En la novela de ficción distópica 1984 , Geroge Orwell narra cómo El Gran Hermano ejerce un control absoluto sobre la información moldeando la realidad a su antojo. Si bien hoy no vivimos bajo regímenes totalitarios, el control de la información y de la tecnología por parte de unas pocas corporaciones (Google, Meta, Tesla) dan lugar a un tipo de organización social y productiva que dista bastante de la necesidad de construir un estado de bienestar para el siglo 21. A este nuevo tipo de organización basada en el monopolio de la tecnología, que genera una dependencia casi feudal de los usuarios y las empresas más pequeñas con estos gigantes, algunos pensadores la denominan tecnofeudalismo.

Este nuevo modelo, que supone también la apropiación de recursos naturales, inversiones gigantescas, y la especulación financiera como herramientas de propagación, ha sufrido un importante revés que no debemos dejar pasar por alto para repensar cómo generamos un estado de bienestar que dé cuenta de las necesidades de este tiempo histórico. Dicho revés fue propinado por la aparición de DeepSeek. Pero el revés no solo es de dimensiones económicas dada la estrepitosa caída de su valor que sufrieron las empresas occidentales del sector con su aparición. DeepSeek es una IA que, por sus características y costos, podría ser un rayo de esperanza para la democratización del conocimiento y frenar la concentración de información, tecnología y en consecuencia de poder en pocas manos.

La particularidad principal (además de ser abismalmente más barata que la tecnología creada por los grandes monopolios) para pensar DeepSeek como una herramienta que potencie la democratización del acceso a la IA es que funciona con código abierto, lo que significa que su código fuente está disponible públicamente para que cualquier persona pueda verlo, modificarlo, distribuirlo y utilizarlo libremente. Esto contrasta con el software propietario, donde el código fuente es secreto y solo la empresa o entidad que lo desarrolla tiene control sobre él. Esta característica de open source, no solo obliga a replantear el esquema de negocios de grandes inversores y especuladores tecnológicos, sino que permite a personas y pequeñas empresas acceder a una tecnología que les era vedada reduciendo su dependencia con dichas empresas. El desafío es generar un mundo donde un investigador independiente, un artista o un emprendedor tengan acceso a las mismas herramientas que las grandes corporaciones, sin tener que ceder sus datos o pagar costosas licencias. Ese es el potencial democratizador de esta IA de código abierto.

Pero la clave para que dicha tecnología auspicie como democratizadora del acceso a la IA es cómo se implemente. Como dice un reconocido cantautor, la máquina la hace el hombre y es lo que el hombre hace con ella.

Es crucial para que esta tecnología funcione como democratizadora y no termine siendo controladas de manera monopólicas, que sea regida por principios éticos. Para ello es indispensable que, tanto desde los estados nacionales, como desde los bloques regionales, se trabaje sobre la construcción de marcos regulatorios que protejan los derechos de los usuarios, eviten abusos y marquen lineamientos éticos tendientes a respetar y salvaguardar la dignidad humana. Y que ponga a estos desarrollos tecnológicos no a disposición de las ganancias indiscriminadas de unos pocos, si no del bien común y el bienestar de la población, ayudando a reducir brechas digitales, igualar el acceso a la tecnología, evitar el surgimiento de nuevas desigualdades o reforzar las ya existentes.

La aparición de DeepSeek, y de tecnología con esta característica, nos presenta la posibilidad de repensar el futuro de la tecnología. Si aprendemos de las lecciones de la historia donde se permitió el monopolio de la tecnología y sus consecuencias para el tejido social, y actuamos con responsabilidad y regulaciones, podemos estar ante la posibilidad de construir un mundo donde la tecnología de punta esté al alcance de todos y todas y no de señores tecnofeudales. Solo cabe preguntarnos, ¿estamos dispuestos a luchar por ese futuro?  

* Presidenta de la comisión de Derechos Humanos del Parlasur.