El gobernador de Santa Fe, Maximiliano Pullaro, dijo ayer que la concurrencia de los docentes a las escuelas en el primer día de clases, a pesar del paro convocado por Amsafé y la Ctera, fue “muy por encima del 95% (sic)” y que “hubo un cambio de paradigma”, mediante el cual “por primera vez en 14 años” los establecimientos escolares abrieron sus puertas en un comienzo del ciclo lectivo. 

El secretario general de Amsafé, Rodrigo Alonso, sostuvo: “Vamos a seguir defendiendo nuestros derechos a pesar de las extorsiones y los aprietes” de la Casa Gris, en procura de disciplinar el enojo de los trabajadores de la educación a través del descuento de días de huelga y del premio por presentismo. 

Para rastrear los orígenes de ese “nuevo” modelo implementado por Unidos hay que remontarse a la primera Gobernación de Carlos Ruetemann (1991-1995) y su ministro de Educación, Fernando Bondesío.

“Habíamos dicho que las escuelas iban a estar abiertas y así fue”, dijo ayer el gobernador Pullaro. No se trató de una profecía autocumplida, sino de una tenaz política del Gobierno, que durante todo el fin de semana previo bombardeó a través de la prensa, y también en forma personal, a docentes, padres y alumnos.

La última munición de la andanada fue el domingo a las 19.15, cuando envió a la prensa un comunicado titulado: “Docentes de gestión pública y privada deberán completar la Declaración Jurada de Prestación de Servicio por el lunes 24 de febrero”. Se trata del formulario que cada trabajador debe completar para notificar si cumplió su tarea o hizo uso de su derecho constitucional a huelga.

Esa política “masiva” estuvo acompañada por una más precisa y personalizada. “Tres mails me mandaron desde la provincia, a las compañeras y compañeros se les hace muy difícil perder del presentimos, son como 100 lucas por mes”, dijo a Rosario/12 un docente mientras regresaba de la movilización que Amsafé Rosario realizó por la mañana en la sede local de la Gobernación.

El correo electrónico decía: “Estimados docentes: Nos ponemos en contacto con ustedes a los fines de informarle que todos los agentes deberán completar la declaración jurada de prestación de servicios del día 24 de febrero. Dicha declaración debe ser completada por todo el personal, sin importar los días y horarios en los que efectivamente preste servicios (es decir, aunque no deba dictar clases ese día). En el caso de los agentes que no presenten la declaración jurada se presumirá que no prestó servicios”. Lo firma “atentamente” el Ministerio de Educación.

Docentes sí, gremios no

En términos semánticos, la intención del Gobierno provincial consiste en un antiguo –pero no por eso menos efectivo- método: separar a la docencia de su representación sindical. El viernes pasado, el mandatario había dicho: “Nos sentimos acompañados por los docentes, no por los gremialistas”.

Luego de participar del acto de inicio del ciclo lectivo en la Escuela Nº 6132 de Colonia Angeloni, en el departamento San Justo, Pullaro sostuvo en declaraciones a la prensa que “después de 14 años, los chicos el día que comenzaron las clases, estuvieron en los establecimientos educativos públicos y privados”.

Esto “cambia el paradigma, porque más allá de la discusión que podemos tener con los gremios, los chicos están en las escuelas aprendiendo, pero fundamentalmente mejorando la calidad educativa que necesitábamos en la provincia”.

Más adelante, dijo que el acatamiento al paro convocado por Amsafé fue “muy bajo” y dio la extraña cifra de concurrencia de los docentes a las aulas “muy por encima del 95%”, a pesar de que para llegar al 100 solo falta un pequeño porcentaje.

Además, aprovechó para ligar la huelga santafesina con una figura del gremialismo docente construido mediáticamente como “el mal” durante los últimos años. Pullaro se refirió al paro impulsado por Ctera a nivel nacional al afirmar que “desde Buenos Aires no nos van a venir a marcar la cancha. (Roberto) Baradel no va a venir a decirle a la provincia cuando tenemos que parar las escuelas. Acá los santafesinos le dijeron que no al paro de Baradel y hoy después de 14 años las escuelas estuvieron abiertas”. Lo que no dijo es que el paro de Ctera fue definido por los secretarios generales de los gremios docentes de todas las provincias argentinas, porque se trata de una Confederación. 

