El Gobierno acaba de dar un giro inesperado a su trama judicial. Tras haber asegurado que Ariel Lijo sería juez “sí o sí” —incluso sin el aval del Senado y, si hacía falta, por decreto—, la situación dio un vuelco, como suele ocurrir cuando las decisiones están más influenciadas por las negociaciones que por una estrategia clara. Entre el escándalo cripto que sigue golpeando la imagen del Gobierno y una votación que pende d