Apenas se asomó, el 2025 no ha dejado de despachar recitales y sorpresas. Por ejemplo, el pasado 7 de enero el festival Buena Vibra presentó la programación de su inminente edición, con el regreso de Illya Kuryaki and the Valderramas como principal atractivo. La noticia sacudió sobre todo a una nueva generación de público que nunca alcanzó a verlos en vivo, ni siquiera en su encarnación más reciente. De lo que dieron cuenta las redes sociales. Es más: el grupo se tuvo que armar un perfil de Instagram para confirmar el anuncio, en el que además hicieron hincapié de que la reunión será tan sólo por una noche. Al menos en la Argentina, la última vez que se los vio juntos en un escenario a Dante Spinetta y Emmanuel Horvilleur sucedió en 2017, mientras presentaba su último álbum de estudio, L.H.O.N., lanzando en 2016.
Desde ese entonces, hasta ahora, ambos músicos se abocaron a sus respectivas carreras solistas. Una vez que acabó la etapa de L.H.O.N., Dante publicó cuatro discos. El último de ellos, Mesa dulce (2022), fue el más exitoso. Al punto de que ganó cuatro premios Gardel en 2023. En tanto que Emmanuel lanzó tres por su cuenta. De la misma manera que su compañero de fórmula, el más reciente, Aqua Di Emma, salió en 2022. Sin embargo, el que mejor caló fue Pitada (2021), que nació de un proyecto audiovisual, influido por la pandemia, en el que revisitó sus éxitos en clave de folk. Los dos despidieron el 2024 durante la última semana de diciembre, aunque Emma volvió a subirse a un tablado, el sábado 15 de febrero, como parte de la grilla del festival Cosquín Rock.
En julio de 2020, Dante ya se había referido a una posible reunión de los Kuryaki. “Me parece que ya está, y hay que entenderlo”, sentenció. “En algún momento vamos a hacer un documental. Y creo, incluso, que será más divertido para la gente. Son increíbles las imágenes que tenemos. Pero no habrá disco nuevo, y capaz algún día nos pinte tocar de vuelta, porque Emma y yo somos amigos y la flasheamos. Cada uno está metido en su carrera solista, y dándole para adelante. También hay que respetar los ciclos de las cosas y lo que hemos hecho. Todo lo que hicimos sucedió porque tenía que suceder, y tenía la mística y esa conexión. Hay que dejar esa mística bien arriba. No podemos hacer algo menos que eso. Hagamos lo que hagamos, la banda no va a volver como banda”.
Cuatro años más tarde, el mismo músico explicó que el documental ya se encontraba en proceso de producción, y que la dirección estaba a cargo de Andy Fogwill, realizador de unos 50 videoclips (entre ellos “Jugo” y “Expedición al Klama Hama”, de Kuryaki), así como creador de la prestigiosa productora Landia. “Cuando pegamos la primera guita, a los 15 años, compramos camaritas para filmar. Así que está todo registrado: cuando grabamos Horno para calentar los mares, cuando grabamos ‘Abarajame’, las giras, hinchando las pelotas por todos lados. Está todo. Estamos en proceso de digitalización. Está bueno que se sepa la historia de la banda. No vamos a hacer otro disco, pero quizá hagamos un tour. De todas formas, con Emma coincidimos que hacer el documental es más importante que entrar a grabar”.
El miércoles pasado, el tándem habló con Matías Martin, para su programa Todo pasa de la emisora Urbana Play, en la única entrevista que concedieron en este regreso. La banda confirmó que el show de este sábado será el único que darán en 2025. “Es muy random el por qué decidimos tocar”, justificó Emmanuel. “Podríamos haber no tocado. Pero un día dijimos: ‘¿Y si tocamos?’. El festival Buena Vibra tiene una onda especial. Obviamente que ya veníamos con ganas. Estamos haciendo el documental, que lo fuimos estirando”. A lo que Dante añadió: “Hay mucha gente que no nos cree cuando decimos que es un solo show”. Y su socio retrucó: “También podemos no creernos a nosotros mismos. Y cuando termine el show, seguramente será otra cosa”.
