La llegada del presidente estadounidense, Donald Trump, al poder en enero dio un vuelco a la guerra de Ucrania, que este lunes cumple su tercer año con un confuso horizonte. Por el momento, Kiev está contra las cuerdas, entre la coerción de Washington, ávido por cobrarse en recursos minerales estratégicos su apoyo presente y futuro, y la superioridad del ejército ruso, que sigue su avance para imponer sus reglas en unas eventuales negociaciones de paz.

La entente cordial alcanzada entre Trump y el presidente ruso, Vladímir Putin, ha puesto en duda incluso la legitimidad del jefe de Estado ucraniano, Vladimir Zelenski. El presidente estadounidense lo ha llegado a calificar de dictador y de negociador "sin cartas". Lo peor es que Trump ha dejado de facto a Zelenski como un actor secundario en el proceso de negociación que se está abriendo con Rusia, del que también han sido apartados los aliados europeos de Kiev.

Zelenski juega sin cartas, dice Trump

Trump señaló esta semana que está cansado de la gestión que está haciendo Zelenski de la guerra. "Lo he estado observando durante años y lo he visto negociar sin cartas. No tiene cartas y te cansas", dijo hastiado el líder estadounidense en una entrevista con Fox News Radio.

El Kremlin también se ha pronunciado contra la participación de Ucrania y los países europeos en las incipientes negociaciones, que, para Moscú, corresponden a Trump y Putin. "El diálogo está teniendo lugar entre dos presidentes verdaderamente notables. Es prometedor. Es importante que nada se interponga en la aplicación de su voluntad política", indicó este domingo el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov.

Trump ha dejado de facto a Zelenski como un actor secundario en el proceso de negociación con Rusia

Sobre la ausencia por el momento de Ucrania en el proceso negociador, que contempla incluso una próxima cumbre entre Trump y Putin en Arabia Saudí, el presidente estadounidense fue contundente: Zelenski "ha estado en reuniones durante tres años y no se consiguió nada, así que no creo que sea muy importante que esté. Miren lo que le pasó a su país. Ha sido demolido".

Tres años de destrucción

Efectivamente, esta es la realidad de tres años de guerra tras la invasión lanzada por Moscú ese 24 de febrero de 2022. Han muerto decenas de miles de soldados en ambos bandos (cientos de miles según otras apreciaciones) y más de 12.000 civiles en el mayor conflicto militar ocurrido en Europa desde la II Guerra Mundial. Además, Ucrania tiene gran parte de su economía arrasada y apenas apuntalada por la ayuda occidental.

En los últimos seis meses de guerra, más de 200.000 personas tuvieron que escapar de sus hogares, sobre todo en las áreas cercanas a los combates más encarnizados, en el este ucraniano, donde se ha acelerado la ofensiva rusa. La actual marcha de la guerra podría dar a Moscú en cuestión de meses todo el control de Donetsk y le permitiría avanzar incluso en la región de Járkov, además de afianzarse en Zaporiyia y Jersón. Lugansk ha sido ocupada casi en su totalidad por el ejército ruso.

En los últimos seis meses de guerra en Ucrania, más de 200.000 personas tuvieron que escapar de sus hogares

La Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) considera que la guerra ha provocado el desplazamiento de sus hogares de cerca de 10,6 millones de ucranianos, es decir, una cuarta parte de la población que había antes de comenzar la invasión. De esa cifra, 3,7 millones de personas están desplazadas dentro de Ucrania y 6,9 millones de ucranianos se han convertido en refugiados en otros países, la mayoría en Europa.

Los bombardeos rusos han dañado o destruido totalmente más de dos millones de hogares, el 10% del total. Los ataques a las infraestructuras críticas, es decir, los sistemas eléctricos, de suministro de gas y de agua, han dejado un panorama desolador con millones de personas sin acceso a la electricidad en pleno invierno.

Los bombardeos rusos han dañado o destruido totalmente más de dos millones de hogares, el 10% del total

Además, "cinco millones de personas (sobre todo cerca de la línea del frente) están recurriendo a mecanismos de supervivencia, sacrificando sus propias comidas para que sus hijos puedan comer. Otros se están endeudando para comprar suficientes suministros de alimentos para alimentar a sus familias", informó este domingo el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de Naciones Unidas.

En Ucrania, según ACNUR, cerca de 12,7 millones de personas, esto es, un tercio de la población, necesitan asistencia humanitaria.

El pacto entre Trump y Putin sentencia la pérdida de territorios por Ucrania

En estos tres años de guerra, Rusia se ha apoderado de una quinta parte de Ucrania, incluida la península de Crimea anexionada en 2014, ha blindado las posiciones rusas en la línea de frente y sigue expandiendo ésta en las regiones de Donetsk y Zaporiyia, con una resistencia feroz ucraniana, pero que se podría venir abajo si Estados Unidos retira su apoyo armamentístico, como ha amenazado muchas veces Trump.

Estas amenazas podrían materializarse ahora de manos del acercamiento entre los presidentes estadounidense y ruso. Al contrario que ocurre con Zelenski, cada día objeto de renovados desprecios, Trump y Putin mantienen una relación de mutuo respeto, lo que les ha llevado a acordar que la guerra de Ucrania solo podrá resolverse con un pacto entre superpotencias, con el resto de actores de simples comparsas.

