Pocas veces existe la oportunidad de ver con total claridad y tan crudamente, como ocurre con el informe de coyuntura de cadena de valor textil e indumentaria que acaba de publicar la Fundación Pro Tejer. La radiografía expresada en la encuesta de coyuntura del sector refleja un cierre del año 2024 marcada por una caída masiva de las ventas y la producción, un fuerte descenso de la capacidad instalada (que va de la mano de la no realización o abandono de planes de inversión) y el tremendo impacto que esta situación está teniendo en el empleo en el sector.
Se trata de un sector característico de la industria pyme, con 24 mil empresas registradas; uno de los más generadores de empleo en la actividad manufacturera, con 540 mil trabajadores, y el de mayor participación de empleo femenino (69 por ciento).
Los datos corresponden a la comparación entre el cuarto trimestre de este año y el mismo período del anterior. La encuesta abarca a todas las actividades de la cadena, en la cual la mayor parte de empresas se reparten entre tejeduría (26 por ciento), fabricación de indumentaria (17%), acabado (16%) e hilandería (10%).
Un año entero en baja
"Los resultados confirman un año consecutivo de contracción de la actividad", apunta el informe. Es decir, en los cuatro trimestres, los datos de producción y ventas estuvieron por debajo del mismo trimestre del año 2023. En el cuarto, el 62 por ciento de los encuestados reportó caídas interanuales en las ventas y el 67 por ciento, disminución de la producción. Esto significa un menor uso de la capacidad instalada y, obviamente, congelamiento o postergación de cualquier idea o proyecto de inversión en maquinaria o capacidad de planta.
"Esta crisis está impactando en forma conjunta en todos los rubros de la cadena de valor: desde la fabricación de hilados, telas, indumentaria y la comercialización de máquinas, insumos y bienes finales", indica el informe.
Si se observan las respuestas positivas, se verifica que sólo 12 de cada 100 empresas señala que en el último trimestre de 2024 vendió más que en el último de 2023, y 9 de cada 100 firmas registró aumentos en su producción y en el uso de capacidad instalada. Una muy escasa minoría que, consecuentemente, no modifica la caracterización de crisis para este sector industrial.
Es notable comprobar que, al preguntar a los empresarios sobre las razones que explican la caída de la producción, un 80 por ciento coincide en identificar al poder adquisitivo de la población como factor relevante. Con posibilidad de dar respuesta múltiple (identificar más de un factor como relevante), el 43 por ciento señala como causante la participación de bienes importados en el consumo. Este segundo factor aparece con más fuerza en el cuarto trimestre que en las encuestas anteriores.
El tercer factor relevante señalado por los empresarios como determinante de la caída de la producción (39 por ciento de los consultados) es "la apreciación cambiaria". Es decir, los tres factores que son determinantes para la decisión empresaria de bajar la producción tienen que ver con las condiciones de la demanda, y no de la oferta. Pero, además, los tres están estrechamente vinculados a las políticas económicas del gobierno: política de ingresos, de apertura comercial y cambiaria.
Efectos de la política recesiva
El informe de coyuntura de la cadena textil-indumentaria sirve para entender el impacto directo de la política económica sobre la actividad productiva y, fundamentalmente por el sector del que se trata, en el empleo, como se verá más adelante.
Por más que el gobierno niege la caída del poder adquisitivo de la población, a través de estadísticas falaces de evolución salarial que el ministro Caputo celebra como un éxito, la respuesta del 80 por ciento de industriales señalando al poder adquisitivo como factor más relevante en la caída de la producción y las ventas marca esa realidad distinta.
Otros factores relevantes mencionados en la encuesta quedan en lugares relegados: el 21 por ciento incluyó "Políticas sectoriales para la industria", mientras que el 16 por ciento mencionó "Costos de materias primas e insumos". Está claro que las políticas de incentivo a la oferta pueden jugar un rol importante en favor de la producción, pero en situación críticas como la actual asentadas en la caída de los ingresos de la población, sin resolver esto último lo demás será inútil.
El impacto sobre el empleo
La situación del empleo en el sector, ya sea por pérdida de puestos de trabajo o reducción de ingresos, no podía permanecer ajena a la crítica situación de la actividad. El 64 por ciento de los encuestados admite haber tenido que tomar alguna medida que afectó el empleo durante el año 2024.
El 47 por ciento del amplio espectro de empresas encuestadas redujo la cantidad neta de puestos de trabajo durante el año (comparando las plantillas de diciembre de 2024 con las de diciembre de 2023). El 30 por ciento lo hizo directamente por vía de despidos. El 8 por ciento informa que no renovó contratos de trabajo.
Con distintas modalidades, muchas empresas recurrieron al achicamiento de las jornadas laborales. El 42 por ciento dispuso la cancelación de horas extra. Mientras que un 19 por ciento de empresas decidió el cierre de turnos de producción. Un 13 por ciento definió suspensiones de personal en algún momento del año, en tanto que 20 por ciento dispuso adelantos de vacaciones.
Vale recordar que una misma empresa puede haber tomado dos o más de estas decisiones con su personal, por lo cual las cifras no son sumables. En cambio, sí se verifica como resultado de la encuesta que solo un 36 por ciento de las empresas no debió tomar ninguna acción de las mencionadas sobre el personal.
Apenas el 9 por ciento de las firmas consultadas reporta haber incrementado su personal entre diciembre de 2023 y el mismo mes de 2024.
Salir de la pobreza
A modo de conclusión, el informde de coyuntura de Pro Tejer expresa: "Revertir la compleja coyuntura que atraviesa la industria textil e indumentaria argentina e impulsar su desarrollo, debe ser un eje fundamental si lo que se busca es sacar de la pobreza a la población y asegurar un sendero de crecimiento sostenido para nuestro país".
"La industria textil e indumentaria es crucial para la economía argentina", advertían en un informa anterior. "Es esencial implementar políticas integrales que mejoren su competitividad y evitar así el desmantelamiento del entramado industrial nacional. Sin industria, no hay trabajo para todos".