherir a las reglas de la película biográfica tradicional, el director de Tony Manero y Gloria optó por concentrar la trama en un período más o menos acotado de la vida de las protagonistas. En el caso de La Callas, los días previos a su inesperada pero en algún punto previsible muerte en su departamento de París, el 16 de septiembre de 1977, a los 53 años de edad.
De hecho, Maria Callas comienza con el descubrimiento de su cuerpo sin vida y retrocede exactamente una semana para relatar de allí en más las actividades cotidianas de la diva, enfrascada en un posible regreso a las tablas después de años de ausencia, consecuencia directa de la pérdida de la potencia vocal, y la posibilidad de escribir una autobiografía. Y si bien el guion de Steven Knight se permite algún coqueteo convencional al regresar al pasado gracias a una serie de flashbacks –en particular para detallar la relación de la soprano con el magnate Aristóteles Onassis, ligando así el film con Jackie–, el punto de vista, hiperbólico y por momentos casi onírico, es el de una Callas atravesada tanto por la realidad como por las fantasías de la imaginación. No es casual que un periodista interpretado por Kodi Smit-McPhee y de nombre Mandrax (una de las gracias comerciales de la droga metacualona, de la cual la cantante abusó durante extensos períodos) aparezca para registrar las ideas y actividades de Callas “durante los últimos días de existencia”, según su propia descripción.
Más allá de las precisas actuaciones de los italianos Pierfrancesco Favino y Alba Rohrwacher, mayordomo y ama de llaves de la diva respectivamente, pero sobre todo verdaderos ángeles guardianes, es la intensa y afilada performance de Angelina Jolie lo que le da forma y potencia a la construcción de esta Callas ficcional. Es la Jolie, otra clase de diva, quien se entrega por completo en un papel mimético y excesivo, empapando los planos de una pasión vital atravesada paradójicamente por una evidente pulsión de muerte. Larraín erige alrededor de ella un universo visual de fuertes colores primarios, en otros furiosamente ocres cuando París se muestra en su costado más otoñal, cortesía del director de fotografía Ed Lachman, quien rodó en 35mm, pero también en 16 y 8mm para algunas escenas puntuales.
A fin de cuentas, Maria Callas adopta las aristas melodramáticas de la ópera clásica y las tonalidades elegíacas están presentes desde el primero hasta el último de los 124 minutos de proyección. Tal vez un documental reciente como Maria Callas: en sus propias palabras, del realizador Tom Volf, resulte más pertinente para acercarse a la figura de la gran estrella del bel canto, en particular si no se tiene mucha idea de su trayectoria y enorme llegada popular en tiempos previos al concepto de celebridad. Sin embargo, el largometraje de Larraín, embarcado cada vez más en zonas ajenas a las de su primera etapa como cineasta en Chile, logra encapsular la mitología de la cantante greco-americana a partir de algunos pocos rasgos de su personalidad –el egocentrismo y la fragilidad van de la mano– y fuertes dosis de estilo cinematográfico.