Símbolo de Buenos Aires desde su inauguración, el Luna Park aúna en su historia buena parte del deporte (sobre todo el boxeo), la música y la política de la Argentina en el último siglo. Tras los rumores sobre el hecho de que la manzana emplazada entre las calles Lavalle, Madero, Bouchard y Corrientes podría ser demolida para su ampliación, pese a que es Monumento Histórico Nacional, las autoridades han publicado un comunicado donde aseguran que lo que se está haciendo es "intervenir el edificio para ponerlo envalor, preservarlo y renovarlo, modernizando sus instalaciones y corrigiendo desajustes estructurales para prepararlo para el futuro".
Lo cierto es que desde comienzos del siglo XX hasta ahora, el Luna Park es mucho más que un edificio. El Madison Squere Garden del Bajo porteño abrió sus puertas el 6 de febrero de 1932, como idea de Ismael Pace y José Lectoure. En marzo del año anterior, en la vieja cancha de River, 40 mil personas se habían congregado para ver la pelea de box de Justo Suárez y Julio Mocoroa. Suárez, "el Torito de Mataderos", ganó por puntos. Tenía como manager a Lectoure. "Sin el Torito no hubiera existido el Luna Park. Porque gracias al dinero que mi tío ganó pudo construir el estadio", diría muchos años más tarde Juan Carlos Lectoure, el administrador del Luna Park hasta su muerte en 2002.
Boxeadores y nazis
Suárez fue uno de los primeros animadores de las veladas boxísticas en el nuevo Palacio de los Deportes. Allí peleó ante una multitud el 12 de marzo de 1932 ante Víctor Peralta, medallista olímpico en los Juegos de Ámsterdam en 1928. Cayó por KO y fue el comienzo del fin de su carrera como púgil.
En el verano de 1936, el Luna Park fue el escenario del velorio más imponente hasta entonces en la historia argentina. Los restos de Carlos Gardel llegaron al país desde Medellín, donde había muerto en un accidente aéreo el 24 de junio del año siguiente. Miles de personas desfilaron para despedir al cantante.
El 10 de abril de 1938 fue la fecha más ominosa en la historia del estadio. Ese día albergó la reunión nazi más grande que organizara fuera de Alemania. La excusa fue la anexión de Austria, concretada un mes antes. La simbología del Tercer Reich estuvo presente. Si se ven las fotos de ese día y no se supiera que fue en Buenos Aires, se pensaría en un acto en la Alemania de Hitler.
Los años del peronismo
Seis años más tarde, el 22 de enero de 1944, el Luna Park albergó un festival solidario por las víctimas del terremoto de San Juan, ocurrido una semana antes. El festival generó un giro determinante en la historia argentina: el oficial más influyente de la dictadura instalada en junio de 1943, Juan Domingo Perón, conoció a una actriz llamada María Eva Duarte. Los ecos de ese encuentro llegan hasta hoy.
Boxeadores como José María Gatica, Eduardo Lausse y Alfredo Prada convocaron a multitudes en los años del peronismo, y una de las semillas del conflicto con la Iglesia se plantó allí en 1950, cuando se autorizó un acto espiritista en el Luna Park, cosa que no fue del agrado de obispos. Ese mismo año, la Argentina ganó allí el primer mundial de básquet.
Tras la caída de Perón, los dueños evitaron la expropiación que pretendía la Revolución Libertadora. Ernestina Devecchi, la viuda de Lectoure, quedó como responsable del estadio, pero en los hechos se encargó su sobrino, Juan Carlos. Las internas y la historia del recito están narrada con lujo de detalles en Luna Park. El estadio del pueblo, el recinto del poder, de Juan Manuel Bordón y Guido Carelli Lynch.
Récord de audiencia y el poder de Lectoure
Orientado al boxeo, Lectoure logró llegar al cenit el 4 de septiembre de 1965 con la pelea de Gregorio Peralta y Oscar Bonavena por el título argentino de los pesados. Bonavena ganó por KO ante algo más de 25 mil espectadores, lleno total.
