El periodista y conductor de La Mañana, Víctor Hugo Morales, cargó contra el Gobierno de Javier Milei en un duro editorial y aseguró, en el medio del cripto-gate, que “el estado general de la nación se define en la pelea” que lleva a cabo la gestión libertaria “en el Congreso” contra los jubilados que reclaman haberes dignos.

El editorial de Víctor Hugo Morales

Bullrich le pegó a los jubilados como si fueran ellos los que denunciaron al gobierno estafador. Estaban con mucha rabia. Los gendarmes recuperaron la capacidad de dar palos, como si hubieran conseguido el aumento que piden.

Es posible que Bullrich consiga algo de plata bajo cuerda para la fuerza de choque, el grupo más valiente de su heroico combate contra los jubilados. El estado general de la nación se define en esa pelea del Congreso.

En cada garrotazo iba la furia de Milei cuando le pegaba a la piñata, y en cada cabeza golpeada, en cada veterano de la pobreza que sufría los mandobles, estaba la resistencia heroica a los coimeros y estafadores del gobierno.

Milei se subió al avión anoche, con ticketeck Karina, (por si a alguno se le ocurre acercarse para plantear negocios).

Estados Unidos es tierra de oportunidades, y los Milei no desaprovechan nada. Están echando buena como en el tango, y en cuanto al mal momento de la estafa de las cripto, ellos saben que a sus votantes no les importa.

Les da un poco de vergüenza, pero en el fondo, si fueron capaces de votarlo, son como Milei. Si para hacer papilla a un zurdo tenés que votar a un loco, mentiroso, estafador y coimero, lo tenés que hacer, algún sacrificio hay que hacer. Deben pensar y seguirán pensando los seis de cada diez que votaron a este fenómeno.

En este momento debe estar por llegar a Washington. Bajará en un rato por la escalerilla del avión. Firmará tarjeta de entrada como cualquier empleado. Preguntará si el jefe está, le dirán espere aquí y le ofrecerán un vaso con agua.

Y ahí va a estar. Viendo qué pasa con esta visita, que es como la décima. Hay quienes piensan que para ser "eso", mejor que te maten a palos en las afueras del Congreso, luchando por una cierta dignidad.