A continuación, Dante flexibilizó, una vez más, las intenciones de esta vuelta y dijo que capaz era el único show de 2025, pero en Argentina. “Si nos contradecimos nuevamente, no será ningún problema. Somos una banda que nunca usufructuó mucho despedirnos”, caviló Emmanuel en el estudio donde se juntaron para ensayar. “De un día para el otro dejábamos de tocar, y volvíamos a nuestras cosas solistas. Hicimos 10 ensayos hasta ahora, y llamamos a nuestros amigos”. Y Dante espetó: “Sin canciones con letras muy largas. Hay que acordarse de las tres estrofas de rap. Será un lindo show, es algo que queríamos darle a la gente. No hay una razón por la que hacemos esto, y más cuando los dos estamos por sacar nuestros nuevos discos solistas. El 23 ya somos solistas de nuevo”.
Lo cierto es que este regreso, “sólo por una noche”, coincide con el 30° aniversario de Chaco, el disco emblemático de Illya Kuryaki and the Valderramas. Página/12 tuvo acceso a la lista de temas que repasará la banda en Ciudad Universitaria, y el porcentaje de canciones que incluyeron de ese repertorio es pequeño, en comparación con el de otros álbumes suyos. Esto descarta por completo esa hipótesis inicial, que fue tomando fuerza con el correr de las semanas, de que esta presentación sería una suerte de fogueo para la celebración del cumpleaños de su tercer trabajo de estudio. Es por eso que esta performance se debe entender como un repaso de su carrera, en la que tendrán como cómplices a músicos del temperamento del bajista uruguayo Francisco Fatorusso, hijo del legendario Hugo Fattorusso.
Este hito del Buena Vibra sucede una semana después de la fabulosa performance de Ca7riel y Paco Amoroso en el Cosquín Rock, con el que definitivamente se posicionaron en el mainstream de la música nacional. No sólo eso: ahí también reivindicaron esa estética y ese lenguaje tan propio que los convirtió en un artista sinigual tanto en la escena local como a nivel mundial. Se trató de un show cargado de simbolismos, que le dio todavía más sentido a la razón de ser de Chaco. De hecho, a medida que crecía la popularidad y quedaba en evidencia la lisergia de los autores del disco Baño María, sobre la base de un sonido que tiene como bastión a la música urbana, empezaron a surgir las comparaciones con Kuryaki. Al punto de que los llegaron a llamar “Los nuevos Kuryaki”.
“A Cato lo conozco porque tenía un programa de radio con mi hermana Vera, y es un pibe muy talentoso. Entiendo que es un dúo, que uno es más alto que el otro, que se conocen de chicos, que el más rapero toca la viola, y que se animan a romper esquemas. En eso sí puede que nos parezcamos. Sin embargo, ellos son ellos. No creo que haya otro grupo como Kuryaki”, le dijo Dante a este diario durante una entrevista por su disco Mesa dulce. Emmanuel opina lo mismo: “Hay cierta cosa innegable en esa conformación del dúo de ellos y el nuestro, y también del gusto por la cosa rítmica del funk y del hip hop. Pero creo que Ca7riel y Paco tienen su propia personalidad, y eso está buenísimo. En lo personal me declaro consumidor de su música y su propuesta, y también de lo que hacen por separado”.
Conformado por 16 canciones, Chaco es una de las obras maestras de la música popular contemporánea argentina. Estuvo tan adelantado a su tiempo que en su momento fue un trabajo incomprendido y vilipendiado por el rock y el rap local. Por muchos años, se valoró su legado más en el resto de Latinoamérica que en la Argentina. Ese híbrido de hip hop, rock progresivo de los 70, funk y elementos de la música latina (entre los que destacaba la percusión) estaba en sintonía con el espíritu de collage y de libre albedrío que transpiraba el rock alternativo, el movimiento musical que marcaba la tendencia a mediados de los años 90. Era la experimentación en su más pura expresión, alimentada por historias delirantes inspiradas en la era de oro del cine de artes marciales y la blaxploitation.
