El pasado 7 de febrero, el Presidente escribió una larga nota reivindicando el nivel del tipo de cambio actual en el diario La Nación. Los días siguientes, tanto él como el ministro de Economía, Luis Caputo, defendieron este nivel de apreciación cambiaria. Esto llevó a Milei incluso a dar un giro de 180 grados en su opinión sobre el “mejor ministro de la historia”. Domingo Cavallo: ahora se convirtió en “un impresentable”, por lo cual echó a su hija, Sonia Cavallo, de la OEA.
El problema es real: el dólar está atrasado y el mercado, que ya debatía sobre el nivel de apreciación, empezó a percibir que el FMI no soltaría la plata rápidamente sin corrección cambiaria. Y el FMI, con historial probado de pedido de devaluaciones, ¿cambiaría de postura esta vez?
Restricciones
Según Milei, la apreciación sería el resultado de la confianza del mercado en su programa económico. El economista Emmanuel Álvarez Agis le recordó, entre otras cosas, que los mercados no son infalibles y que suelen equivocarse. Es decir, el mercado puede creer en el programa y así y todo, el programa puede salir mal.
Milei esquiva que hay cepo. Y habiendo restricciones, es imposible conocer el valor de cambio del peso. Sencillamente porque no es posible conocer la verdadera demanda de dólares (sino tan sólo cálculos potenciales) y tampoco la real oferta de dólares que podría aportar una economía sin cepo.
Lo que sostenemos es que, con cepo cambiario, el tipo de cambio resulta artificial y nadie puede saber, a ciencia cierta, cuántos de los pesos pretenden ir contra el dólar. ¿A qué valor del dólar aguantan las reservas sin cepo? ¿1.000 pesos, 1.300 pesos, 1.500 pesos? A diferencia de la mirada que tiene Milei, nosotros no vemos que tener regulaciones – que, siendo transitorias, propendan a una mayor estabilidad- sea un pecado, lo que es inconcebible es hacer de cuenta que no están.
No sólo hay un cepo que restringe cantidades en el mercado mayorista oficial, sino que además está intervenida la brecha, tanto a través del dólar blend que sacrifica el 20% de las exportaciones al MEP/CCL, como a través de la permanente compra-venta de títulos por parte del Banco Central cada vez que se escapan los financieros. En enero, la intervención del BCRA fue récord: se destinaron 619 millones de dólares para frenar el CCL. Además, hay restricciones cruzadas entre MULC y el mercado de bonos. De eliminarse, muchos ahorros en pesos de empresas y personas humanas podrían demandar divisas e impulsar al alza el dólar oficial y los financieros.
Indicadores
La amplia mayoría de los indicadores dan cuenta de una fuerte apreciación cambiaria. Por ejemplo, el Tipo de Cambio Real Multilateral – que compara con la canasta de monedas de nuestros socios comerciales- está llegando a su piso histórico, los consumos en dólares en tarjetas de crédito están batiendo récords, el déficit en cuenta corriente ya acumula 7 meses y en diciembre la novedad fue el déficit de balanza comercial (sin sequía y con la industria en bajísimos niveles de uso de capacidad instalada). Todo ello ocurriendo con una balanza energética superavitaria y creciendo.
La respuesta de Milei ante esta evidencia es: ninguna. O para ser más justos, su respuesta es que el superávit fiscal todo lo arregla, lo cual esquiva el hecho de que el zapato aprieta no sólo por esa vía, sino también por el frente externo. Esto es parte de un marco teórico que en Argentina ya probó suerte y fracasó.
En efecto, el Presidente dijo que incluso “no debería sorprender que el país vaya a una cuenta corriente negativa. ¿Es de temer? Dado el equilibrio fiscal, no”. En este punto, donde decir lo obvio pareciera ser la tarea de la época, la coincidencia con el último posteo de Domingo Cavallo es inevitable. “El deterioro de la cuenta corriente de la balanza de pagos hará más difícil la adquisición por parte del Tesoro de los dólares para pagar intereses, aun teniendo los pesos necesarios para comprarlos en el MULC gracias al superávit fiscal primario”.
En la década de los noventa, la cuenta corriente fue sistemáticamente deficitaria, pero compensada por una cuenta financiera positiva, impulsada por las privatizaciones, la inversión extranjera directa y el endeudamiento externo (e incluso el aporte de los dólares de la gente). Hasta que no hubo más dólares.
Reservas
Otro argumento del Presidente para defender el nivel del tipo de cambio es la acumulación de reservas. Sin embargo, desde la asunción de Milei pueden distinguirse dos etapas. En un primer momento, post devaluación, por la caída de importaciones y la cuotificación de su pago (en 30, 60, 90, 120 días), el BCRA pudo acumular reservas en base a un superávit de la cuenta bienes de la cuenta corriente. Pero desde junio, se amesetó el saldo en bienes (llegando incluso a ser deficitaria en diciembre) y la cuenta corriente se volvió negativa.
¿Cómo fue posible entonces que el BCRA haya comprado dólares en los últimos meses? Gracias al incremento del financiamiento privado en dólares. A partir del blanqueo (una situación extraordinaria), crecieron los depósitos en dólares, y con ello los préstamos bancarios en dicha moneda. Estos dólares prestados no son efectivamente otorgados al tomador, sino que son liquidados en el mercado oficial y el tomador recibe los pesos equivalentes. Gracias a esa liquidación, el BCRA acumula compras por 6.500 millones de dólares. De nuevo: más allá de los juicios de valor que podamos tener sobre la sostenibilidad de esta forma de financiación del modelo de Milei, más grave es negarlo.
Además, Milei oculta lo único que le importa: que el FMI le pide devaluar porque este nivel de apreciación, para el organismo, no es sostenible. ¿Va el FMI a financiar la apreciación?, ¿le va a entregar dólares a los argentinos para que compren barato en Chile?
Con Macri, el destino de los dólares fue la fuga: darle salida a los fondos de Blackrock y compañía. Por ello, EE.UU. tenía particular interés en “darles una mano”. Hoy no existen fondos de inversión “atrapados”, pero sí hay una relación política entre Milei y Trump. ¿Alcanza con este voto favorable o los demás directores del organismo verán por el espejo retrovisor lo que sucedió en 2018 y 2019?
Por último, hay un punto donde el Presidente dijo cosas que tienen más sentido. “Si uno mira los proyectos en petróleo, gas, litio, cobre y en el sector agropecuario, debería resultar que, ante semejante oleada de dólares, el país debería ir camino a una moneda mucho más apreciada.” Eso es verdad. El escenario futuro permitiría un mejor resultado de balanza comercial, con un impacto en apreciación cambiaria de manera más sostenible.
Pero eso no es una realidad hoy y, en cambio, el tipo de cambio apreciado, sí lo es. Además, para alcanzar ese flujo de ingreso de dólares, primero hay que lograr inversiones por casi 20 mil millones de dólares por año. Asimismo, la mayoría de las inversiones se canalizarán mediante el RIGI, que no exige agregado de valor, con lo cual, en términos de generación de divisas se espera que resulte bastante más limitada.
Peor aún, otorga libre disponibilidad de divisas, con lo cual no necesariamente implica que aumente la oferta de dólares. También es esperable que se incremente la demanda de dólares para girar utilidades y para importar bienes de consumo, intermedios o incluso bienes de capital (en el marco de la apertura importadora y de la no exigencia de contenido local en el RIGI). Lo que Milei escribió sobre el dólar y la economía se pareció a un gran ejercicio de distracción: le preguntaron por el dólar y negó todo.
*CEPA