Tostados coreanos
La historia dice así. Dos amigas, una que vivió en el exterior, se juntaron con una idea en mente: convertirse en el primer lugar de Argentina en ofrecer los Gilgeori, un clásico de la cocina callejera en Corea. Pusieron las manos en la masa y así, a mediados de 2024, nació Broche, pequeño local en el barrio de Caballito, con unos sándwiches contundentes, ricos y originales.
El gilgeori suele ser traducido como “tostada coreana” y muestra el cruce de influencias occidentales y orientales que se puede vivir en el país asiático. Un pan brioche –enriquecido con leche, huevo, manteca– tostado, que luego se rellena, tradicionalmente, con una tortilla de huevo compacta, unas verduras salteadas y, como marca registrada, kétchup, aportando su cuota de acidez y dulzor. Suena extraño, pero funciona. Y en Broche lo demuestran, sumando además varias versiones más cercanas al paladar nacional.
En una primera vez, vale la pena pedir el Original, que trae la tortilla de huevo y suma repollo, cebolla, zanahoria, kétchup y maní tostado ($10000), pero se multiplican las opciones con el más simple Revuelto (huevo revuelto, jamón, queso y mayonesa dulce, $8000), el más norteamericano Braseado (carne braseada, ajo asado, tomate, rúcula y barbacoa, $11000) o el Poulet, que lleva pollo, huevo duro, mayonesa con curry y rúcula ($11000). Incluso hay una versión de hamburguesa smash a $10000. Todos son muy contundentes (más que suficientes para un almuerzo), hechos con un buen pan casero, y salen acompañados de papas horneadas o ensalada de hojas verdes.
Del lado dulce, suman también gilgeori, que acá se emparentan con la tostada francesa. Hay de Banana Split, de Pavlova y de Chocotorta, todos una bomba de dulzor a $8500.
Cercano a varios colegios, el local es simple, luminoso; se puede pedir para llevar o comer allí mismo, en una de sus mesas. Un sándwich de moda en el mundo que, al menos por ahora, tiene un solo embajador en Buenos Aires.
Broche queda en Río de Janeiro 588. Horario de atención: martes a jueves de 10 a 20; viernes y sábados hasta las 21; domingos de 12 a 16. Instagram: @broche_ba.
Francia mon amour
Es imposible no querer a Lo del Francés, un restaurante de cocina francesa ubicado en la Av. San Juan, ahí nomás de la plaza Dorrego, en San Telmo. El lugar se llama así porque su dueño, claro, es francés: se llama Mar Eugène, es parisino, y tras unas idas y vueltas, se instaló en Buenos Aires. En 2015 abrió este lugar, con la idea de mostrar una cocina francesa honesta a los porteños, con un menú que recorre varios de los sabores tradicionales del país galo en una versión que no requiere de exigencias.
Para arrancar, más allá del verano omnipresente, siempre está bien pedir la sopa de cebollas, tan clásica como eterna, con esa cebolla cocinada largamente, con ese pan cubierto de queso raclette gratinado por encima ($13900). Pero hay más opciones, todas válidas: el camembert tibio, que sale con toppings a elección (por ejemplo, miel, romero y nuez, $17400); también la muy buena terrina campesina, una suerte de pate rústico de cerdo marinado con cognac ($13500) o los –tan difíciles de conseguir en otros lados– mejillones que salen con porción de papas fritas a $22800. Bien veraniego es el steak tartare (lomo crudo cortado a cuchillo, bien condimentado, $18900). Y quien busque contundencia, la encontrará en el bouef bourgignon (un guiso de carne con panceta y hongos, $22500) o en la milanesa Florentine, que incluye espinacas con salsa blanca, huevo mollet y arroz pilaf ($19800). De postre, siempre, crème brûlée a $7800 o marquise de chocolate a $8500.
El lugar es alegre, despreocupado. No cae en el cliché del glamour francés, sino más bien, coquetea con la bohemia de San Telmo, y lo confirma con servicio a la mesa impecable, con camareros que saben cómo tratar bien a sus clientes. Y para épocas difíciles como esta, hay menú de mediodía a $12500 y menú fijo de noche por amigables $20.500.
Lo del Francés es un muy buen lugar en Buenos Aires. Sin disfraces, sin poses, con rica comida y precio acorde.
Lo del Francés queda en Av. San Juan 500. Horario de atención: martes a domingos de 10 a 24. Instagram: @lodelfrances.bistrot.
La lonchería mexicana
Cuando Barragán abrió puertas, pocos le auguraban el éxito que tuvo. La propuesta era arriesgada: café de especialidad junto con platos mexicanos, todo en una perdida esquina de Nicasio Oroño y Apolinario Figueroa. Pero lejos de amedrentarse, Barragán se convirtió en lugar de culto, con gente sentada en la vereda, en muchos casos esperando pacientemente mesa. No sólo eso: en 2023 esta casa duplicó apuesta, abriendo en el más competitivo barrio gastronómico de Palermo, con un local más amplio, luminoso, cómodo. Dicho esto, si bien ambos comparten mismo menú, el de Caballito sigue teniendo esa magia inicial que lo hace un rara avis en la escena gastronómica local.
Además de los consabidos espressos y flat white ($4400) bien servidos, Barragán abunda en productos únicos. La refrescante jarra de Jamaica (infusión de hibiscus, jugo de lima, canela, almíbar de jengibre, hielo, $8900), el delicioso Pasión de matcha con té verde japonés, almíbar de maracuyá, jugo de naranja, frutilla y hielo ($6200 el vaso), además de jugos detox en botellitas y kombuchas en lata.
De comer, la casa se hace fuerte con un menú brunchero que remite a las loncherías mexicanas: dos huevos divorciados en tortilla de maíz, uno con salsa verde, el oro otra con salsa ranchera, con frijoles refritos, queso y lima ($9500) o tostón de maíz morado y nuez con cremita de aguacate, cremita de maíz dulce, dukkah y pickles de cebolla morada ($8200) son buenos ejemplos. Se suma una excelente torta (sándwich en idioma mexicano) de rodaja extra gruesa de jamón horneado de calidad y queso a $8300 o el menos convencional Waffle Chipa, un sándwich de waffle con masa de chipa, panceta crocante, lechuga, huevo frito, tomates confitados, tajín y eneldo, a $9500. Claro que también hay pastelería más típica de café (budines, croissants, cookies, todo de calidad), además de postres como el tiramisú o el pastel de queso vasco con ananá, para darle latinidad.
Pasan los años y Barragán ya no es una sorpresa, sino una idea sólida y concreta de cómo una buena idea puede tener éxito, más allá de lo imaginado.
Barragán queda en Nicasio Oroño 1195 y en Cabrera 3697. Horario de atención: lunes a sábados de 8.30 a 20; domingos de 9.30 a 19.30. Instagram: @barragan.cafe.