El presidente Javier Milei habló este sábado en la CPAC y realizó su defensa irrestricta de un modelo de lucha contra el Estado y el alineamiento total con Donald Trump y Elon Musk. Además, dijo que si no fuera por el Mercosur, implementaría la misma política arancelaria de Estados Unidos, además de tener un tratado de libre comercio con Washington, aludió a que el coronavirus salió de un laboratorio, repudió a Hamas y omitió mencionar el conflicto en Ucrania. De la criptoestafa, claro, tampoco dijo una palabra.

Ante los asistentes a la cumbre neconservadora, el mandatario argentino insistió en su ida expuesta hace un mes en el controvertido discurso en el Foro de Davos de que “estamos en un punto de inflexión en la Historia” y al modo hegeliano apuntó que “el espíritu de la idea se materializa en personas con un hilo conductor invisible”. A diferencia de lo que pasó en Suiza, no equiparó homosexualidad con pedofilia.

La llama que llama

“Así como en los años 30 se apagaba la llama de la libertad, hoy podemos decir que la era del Estado omnipresente ha terminado”, siguió en su habitual diatriba en la que solamente debe haber Estado para defender el derecho a la vida, a la libertad y a la propiedad privada.

“Tenemos como enemigo una clase política que saca cada vez más dinero de los ciudadanos con los impuestos”, y remarcó que así “pretende regular cada aspecto de la vida de la gente” a través de “un modelo estatal ilimitado”.

Añadió que “esto incluye a los partidos políticos tradicionales y que esto fue así “hasta la llegada del presidente Donald Trump”, a quien definió como “un outsider, igual que yo”. Equiparado con el magnate, expresó que “sabemos que el cambio es más importante que el poder por el poder mismo”.

Subrayó que “el único camino racional es achicar el Estado hasta su mínima expresión posible”, en una discusión política en la cual “el poder es un juego de suma cero, todo el poder que tenga el Estado no lo puede obtener la sociedad al mismo tiempo”. Y agregó que “no creemos en soluciones parciales, si actuamos así, volverá el Estado”.

En defensa de Musk

En otro pasaje, describió a sus adversarios como totalitarios que impulsan “arrestos a ciudadanos en Europa por expresarse en redes sociales” y fustigó como “hipócritas” a quienes acusan a Elon Musk “de intervenir en elecciones en otros países", en medio de una “agenda de paranoia climática” que incluye “la investigación del virus que derivó en el covid 19”.

Milei insistió en que “lo único que logra el globalismo es darle dinero de la clase pobre de un país rico a la clase rica de un país pobre" y se refirió a la iatrogenia, “el daño que sufre un paciente por atención médica”. A su juicio, “el estatismo hace lo mismo, es el médico que se enriquece por el deterioro del paciente. Con el Estado presente, el Estado te quiebra las piernas, te vende muletas con sobreprecio y te persigue si no pagás”.

En su alineamiento total con Estados Unidos, destacó que “dicen que Trump y yo no somos un peligro para la democracia, pero somos un peligro para ellos, somos su peor pesadilla, venimos por sus privilegios”. Criticó a quienes “quieren boicotear” a Musk por su rol en la desregulación de la economía de Estados Unidos y sostuvo que “nuestro método es como el de Musk, revisar oficina por oficina y descartar lo que no sirva”, al tiempo que justificó así haberle regalado una motosierra al creador de Tesla.

Por una "internacional de derecha"

Afirmó que “a los enemigos de la libertad no se les puede dar un centímetro, como se vio el 7 de octubre de 2023” en el ataque de Hamas a Israel y llamó a formar “una internacional de derecha” en el marco de una “alianza de naciones libres”, omitiendo toda mención a lo que fue su solidaridad del último año con Ucrania, ante el cambio de la Casa Blanca en el apoyo a Volodimir Zelenski.

Finalmente, llamó a que la Argentina tenga “un acuerdo de reciprocidad en materia comercial” como “primer país del mundo” en cuanto a “lo que pide el presidente Trump”. Y aseguró que “si no tuviéramos el Mercosur, ya trabajaríamos en una acuerdo de libre comercio con Estados Unidos".

En el cierre llamó a acabar con “la pesadilla del Estado omnipresente para hacer lo que Occidente saber hacer, que es poner a prueba los límites de lo posible”