Sin embargo, lo que más incomodaba a la ortodoxia musical, amén de la mezcla, era que el dúo atentaba contra los fundamentalismos. Y eso se tradujo en ese glosario, devenido en flow, cargado de neologismos. “Éramos una banda que funcionábamos como un gran chiste interno”, reveló Emmanuel en 2023. “Nos potenciábamos el uno con el otro, competíamos el uno con el otro, y el resultado de todo eso era Illya Kuryaki. Una vez, con Dante, fuimos a una fiesta por Olivos. Había un flaco pasando música, y puso un tema medio loco que decía ‘Shak, shak’. Y le dije: ‘¿Viste lo que dice esa canción, boludo? Dice ‘Chaco’. Es un genio el tipo que hizo ese tema sobre nuestra provincia. Le preguntamos al DJ cómo se llama la canción, y nos contestó: ‘The Chacal’. Nos miramos y dijimos: ‘¡Entonces Chaco es nuestra!’”.
Algo similar pasó con su mega hit “Abarajame”. “Nosotros nos decíamos: ‘Abarajame la bañera, boludo’. Nos tirábamos esa frase, no sé qué era. En algún momento surgió, y la teníamos ahí”, relató Emma. “Me fui de vacaciones a Uruguay solo, a un camping, en el año 94: tenía 19. Y en la carpa en la que estaba, empecé a escribir con un álter ego: ‘Mi nombre es Culero Connor, soy cruza de portillo y de perra. Me gritan cuidado con las fieras. Yo tengo hijos en los ocho continente, y a todos ellos les saqué los dientes. Con eso yo construí un gran puente’. Ése es un puente que está en Uruguay que da cierto vértigo genital. Cuando vuelvo del viaje, le muestro a Dante y él me dice que también creó un álter ego: ‘Soy groova chaco, be careful vato. No te hagas el macho, con mis palabras te machaco’. Esas cosas nos sorprendían”.
Grabado en La Diosa Salvaje, el estudio de Luis Alberto Spinetta, el disco fue producido por el ingeniero de sonido Mariano López y por el músico Carlos ‘Machi’ Rufino, otrora bajista de proyectos como Invisible. Tanto Dante como Emmanuel empezaron a agarrar los instrumentos en su segundo disco, Horno para calentar los mares. Faena que reforzaron en la secuela, donde tocaron desde la guitarra (acústica y eléctrica) y el bajo hasta la percusión. Pero no estuvieron solos. Los respaldó una troupe selecta de músicos en la que destacaron Fernando Nalé (bajo), Gabriel Albizur (guitarra), Gistavo Spinetta (percusión), Javier Malosetti (contrabajo), Déborah Dixon (voz en los temas “Jaguar House” y “Abismo”) Nico Cota (percusión) y Fernando Samalea (batería).
“Ese disco fue una oportunidad hermosa que tenía que ver con mi espíritu futurista de entender que los jóvenes tienen que tomar la punta de lanza”, afirma Samalea. “Aprendí un montón con ellos. Desde ya que eran los primeros hombres en la Argentina en animarse a mover las caderas en una escena de rock que a veces era reticente a la danza. Acá, en esa época, estábamos todos con el rock inglés, y lo de ellos no se veía tan así. Fue un momento revolucionario para la música nacional. Dante y Emmanuel abrieron las puertas para que vinieran un montón de nuevos artistas jóvenes a hacer eso. Combinar el rap, pero no el rap negro de Nueva York. Era algo con personalidad propia. El imaginario de la letra era asombroso, así como sus videos”.