Otra mirada

El titular de Amsafé, Alonso, se refirió al paro nacional, pero desde otro punto de vista. Como una oportunidad para que Santa Fe reclame a Nación por los recortes en educación.

“Lo que estamos exigiendo es que el Gobierno nacional envíe los fondos del incentivo docente”, dijo en rueda de prensa el dirigente, en relación a la suspensión del pago del Fonid que el presidente, Javier Milei, dispuso apenas asumió. 

Se trata de un fondo creado por ley nacional en 1998, para mejorar el salario de los trabajadores de la educación.

Alonso precisó que “si estuviera vigente y actualizado (el Fonid), un maestro percibiría 1.200.000 pesos al año, fíjense si no ayudaría en las discusiones paritarias”. Se trata de 100.000 por mes para cada maestro.

El titular de Amsafé provincial expresó que “un gobierno (por el santafesino) que con tanta tibieza le exige al Gobierno nacional, lo que debería hacer es acompañar a las trabajadoras y los trabajadores que, con mucha firmeza en todo el país, estamos exigiendo que se modifiquen las políticas públicas”.

Paradigma extorsivo

El éxito que el Gobierno provincial se arroga por haber iniciado las clases el día dispuesto en el calendario escolar no es consecuencia de la adhesión de los docentes a su política salarial. 

Les ofreció –al igual que al resto de los estatales- un incremento del 5% para el primer trimestre, escalonado: 3,1% en enero (igual a la inflación de Santa Fe); 1,9% en febrero y ningún porcentaje para marzo. Con un aumento garantizado de $50.000 para enero y de $70.000 para febrero y marzo.

El último inicio de clases sin conflicto laboral fue en 2011, cuando el gobierno de Hermes Binner alcanzó un acuerdo salarial satisfactorio para los trabajadores del sector, sin presentismo ni descuento de días de huelga.

En los últimos días, circularon por redes sociales dos videos del gobernador y de su vice, Gisela Scaglia, donde el primero prometía en campaña continuar con la cláusula gatillo para ajustar los sueldos estatales por inflación, y la segunda se enervaba con el entonces gobernador, Omar Perotti, por no mejorar los ingresos docentes. Evidentemente, no es lo mismo ser oposición que administrar la Hacienda de una provincia.

El mandatario dijo que con su gestión al frente de la Casa Gris “cambia el paradigma, porque más allá de la discusión que podemos tener con los gremios, los chicos están en las escuelas aprendiendo”.

Para Alonso, ese modelo del que se ufana el gobernador tiene otros matices: “Estamos extorsionados por el gobierno por el premio a la asistencia perfecta, que representa un 10% del salario”, dijo en rueda de prensa, y reconoció que ante la posibilidad de perder ese porcentaje del sueldo y la advertencia de descuento de la jornada de paro, “a muchos compañeros no les queda otra opción”.

“Estamos orgullosos de la jornada de lucha. Vamos a seguir defendiendo nuestros derechos a pesar de las extorsiones y los aprietes. A pesar de todo eso, los docentes estamos de pie”, afirmó Alonso, para agregar que “este gobierno provincial tenía un contrato electoral y está haciendo todo lo contrario. En vez de preocuparse de resolver los conflictos con los trabajadores se preocupa de enfrentar a los docentes”.

Hace once años, en marzo de 2014, el ex ministro de Educación Bondesío, quien implementó el presentismo como modelo de disciplinamiento docente, explicó en una entrevista radial las razones y sus efectos. “Es una medida de shock, de golpe, para una situación muy particular como la que yo heredé en el Ministerio, pero lo que hay que hacer es salir del presentismo, es una anestesia para una cirugía, pero lo ideal es otra cosa”, dijo.

Sobre aquel contexto, contó a LT3: “Asumí el ministerio en el marco que en cuatro años de gobierno hubo uno de paros y el 30 por ciento de la matrícula de los chicos de escuelas públicas había mudado a la privada”.

El ajuste sobre los bolsillos de los maestros surtió el efecto que buscaba: disminuir la conflictividad no como resultado de un acuerdo, sino como consecuencia de descuentos salariales. “Se recuperó la matrícula que se había ido a la privada y logramos estar tres años y medio sin paros”, evaluó Bondesío, padre del que ahora aparece como “nuevo paradigma”.