Años más tarde, y con Lectoure como manager, Carlos Monzón, peleó varias veces en el Luna Park en defensa de su título de los medianos. Para entonces, primeros años 70, Lectoure era una figura poderosa e intimidante. Alberto Laya, Olímpico, el mítico jefe de Deportes de La Nación, lo sufrió en carne propia y se lo contó a Ezequiel Fernández Moores, que lo reprodujo en Díganme Ringo, su biografía de Bonavena.
La Nación informó que por orden de la dictadura de Lanusse, se televisaría en directo una pelea de Monzón en el Luna Park. Lectoure se indignó con La Nación por difundir eso porque a su juicio iría menos gente a ver la pelea. El periodista le hizo saber que el enojo debía ser para Lanusse, no para él. "Estaba furioso y me mandó decir tres cosas: que no osase volver a pasar ni por la vereda de enfrente del Luna Park, que iba hacer incendiar mi auto y que se iba a coger a mi mujer. Yo en esa época era un calentón. Lo llamé y le dije que era un fantoche y un vanidoso y que lo quería era tener sometidos a los los periodistas. Fue una discusión agria, pero sin puteadas. Le aclaré además que, con respecto a sus amenazas, lo de no pasar por el Luna era un favor porque sería un acto de higiene mental. También lo era su amenaza de de incendiar mi auto: con semejante cascajo, iba a salir ganando con el seguro. En cuanto a eso de cogerse a mi mujer, le dije que realmente dudaba que se saliese con la suya porque, si bien ella había elegido casarse conmigo, era una mujer de buen gusto".
De Billy Bond a Maradona
El 20 de octubre de 1972, Billy Bond y La Pesada del Rock and Roll se presentaron en el Luna Park en un show mítico, recordado por la frase "Rompan todo" con la que Bond habría arengado a sus seguidores a destruir las butacas. Hubo incidentes y decenas de detenidos. Tres años más tarde, Sui Generis se despidió allí en una antológica pesentación.
Apenas instalada la dictadura militar de 1976, el Luna Park albergó el velorio de Bonavena, en mayo de 1976. Cinco años más tarde, ya volcado a espectáculos musicales, recibió a Frank Sinatra, en su única visita a la Argentina.
El 7 de diciembre de 1982 cobijó un acto político: el de Raúl Alfonsín, en un mitin masivo que preludio las grandes concentraciones de la campaña de 1983. Para entonces, el Luna Park languidecía como sede de las grandes peleas de box, en una época de vacas flacas para el pugilato argentino. La última velada fue en 1986. Recién volvería a haber peleas en 2002.
Mercedes Sosa, Julio Bocca, Luciano Pavarotti y hasta el Papa Juan Pablo II convocaron a sus seguidores en el estadio techado. Y Diego Maradona alquiló el Luna Park para su fiesta de casamiento, el 7 de noviembre de 1989. El periodista Gianni Minà, que formaba parte del núcleo cercano del futbolista, vino como invitado y anotó:
"Cuando vi al papá de Maradona con su smoking invitando a su doña Tota a bailar el Danubio Azul en el centro del Luna Park, recordé que él me había contado que muchas veces no tenía dinero para llevar a sus hijos a ver el circo en ese mismo lugar y comprendí que seguramente ésta fue su revancha con la vida. Diego Armando Maradona no estudió en Oxford y puede ser que su modo de presentarse algunas veces nos parezca exagerado, pero el mundo de las comunicaciones es tan snob, que si esto mismo lo hubiese hecho la princesa Carolina de Mónaco o el tenista rubio y nórdico Björn Borg, el comentario hubiese sido: 'qué buen management tiene Borg'. Si lo hace un argentino, ex pobre, pequeño y de cara aindiada, entonces no es lo mismo".
Más cerca en el tiempo, Néstor Kirchner participó de un acto de La Cámpora, en septiembre de 2010, días después de colocarse un stand, cuando faltaba un mes y medio para su muerte.
Política y música se dieron cita en 2024 cuando Javier Milei disertó allí sobre un libro de su autoría y luego improvisó con una banda. Los mejores tiempos del Luna Park ya pertenecían al pasado.