La empresa Luna Park S.A. informó a la prensa que “es absolutamente falso que se vaya a demoler el estadio, tal como ha circulado en algunos medios; la historia del Luna Park es una historia de transformaciones, remodelaciones y reciclaje, y esta no es más que otra etapa en este proceso de renovación continua”. En el comunicado buscan subrayar su “compromiso con la preservación del valor histórico y cultural de nuestro estadio”. Y en este contexto han “finalizado un proceso de selección del futuro operador del estadio”, elegido entre distintos “actores del mercado nacional e internacional”. El Luna Park fue declarado Monumento Histórico Nacional en 2007 y a partir de entonces, la Comisión Nacional de Monumentos, Lugares y Bienes Históricos estuvo a cargo su tutela patrimonial. 

La empresa informó que el proyecto de remodelación fue presentado y aprobado por ese organismo para intervenir el edificio y ponerlo en valor, preservarlo y renovarlo, “modernizando sus instalaciones y corrigiendo desajustes estructurales para prepararlo para el futuro”. La idea es que esto contribuya a revitalizar el microcentro porteño, “fomentando una mayor actividad cultural y turística en la zona”. El comunicado fue en respuesta a la polémica desatada el jueves pasado porque el proyecto de modificación presentado por el Arzobispado de Buenos Aires y el empresario Diego Finkelstein, fue aprobado en tiempo récord durante el receso vacacional y sin modificaciones por la Comisión Nacional de Monumentos. La decisión causó revuelo debido a que el estadio tiene prohibida su demolición y no podría tener ni siquiera cambios internos o de volumen original. Sin embargo, el proyecto aprobado plantea que la capacidad del estadio se extienda de 8.400 a 13.000 espectadores.