La literatura argentina cosecha reconocimientos en España. Tres escritores argentinos son finalistas en dos de los cinco premios que entregará la trigésima octava edición de la Semana Negra de Gijón, esa gran fiesta popular que se realizará, como casi todos los veranos, en los terrenos del antiguo astillero Naval Gijón, del 4 al 13 de julio. Leila Guerriero con su excepcional La llamada (Anagrama), un lúcido retrato de la compleja historia de Silvia Labayru, exmilitante de Montoneros que en 1976, a los veinte años, embarazada de cinco meses, fue secuestrada, torturada y violada sistemáticamente en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), es candidata al Premio Rodolfo Walsh que reconoce la mejor obra de no ficción de género negro en español publicada en 2024. Horacio Convertini con La exactitud del dolor (Letras de Plata) y Carlos Salem, que vive en España desde 1988, con Tango del torturador arrepentido (Alrevés), compiten por el Premio Dashiell Hammett a la mejor novela de género negro. Los ganadores serán anunciados el viernes 11 de julio en Asturias.
Guerriero (Junín, 1967) ganó en noviembre de 2024 dos premios con La llamada: la primera edición del Premio Zenda de Narrativa, otorgado por la plataforma Zenda, creada en 2016 por el escritor y académico español Arturo Pérez-Reverte, porque su texto es un “ágil reportaje periodístico y una vigorosa narración”. Y el Premio Cátedra Mujeres y Medios UDP para obras de no ficción escritas por mujeres, otorgado por la chilena Universidad Diego Portales. El infierno que vivió Silvia Labayru se extendió más allá de las paredes de la ESMA, ese centro clandestino donde nació su hija Vera, que fue entregada a los abuelos paternos. Labayru fue obligada a representar el papel de la hermana de Alfredo Astiz, que se infiltró en la organización Madres de Plaza de Mayo en un operativo que terminó con tres Madres y dos monjas francesas desaparecidas. La hija de un mayor de la Fuerza Aérea y piloto civil fue liberada en junio de 1978 y se exilió en Madrid, donde sus compañeros de militancia la acusaron de traidora. En 2014 impulsó el primer juicio por crímenes de violencia sexual cometidos en la ESMA.
La autora de Los suicidas del fin del mundo, Frutos extraños, Una historia sencilla, Plano americano, Opus Gelber. Retrato de un pianista, La otra guerra y Zona de obras, entre otros libros, buscará sumar un tercer premio para La llamada. La obra de Guerriero se medirá con Ferrándiz, el Matamujeres, de Cruz Morcillo, un retrato de Joaquín Ferrándiz, un depredador y asesino serial que estranguló a cinco jóvenes entre 1995 y 1996 y arrojó sus cuerpos en descampados de la provincia de Castellón (España). Los otros finalistas al Premio Rodolfo Walsh son Crímenes pregonados, de Rebeca Martín, ensayo en el que reconstruye y estudia cinco historias de crímenes reales que tuvieron gran repercusión en la España peninsular y colonial de los siglos XVIII y XIX; Por qué Asunta, de Inma López Silva, un caso conocido para quienes hayan visto en Netflix la serie El caso Asunta, la niña que fue asesinada en Santiago de Compostela en septiembre de 2013, crimen que se convirtió en carne de amarillismo, prejuicio y machismo; y Nela, de Juan Trejo, una historia de no ficción que tiene como centro la muerte de su hermana mayor Nela en 1979, una chica rebelde, curiosa intelectualmente y precoz, que era adicta a la heroína.
El argentino Carlos Salem (Buenos Aires, 1959) fue finalista del Dashiell Hammett con las novelas Pero sigo siendo el rey (2009) y Un Jamón Calibre 45 (2012). Tango del torturador arrepentido comienza en 1978, cuando Julio, el hijo de un poderoso industrial, es liberado por el mayor Morales, que estuvo a cargo del centro clandestino de detención en el que el joven militante de izquierda estuvo secuestrado, y da un salto temporal hacia el año 2000 en Madrid, donde el protagonista se ha exiliado. Julio cambió su identidad por la de Jorge Luis, un homenaje a Borges, y se encuentra en la capital española con el militar en cuestión. A Salem le sorprendió que ningún familiar, amigo o pareja de los desparecidos se haya vengado matando a los militares que torturaron a miles de personas. Durante los 30 años en los que tuvo la historia de esta novela "dándole vueltas en la cabeza", el autor se hizo varias preguntas, pero no encontró respuestas: "¿Si torturas a quien te torturó, eres un torturador?" o ¿"Se puede ser capaz de olvidar y perdonar" cuando los asesinos de tus seres queridos están libres y te los puedes encontrar en cualquier momento?
Horacio Convertini (Buenos Aires, 1961) ganó varios premios en la Semana Negra de Gijón. En 2013 obtuvo el Memorial Silveiro Cañada a la mejor primera novela negra con La soledad del mal. En 2014 fue finalista del premio Dashiell Hammett a la mejor novela negra escrita en lengua castellana con El último milagro y en 2018 se quedó con el Premio Celsius a la mejor novela de ciencia ficción y fantasía por Los que duermen en el polvo (Alfaguara), una historia distópica que aborda las conductas sociales derivadas del hambre. En La exactitud del dolor, novela negra con saltos hacia atrás y adelante en el tiempo, narra el ascenso y caída de un boxeador. Convertini y Salem, finalistas del Premio Dashiell Hammett, competirán con Después de la derrota (Alrevés), de Paco Gómez Escribano; Hierro viejo (Siruela), de Marto Pariente, y Las fieras (Seix Barral), de Clara Usón.
El primer escritor argentino en ganar el Dashiell Hammett fue Rolo Diez, exiliado de la dictadura cívico-militar que vive en México desde 1980. Después se fueron sumando Juan Damonte (1945-2005), Raúl Argemí, Leonardo Oyola, Guillermo Saccomanno, Guillermo Orsi, Ricardo Piglia (1941-2017), Marcelo Luján, Juan Sasturain, Claudia Piñeiro (la única mujer) y Nicolás Ferraro. En el listado de ganadores del Premio Rodolfo Walsh las mujeres brillan por su ausencia. Se quedaron con el galardón Miguel Bonasso, Juan Gasparini, Javier Sinay y Guillermo Saccomanno. En caso de que gane Leila Guerriero en esta edición, será la primera escritora argentina en obtenerlo.