Durante años, la mayor amenaza percibida para el futuro de 007 fue la apócrifa "policía woke". El escenario imaginado era el siguiente: una turba de bisexuales de pelo arco iris convertiría a Bond en mujer, los martinis de vodka en vino vegano y a Q en, vaya uno a saber, LGBTQ+ o algo así. Horror, esto no ha sucedido y nunca habría sucedido. En su lugar, lo que probablemente acabará con Bond es algo mucho más predecible en 2025: una lenta y triste absorción corporativa, hombres trajeados pisoteando al hombre trajeado más famoso del cine.
El jueves, en una noticia que conmocionó tanto a Hollywood como al fandom de 007, los custodios de la franquicia durante mucho tiempo, Eon, anunciaron que habían cedido el control creativo de Bond a Amazon, tras meses de especulaciones sobre el futuro de la serie. En 2021, Amazon compró MGM, que comparte los derechos de Bond con Eon, en un acuerdo de 8.500 millones de dólares, y al parecer se había frustrado con la lentitud de Eon en el próximo capítulo de 007. Daniel Craig anunció su salida de Bond en 2017 y su última película -Sin tiempo para morir- se estrenó en 2021, pero no ha habido ningún movimiento significativo en una nueva película desde entonces. No se ha escrito un guión, no se ha fijado un director y, lo que es más importante, no hay un nuevo Bond. Según los informes, Eon sólo ha mantenido breves reuniones con un puñado de actores a lo largo de los años para hablar sobre el papel.
Desde el punto de vista empresarial, es comprensible la frustración de Amazon por quedarse de brazos cruzados ante un negocio multimillonario. Pero, al parecer, los planes de Eon para la franquicia -que incluía spin-offs y series de televisión- no gustaban a sus responsables. Un artículo publicado en diciembre en The Wall Street Journal afirmaba que Barbara Broccoli, codirectora de Eon e hija del productor original de Bond, "Cubby" Broccoli, los había llamado en privado "idiotas de mierda". Ambas empresas estaban en un punto muerto, y ahora Eon ha cedido (Amazon MGM Studios, Broccoli y su codirector de Eon, Michael G. Wilson, seguirán siendo copropietarios de la franquicia, con los derechos de propiedad intelectual de Bond bajo el mismo paraguas).
El fundador de Amazon, Jeff Bezos -el Blofeld del mundo, podría decirse- publicó en sus redes sociales: "¿A quién elegirías como el próximo Bond?". No estaba claro si Bezos intentaba que sus seguidores X eligieran a su nuevo protagonista.
Lo que esto significará oficialmente para el futuro de Bond no está claro, pero es innegable que todo esto conlleva una sensación de gran pérdida: 007 ha estado en manos de Broccoli desde su concepción cinematográfica, y a pesar de la inconsistencia de calidad que ha plagado las películas de Bond, rara vez han sido desastres totales. Un reparto inteligente y unas acrobacias decentes siempre han conseguido tapar las grietas y los coches invisibles del camino, y eso viene de arriba: productores que conocen estas películas en sus huesos, dónde han estado y adónde van.
Una de las mayores quejas de Amazon sobre Eon, al menos según ese informe del Wall Street Journal, era su aversión al riesgo y lo incómodos que se sentían con la idea de explotar la propiedad de 007 en todo su valor (fue un "golpe mortal", según el informe, cuando un ejecutivo de Amazon se refirió a la franquicia como "contenido" durante una reunión con Barbara Broccoli). Pero en realidad esto ha sido algo muy bueno, ya que Eon rara vez ha mancillado la marca Bond en los últimos 60 años. Los videojuegos y las novelas de 007 han sido en gran medida reflexivos e inventivos, y los acuerdos de merchandising de Bond siempre se han inclinado más por lo aspiracional que por lo desechable: Aston Martins y relojes Omega, sí; juguetes temáticos de Spectre con tu Cajita Feliz, no tanto. Antes de Amazon, lo más parecido a un spin-off real de Bond era una serie de animación de corta duración sobre un joven Bond en la preparatoria, que sólo duró 65 episodios en 1991.
Esto ha hecho que la franquicia de James Bond haya conservado un aire especial: una nueva película es un acontecimiento, un espectáculo que tiene lugar una vez cada pocos años y que da la sensación de haber sido preparado con esmero, con estrenos a los que acude la familia real. Han sido siete los hombres que han interpretado al personaje, cada uno único a su manera y cada uno el definitivo para al menos una parte de los fans de Bond. Ahora que la franquicia está bajo el manto de Amazon, hay muchas posibilidades de que este tipo de conversación en torno a 007 cese por completo: habrá un 007 en las nuevas películas, probablemente un 007 joven, y luego diferentes series derivadas, cada una con un agente que lleve el nombre en clave 007. Además de los reality shows, iniciados por ese extraño concurso de Brian Cox 007: Road to a Million en 2023. Será la muerte por mil Bonds, cada uno de los cuales se podrá ver en la página de Prime Video.
¿Y puede imaginarse lo que esto significará para la creación más famosa de Ian Fleming en su conjunto? No hay más que mirar a La guerra de las galaxias, que ha pasado de ser una serie de películas relativamente infrecuente y distinta a una mina de contenido agotador y exhausto en el espacio de menos de 10 años. Se han propuesto docenas de películas derivadas. Las series de televisión han ido y venido. Los fans se han rebelado. Desde el lanzamiento de la plataforma de streaming Disney+ en noviembre de 2019, ha habido siete series de televisión de acción real de Star Wars, estrenadas con tal consistencia (en gran parte anónima) que es posible que algunos ni siquiera se hayan dado cuenta de que existen. ¿Sabía usted que hubo una serie de Star Wars con Jude Law que terminó su primera temporada justo el mes pasado?
Lamentablemente, este será el futuro de Bond: una serie de películas que en su día fueron geniales se diluirán en una sopa de nada algorítmica. En 2026, estaremos suplicando por los días en los que la mayor preocupación sobre 007 era si todavía se le permitía flirtear con mujeres.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.