La voz se expande desde un parlante. “Soy Vera Jarach, Madre de Plaza de Mayo Línea Fundadora. Madre de Franca, que a los 18 años fue secuestrada y asesinada por la dictadura militar. Los convocamos a defender la democracia y, con ella, la memoria, la verdad y la justicia y los derechos que tanto nos costó conseguir. Llamamos a todos a hacer realidad la unidad que necesitamos para enfrentar el fascismo y el racismo de (Javier) Milei. El futuro es hoy”. Todos y todas escuchan con atención en el primer piso de la Facultad de Ciencias Económicas (FCE) de la Universidad de Buenos Aires (UBA), donde llegaron convocados por la mesa de organismos de derechos humanos para pensar estrategias para hacerle frente al gobierno de La Libertad Avanza (LLA).
Hace tiempo, los organismos de derechos humanos decidieron llamar a los gremios y a las organizaciones sociales para trazar un plan para salir del atolladero que significó la llegada de Milei a la Casa Rosada. En 2024, un encuentro en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad (FSoc) dio pie a distintas iniciativas para dar la disputa tanto en la calle como en los tribunales y en el Congreso.
El 4 de febrero pasado, hubo una reunión en la Casa de las Madres de la Línea Fundadora en la que se terminó delineando la convocatoria para este sábado. Desde las 10 de la mañana, los participantes se congregaron para discutir en distintas comisiones cómo caracterizar este período y qué tácticas sugerir para recuperar la iniciativa de los sectores populares en tiempos en los que los discursos negacionistas sobre los crímenes de la dictadura se conjugan con la justificación de la represión actual y el ataque a los derechos económicos, sociales y culturales.
El debate fue extenso. Después de las 14 se dieron cita en el Patio de la Democracia, en el primer piso de la sede de la calle Uriburu, para poner en común las conclusiones. Algunos dirigentes políticos pasaron a debatir. Entre ellos, el exdiputado socialista Jorge Rivas, la dipùtada nacional de Unión por la Patria (UxP) Paula Penacca y su colega Mario “Paco” Manrique –también secretario general adjunto del Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor (SMATA). También dio el presente Alejandro Gramajo, de la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular (UTEP).
En primera fila estaba el sociólogo Daniel Feierstein, investigador principal del Conicet y uno de los expertos que hace décadas trabaja con los organismos de derechos humanos para pensar la experiencia argentina a través de la categoría de genocidio. Durante el macrismo, Feierstein y los integrantes de su cátedra habían sido impulsores de un encuentro, desde la academia, con los organismos y los movimientos sociales.
Adriana Taboada, referente de la Comisión Zona Norte por la Memoria, la Verdad y la Justicia, empezó a compartir las conclusiones de su comisión. Una de las preguntas es si corresponde decir que el gobierno de Milei es fascista -consigna que aglutinó a múltiples sectores el 1 de febrero pasado en la movilización que se organizó después de la irrupción violenta del Presidente en el foro económico de Davos.
“No es importante discutir si es fascismo o no. Es una caracterización convocante”, concluyeron en ese grupo, que también habló de la necesidad de dar una respuesta desde la transversalidad para disputar las calles, como sucedió con la marcha antifascista, las convocatorias en defensa de los jubilados y las movilizaciones por la universidad pública. También insistieron en que se debía continuar interpelando a los representantes en el Congreso para lograr derogar los poderes excepcionales que logró el libertario.
“Necesitamos un debate”, afirmó Mabel Careaga, referente de Familiares y Compañeros de los 12 de la Santa Cruz, sobre cómo caracterizar al gobierno de Milei. Mabel –una de las hijas de Esther Ballestrino de Careaga, una de las Madres marcadas por Alfredo Astiz en la Iglesia de la Santa Cruz, llevadas a la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) y arrojadas vivas a las aguas del Mar Argentino– fue quien compartió las conclusiones de la segunda comisión en la que se habló de la necesidad de confluir en un frente que no sea electoral sino de acciones. Allí insistieron en que había que lograr que los enfrentamientos que venían siendo parciales contra la administración de LLA se convirtieran en resistencias sectoriales.
Careaga también contó que una de las participantes había planteado la necesidad de empezar a pensar en un proyecto de futuro, centrado en la vivienda y en cómo van a hacer los más jóvenes para vivir. “Estamos para construir una sociedad que nos permita ser felices”, resaltó.
En el público había trabajadores de sitios de memoria –que vienen siendo jaqueados por la política de despidos de la Secretaría de Derechos Humanos. Estaba también Teresa Laborde Calvo, que nació mientras los represores trasladaban a su mamá, Adriana Calvo, de la comisaría 5ª de La Plata al Pozo de Banfield. Teresa resaltaba que hace falta que tengan más espacio las voces jóvenes para discutir esa agenda de futuro y los temas del presente.
Eduardo Tavani, referente de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH), llevó el abrazo de Taty Almeida, presidenta de Madres de Plaza de Mayo -Línea Fundadora, para todos los asistentes y convocó a todos los integrantes de la mesa de la organismos para las palabras finales del encuentro. Antes repasó una agenda compacta para el próximo mes, que termina con las marchas del 8 de marzo y del 24 de marzo. “Que ese día sea una marcha multitudinaria y que llenemos todas las plazas del país”, pidió.
–Nos vemos en abril– repitieron los referentes de los organismos de derechos humanos, dejando en claro que este espacio de intercambio llegó para quedarse.
Antes de irse, Mabel Careaga insistió: “Ésta es una convocatoria para toda la ciudadanía”.