Javier Milei sigue siendo una de las personalidades que más atrae la atención en el mundo, sobre todo en el ámbito de los jefes políticos de países. Pero no siempre con comentarios a favor. La mala noticia de la última semana fue que su nombre apareciera vinculado al resonante caso del memecoin $Libra, una operación sospechada de estafa, que dejó un tendal de damnificados en no menos de seis países. Pero la cadtigada reputación de MIlei tuvo ayer un nuevo golpe, antes incluso de que comiencen a pronunciarse los tribunales de EE.UU: en las últimas 48 horas, su nombre y el del memecoin que promocionó fueron reiteradamente mencionados como demostración de "la necesidad de mejorar los mecanismos de control y regulación sobre los mercados de criptoactivos". Tanto Nueva York como Londres han movido las fichas en favor de las regulaciones, buscando neutralizar el impacto negativo que tuvo "el mal ejemplo de $Libra" en los mercados financieros.
"No es que $Libra haya sido la estafa más grande de todas las denunciadas habidas hasta ahora en el mundo cripto, pero es la primera vez que involucra al presidente de un país, y eso ya le da otra trascendencia", comentó uno de los portales especializados en finanzas tecnológicas.
Dos lugares referentes del centro de poder de las finanzas internacionales, Washington y Londres, acaban de poner en debate la necesidad de control y regulación del mercado de criptoactivos. La orientación de las acciones en ambas capitales muestran un camino precisamente opuesto a la concepción de estos mercados que exhibió Javier Milei: no se considera admisible en los centros financieros mundiales que un criptoactivo se venda sin información suficiente para el comprador de la calidad y condiciones del mismo.
Tampoco se admite que la defraudación se escude detrás de la responsabilidad del comprador como apostador. "Sabe que puede ganar o perder, como cuando va al casino, no tiene nada que reclamar", esgrimió Milei para encubrir la estafa Libra.
En Washington, la Comisión de Bolsa y Valores anunció este jueves la creación de la Unidad de Tecnologías Cibernéticas y Emergentes (CETU) "para centrarse en la lucha contra la mala conducta relacionada con el ciber y proteger a los inversores minoristas de los malos actores en el espacio de las tecnologías emergentes".
La CETU reemplaza a la Unidad de Activos Criptográficos y Cibernéticos y está compuesta por aproximadamente 30 especialistas en fraude y abogados en múltiples oficinas de la poderosa SEC (Security and Exchange Commission).
"Es importante destacar que la nueva unidad también permitirá a la SEC desplegar recursos de aplicación judicial", dijo el presidente interino Mark T. Uyeda. "La unidad no solo protegerá a los inversores, sino que también facilitará la formación de capital y la eficiencia del mercado, al erradicar a aquéllos que buscan abusar de la innovación para perjudicar a los inversores y disminuir la confianza en las nuevas tecnologías".
Específicamente, el CETU utilizará la experiencia sustancial de fintech y cibernética del personal para combatir la mala conducta en relación con las transacciones de valores en las siguientes áreas prioritarias:
* Fraude que se comete utilizando tecnologías emergentes, como la inteligencia artificial y el aprendizaje automático
* Uso de redes sociales, la web oscura o sitios web falsos para perpetrar fraude
* Hackeo para obtener información material no pública
* Fraude que involucra tecnología blockchain y activos criptográficos
En tanto, en Londres, la Autoridad sobre Conductas Financieras (FCA), del mercado bursátil de la capital británica, lanzó una convocatoria a los participantes e interesados en el mercado de criptoactivos para aportar comentarios que ayuden a "desarrollar nuestras reglas de Admisión y Divulgación (A&D) de criptoactivos y el Régimen de detección de abusos de mercado (MARC) con criptoactivos.
Nuesto objetivo es reducir los daños a los consumidores y promover la confianza en el mercado de criptoactivos del Reino Unido a través de: 1) mejorar la calidad regulatoria para que existan reglas de juego claras y consistentes para empresas y consumidores; 2) asegurar que los consumidores tengan la información que necesitan antes de vender o comprar criptoactivos; 3) requerir controles y procesos para lograr condiciones comerciales justas y ordenadas, y 4) reducir aun más los riesgos de lavado de dinero y pérdidas por fraude.
Hechos puntuales, como la quiebra de la criptobolsa FTX en la Unión Europea, o una serie de colapsos bancarios relacionados con actividades de criptoactivos han acelerado la tarea. El último escándalo $Libra, protagonizado además por un presidente, parece inscribirse como un nuevo mojón en el mismo camino.