Javier Milei nació un 22 de octubre;
por lo tanto... ¡es de Libra!
¡vaya coincidencia!
Rudy
Soy de Libra. Mi cumpleaños es en octubre, en la primera quincena, y aunque no crea en el Zoodíaco, si alguna vez lo consultare, sería "Libra", el de la balanza en movimiento, el que está siempre buscando el equilibrio justo pero nunca lo consigue, el que está en el aire (junto a Géminis y Acuario), mi signo de preocupación.
Y quizás tengo suerte en ser tan escéptico. Porque no tengo pruebas a favor, pero tampoco en contra, de que algún medio especializado en el tema no haya publicado la siguiente predicción:
"LIBRA. Negocios: Oportunidad en puerta. Le ofrecerán la posibilidad de hacer una buena diferencia (en contra) apostando, perdón, invirtiendo todos sus ahorros en una criptomoneda del mismo signo que usted. No la desaproveche. Invierta ahora, llore después. Salud: Evite sobresaltos, no coma sapos ni tome cloroquina ni timbee con la guita que tenía preparada para su vejez. Viajes: Ese crucero que pensaba tomar se cancela repentinamente por una inesperada situación económica derivada de una mala inversión suya. Amor: Si quiere conservar a su pareja, no le dé consejos financieros basados en tuits. Sorpresa: ¿En serio le hiciste caso a Jamoncito? ¡Boluuudo!
Como ya expresé, querido lector, no soy lector de esos medios. Tampoco del horóscopo chino, donde seguramente esta fue una gran semana para el Sapo. Pero no todo el mundo tuvo la misma suerte que yo. He escuchado el penoso lamento de un "influencer" del país del Norte, que ha perdido, según dice, un millón (asumo que son dólares, y no patacones), por seguir el ¿consejo, sugerencia, estímulo, propuesta que no se puede rechazar, sutil indicación? de nuestro primer autoritario, y no puedo dejar de asombrarme: un tipo se las da de "influencer", que es como decir "flautista de Hamelin", porque cuando dice algo hay muchos que lo siguen, y de eso vive, o sea que tiene que tener cierto carisma y al menos un par de neuronas funcionando. Además, esa persona, para perder un millón de dólares primero tiene que haberlos ganado, o heredado, o logrado que alguien se los prestase, o tener gente que confíe en él e invierta en su empresa. ¿Un ser humano con cualquiera de esas características invertiría, no ya un millón, sino cien, uno, un centavo de dólar en una propuesta financiera hecha por el presidente de una república, que en su calidad de tal no puede hacer negocios, y mucho menos hacer propaganda, y que además hizo campaña prometiendo más que nada destruir al mismo Estado que debe gobernar?
¿No conoce usted, lector (yo sí), a gente que lo ha votado "porque esa barbaridad que dijo que iba a hacer es imposible que la haga" ?. ¿O sea que confiaron en él sobre la base de que lo que prometió fuera mentira? ¿No fue el mismo Primer Autoritario quien dijo: "Cheeee, no me tomen tan en serio, a mí me gusta usar metáforas"? Seguramente, gran parte de sus votantes (y muchos de los que no lo votaron) andarán buscando el significado de la palabra "metáfora" en el diccionario, y quizás muchos crean que es "decir una cosa por otra". Si la palabra dicha y la reemplazada quisieran decir lo mismo o algo muy parecido, esa definición no sería incorrecta. Pero si quisieran decir otra cosa, entonces no se trata de una "metáfora" sino de una "mentira". En todo caso, no es necesario conocer el significado de la palabra "metáfora", pero sería bueno que el de la palabra "mentira" sí lo conozcamos, hayamos votado a quien hayamos votado.
El propio presidente se encargó de desmentirse a sí mismo y de echarles a culpa a los opositores, a las fuerzas del mal, al lado oscuro de la fuerza, a la kriptonita, a los demás signos del Zoodíaco, a los del horóscopo chino, a los soldados israelíes, a los chinos, a la inteligencia artificial, a los marcianos, a los mapuches, a las mujeres al borde de un ataque de nervios, a las universidades, a las diversidades, a los influencers, a los incongruenters, a los peronisters… O sea: menos a él mismo y a su sister… ¡a todos y todas!
Y la verdad es que tiene razón en estar muy enojado, aunque quizás el blanco de sus iras pudiera ser él mismo o quien le haya aconsejado, desde el más allá o desde el más acá, tuitear lo que nunca debió tuitear. A ningún mandatario serio una cosa así le hubiera costado el cargo, pero ningún mandatario serio hace una cosa así. (Lo de CFK preguntando a qué hora cierra Rapanuí, querido libertario que me lees, no es comparable: ella ya no era presidenta, y además nadie perdió su fortuna por eso, a lo sumo ganó algunos gramos de peso o elevó un poco la glucemia).
¡Y el Licenciado A. todavía se está reponiendo de la columna del sábado pasado!
Sugiero acompañar esta columna con el video “Yo no sabía” de Rudy-Sanz