El ex presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, favorito en las encuestas para ganar las elecciones de octubre próximo, acusó a sectores empresariales de alentar el “terrorismo económico” en contra de su candidatura. “No me importa que el mercado haga terrorismo. Primero, porque no voy a pedirle votos al mercado, aunque el mercado me va a necesitar más a mí que yo al mercado”, dijo Lula en Vitoria, capital del estado de Espírito Santo, donde inicio su tercera caravana regional del año, ante miles de personas.
El ex presidente (2003-2010) se refirió también a las últimas encuestas del fin de semana de Datafolha, que le otorgan la victoria en primera y segunda vuelta, citando una frase del ex director técnico de la selección Mario Lobo Zagallo: “Ahora me van a tener que tragar”. Datafolha colocó al líder del Partido de los Trabajadores (PT) como vencedor por entre 15 y 25 puntos frente al ultraderechista Jair Bolsonaro, la ambientalista Marina Silva y el conservador gobernador paulista, Geraldo Alckmin.
Sin embargo, el interrogante de la candidatura de Lula depende de la Justicia. En caso de que el tribunal regional 4 de Porto Alegre confirme antes de setiembre su condena de primera instancia por corrupción a 9 años y 6 meses de prisión dictada por el juez Sérgio Moro, su candidatura estará inhabilitada en virtud de la ley de la Ficha Limpia.
Lula se refirió en el acto, cerca de la madrugada de ayer, a los informes de la corredora de acciones XP Investimentos que publicó una encuesta entre sus clientes apuntando una devaluación y una baja en las acciones de la Bolsa de Valores de Sao Paulo (Bovespa) en caso de una victoria del PT.
Por eso, el ex presidente recordó en su discurso que en 2002 fue llamado “Lulinha paz y amor” por haber escrito la “Carta al Pueblo Brasileño” en la cual iba a respetar los acuerdos macroeconómicos vigentes. “No tengo el apoyo de la cadena Globo, de los banqueros ni de los empresarios. Pero tengo una cosa sagrada que es el apoyo del pueblo brasileño”, dijo el ex presidente.
Lula también apuntó contra el discurso “anti-política” y criticó a quienes se llaman “gestores” para diferenciarse de los partidos tradicionales. “Yo no tengo vergüenza de mi partido, de hacer política. El país no necesita de alguien que lo trate como si fuera un taller mecánico, sino de un político que conozca las necesidades del pueblo”, sostuvo.
Mientras tanto, la cuenta regresiva sobre el veredicto en segunda instancia de la condena que recibió Lula por parte del juez Moro ya comenzó. Ayer, el camarista Joao Gebran Neto entregó el primero de los tres votos del Tribunal Regional 4 de Porto Alegre que trata la apelación a la condena, que según Lula forma parte de una persecución político-judicial en su contra.
En el acto en Vitoria, la inhabilitacion por vía judicial fue tratada como una proscripción por parte del titular de la Central Única de Trabajadores, Vagner Freitas, quien afirmó que “si Lula no puede ser candidato, entonces será un golpe contra la democracia”.
Ahora, el voto de Gabran Neto será enviado a sus dos compañeros de cámara, que no tienen plazo para pronunciarse, se informó oficialmente en el Poder Judicial. Según la prensa brasileña, una apelación en el marco de Lava Jato del Tribunal tarda entre en promedio 10 meses y un año.
El presidente del Tribunal Regional 4, Carlos Thompson Flores, anticipó hace un mes que en agosto deberá conocerse la sentencia de la corte de segunda instancia. El caso que está siendo juzgado se refiere a que el juez Moro condenó a Lula por haber ocultado un apartamento propiedad de la constructora OSA que se lo habría dado como soborno. Moro reconoció en la sentencia que no había vinculación directa ente la corrupción de Peroras y el apartamento, pero tomó en cuenta el soborno que OSA le pagó al ex tesorero del PT Joao Vacarí para arrastrar a Lula en ese razonamiento.
Lula tiene otras cuatro causas abiertas aunque sin sentencia aún y se encuentra preparando la tercera caravana como candidato presidencial.
Esta vez, irá a los estados de Río de Janeiro y Espirito Santo, donde las encuestas le otorgan una ventaja sobre el segundo colocado, el ultraderechista Jair Bolsonaro.