En estos tres años de guerra, Rusia se ha apoderado de una quinta parte de Ucrania

Trump ha dejado claro qué es lo que quiere de Ucrania si ésta aspira a la ayuda militar estadounidense una vez alcanzada la paz. El pasado día 12, el secretario del Tesoro de EEUU, Scott Bessent, entregó en Kiev a Zelenski un borrador de un acuerdo para garantizar la continuidad del apoyo estadounidense a cambio del acceso a los minerales críticos ucranianos, que incluyen metales estratégicos y tierras raras, y cuyo valor podría ascender a medio billón de euros.

Zelenski se ha negado de momento a firmar tal acuerdo, por sus draconianas condiciones que dejan a Ucrania prácticamente a merced de las empresas estadounidenses y de la Casa Blanca en unos momentos en que ésta parece más cercana al Kremlin que a sus aliados en Kiev y Bruselas.

La ayuda europea no cambia el curso de la guerra

En el último año de guerra, el apoyo armamentístico y la ayuda civil por parte de los países europeos se incrementó. La decisión del hasta enero presidente de Estados Unidos, Joe Biden, de permitir el uso de misiles de largo alcance para atacar territorio ruso, fue secundado por países como Reino Unido, Francia e Italia, que suministraron ese tipo de armamento, además de aviones, sistemas antiaéreos y todo tipo de armas.

Pero de poco sirvió este impulso para cambiar el curso de la contienda, inclinado hacia el lado ruso gracias a la economía de guerra implantada por el Kremlin.

Tampoco ayudó demasiado la invasión ucraniana del sur de la región rusa de Kursk, fronteriza con Ucrania, a principios de agosto. Medio año después, los rusos no han logrado recuperar todo ese territorio, aunque han reducido la zona dominada por Kiev a unos 400 kilómetros cuadrados, menos de un tercio de lo que invadieron.

La contienda se decide en el este

La guerra se está decidiendo en el este de Ucrania. Allí es donde los combates son más duros. Los rusos se encuentran en las afueras de Pokrovsk, una localidad clave cuya caída en manos del Kremlin precipitaría la ocupación de la totalidad de Donetsk.

La toma de Pokrovsk pondría en peligro los pocos bastiones que aún tiene Ucrania en esa región, en concreto Sloviansk y Kramatorsk, las dos ciudades donde se produjeron en 2014 las rebeliones prorrusas contra Kiev respaldadas por Moscú.

Es además una zona rica en minas de carbón y tierras raras que han tomado una gran importancia en el último mes, después de que Trump mostrara ese interés para adjudicárselas en caso de que se alcance una paz en Ucrania.

Además, el ejército ruso podría estar preparando una nueva ofensiva a gran escala para reforzar su posición ante unas negociaciones. Este sábado, Putin se reunió con el Consejo de Seguridad de Rusia y el jefe del Estado Mayor ruso, Valeri Guerásimov, hizo una visita relámpago al frente para inspeccionar las tropas.

Como refuerzo de estos movimientos en la cúpula política y militar rusa, en la madrugada del domingo, el ejército ruso lanzó sobre Ucrania la mayor oleada de drones de ataque desde que comenzó la invasión. Según informó el Estado Mayor ucraniano, al menos 267 drones fueron avistados por las fuerzas de defensa. De ellos, 138 fueron interceptados.

Europa y Ucrania lanzan una ofensiva diplomática

La portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, dijo este sábado que había muchas posibilidades de que Trump pudiera llegar ya en la semana entrante a un acuerdo con la aceptación de Ucrania y Rusia para detener la guerra. Un acuerdo, está claro, alcanzado previamente entre Washington y Moscú, y del que se ha dejado a un lado a los países europeos.

Ante esta situación, Bruselas y Kiev han puesto toda la carne en el asador también para esta semana. Este lunes visita Washington el presidente francés, Emmanuel Macron, para insistir ante Trump en la necesidad de que Ucrania y Europa participen en las conversaciones con Rusia.

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, habló este fin de semana con Macron y con el primer ministro británico, Keir Starmer, para subrayar la necesidad de una postura común e insistir en el "apoyo inquebrantable a Ucrania, tanto financiero como militar".

La postura de la Casa Blanca es que los socios europeos serán muy necesarios, pero para la reconstrucción de Ucrania, no para alcanzar la paz. Por eso, Bruselas ha hecho un envite.

Tal y como anunció Zelenski este domingo, Von der Leyen y 24 de sus comisarios participarán este lunes en Kiev en una cumbre a la que acudirán 13 líderes extranjeros y otros 24 lo harán telemáticamente para recordar el tercer aniversario de la guerra y en un postrero intento para forzar la participación europea en las negociaciones entre rusos y estadounidenses.

Este desafío a los planes de Trump podría avivar más el distanciamiento entre Bruselas y la Casa Blanca. Uno de los problemas actuales de la diplomacia europea es que no se da cuenta de que no está tratando con Biden sino con Trump.

También lo olvida Zelenski, quien ahora dice que está dispuesto a dimitir si a cambio se admite a Ucrania en la OTAN, posibilidad rechazada una y otra vez por Trump y que Putin consideraría como una declaración directa de guerra. A este tipo de negociación sin cartas, parecía referirse Trump al hablar de Zelenski.