Si bien las sesiones del álbum duraron entre enero y abril de 1995, algunos meses antes ya habían entrado al estudio. “Estábamos ensayando Horno para calentar los mares para los shows en vivo, y se dio una cuestión de amistad con ellos dos”, recrea el icónico baterista. “Ahí conocí a Fernando Nalé y Gabriel Albizur, y en un momento tuvieron la chance de grabar el nuevo disco a través del sello Polygram. Ya ni me acuerdo de la disquera. Entonces era natural que fuese parte. El lenguaje lo conocía porque yo venía muy motivado con las movidas de los 90. Era un momento en el que escuchaba a Ice Cube, Beastie Boys y Run-D.M.C. Y eso se ajustaba bastante bien a todo lo que pasó con el funk de los años 70, las bolas de espejo y demás. Congeniamos de una forma natural y desde ya que fue una oportunidad enorme”.
Samalea no sólo integró la banda que grabó Chaco, sino que también hizo su aporte en la sesión fotográfica, junto a Yamila Melillo y Nora Lezano. “La foto de la tapa (está ilustrada por una mujer de origen asiático cargando a su bebé, alrededor de mediados de los años 70) la encontraron en un álbum de fotos que creo que compraron en un mercado de pulgas”, aclara Lezano. “Yo hice uno de los retratos internos porque otros los hizo Samalea. En esos años, me hice fan de los Kuryaki e iba a verlos a todos los shows. Yo les tomaba fotos, los revelaba en casa y se las llevaba al siguiente recital. Aún vivía con mis padres, y revelaba negativos (aún era la época de los rollos) y los ampliaba en el baño. Y un día me dijeron. ‘Estamos por grabar un disco. Hacenos las fotos'”.
Los cortes promocionales de ese repertorio fueron “Abarajame”, “Jaguar House”, “Remisero”, “Abismo” y “Húmeda”. Y cada uno tuvo su videoclip (el de “Abarajame”, por ejemplo, lo dirigieron Alejo Taube y Alejandro Hartmann), que encontraron en MTV Latino su amplificador continental. Al menos así los descubrió Ana Tijoux, icono del hip hop chileno. “Ver esos videos era una experiencia increíble, con ellos armando como una película china”, comparte la música. “Fue súper interesante todo lo que hicieron, al punto de que creo que marcaron una era que fue súper estética. Ellos diseñaron un funk súper estético argentino que vino a romper con una cosa, rompió con el pasado. Y lo mejor de todo es que, mientras ellos hacían eso, yo los bailé hasta más no poder. No sólo yo, sino toda mi generación”.
En 1995, Chaco, que fue coeditado por el sello discográfico de la banda, Gigoló Productions, ganó como “Disco del año” en las principales encuestas musicales de fin de año, al tiempo que la dupla cumplió su sueño de presentar su obra maestra en Resistencia, la capital chaqueña. “Chaco es un resumen de lo que nos pasó musical y socialmente en los últimos tiempos”, confió la agrupación poco después de la salida de su tercer material de estudio, que llegó a vender 250 mil copias y alcanzó el Doble Platino nada más que en la Argentina. “El disco propone una nueva mente en la que no haya lugar para las discriminaciones ni la opresión. De ahí sale el nombre Chaco, que es una de las pocas provincias de la Argentina en donde todavía habitan aborígenes”.
El éxito continental del disco decantó al año siguiente en su MTV Unplugged: Ninja Mental, posterior a levantar el MTV Award en la categoría “Mejor Video Nuevo”. Y en 1997 apareció el disco que consideran el clímax de su carrera: Versus. “Versus plantea la confrontación de Chaco”, le explicó Dante a este diario. “De Chaco a Versus hay un abismo de diferencia en lo que hacemos. Chaco está buenísimo, pero en Versus éramos una banda mucho más grossa, y la gente capaz no lo entendía tanto. Entonces nos vimos casi exiliados, por momentos. Pasamos a tener menos de la mitad de gente viniendo a ver nuestros shows, y nos iba mejor en México y Colombia. Entonces pasamos a tocar más en otros países. Después, el tiempo ajustició esa cuestión”.