Las principales organizaciones ambientales e instituciones veterinarias del país rechazaron el proyecto de ley para concesionar por 30 años 21 edificios históricos del EcoParque porteño (ex Zoológico) para transformarlos en sitios de concientización sobre conservación del medio ambiente que incluirán sectores gastronómicos. La iniciativa podría ser tratada mañana en la Legislatura, durante la última sesión ordinaria antes del recambio parlamentario. El naturalista y asesor de la Fundación de Historia Natural Félix de Azara, Claudio Bertonatti, dijo a PáginaI12 que “no hay una sola institución en materia de ciencia, educación o conservación que acompañe este proyecto porque va a perjudicar, al reducir el espacio, el bienestar animal”. Además, advirtió que “como no hay un plan establecido, porque todo está improvisado, tampoco sabemos qué animales van a quedar en el predio”, y aclaró que “no es algo que sorprenda porque el proyecto viene del Ministerio de Modernización, Innovación y Tecnología del que depende la institución, cuando debería estar bajo la órbita de Ambiente o Cultura”.
La coalición de organizaciones que firmaron un comunicado oponiéndose al proyecto que lleva la firma del ministro de Modernización, Andrés Freire, está compuesta por la Fundación Temaikén, Fundación Vida Silvestre, Fundación Biodiversidad Argentina, Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN), el Consejo Profesional de Médicos Veterinarios, Fundación de Historia Natural Félix Azara, Asociación de Amigos del Oso Polar Arturo y de los Animales Dependientes de Humanos, Fundación Hábitat y Desarrollo, la Sociedad de Medicina Veterinaria, Wildlife Conservation Society (WCS) filial Argentina y la Fundación Aves Argentinas.
El director científico de la Fundación Temaiken, Eduardo Francisco, explicó a este diario que “la ley del EcoParque tiene como premisa el bienestar animal, y en el proyecto no hay un master plan del predio que contemple qué animales van a quedar en el parque, cuáles son los ambientes que van a tener y la función de cada edificio que se quiere concesionar. Sería interesante que dentro del relato de conservación que dicen llevar adelante especifiquen cuáles animales van a ser trasladados, cuáles van a quedar y en base a eso, sabiendo qué especies quedan se puedan diseñar los ambientes para su bienestar”, y remarcó que “por eso planteamos que se trabaje para desarrollar un plan antes de otorgar en concesión los edificios”.
Para Bertonatti, “desde que cesó la concesión del zoológico, en junio de 2016, hasta ahora, lo que ha habido son demostraciones de impericia. Un año y medio después, siguen sin tener un plan. El zoológico arrastra connotaciones negativas, de maltrato y de encierro. Pero a nivel mundial, esta crisis se perfiló hace tiempo y ya encontró su solución: transformar esos museos vivientes con animales, en modernos centros de educación ambiental, que desarrollan programas de conservación o contribuyen a restaurar ambientes amenazados. Existe una crisis ambiental mundial que se traduce en que cada día hay más especies amenazadas. Los países tienen dos grandes herramientas para salir de la extinción: con organizaciones que in situ trabajan para la conservación como Parques Nacionales, y las ex situ: los museos de ciencias naturales, jardines botánicos, acuarios, jardines zoológicos”. “Lejos de tomar esto como modelo y consultar a especialistas, ONGs dedicadas a la conservación o universidades, tomaron dos medidas demagógicas: hicieron un concurso internacional que dejó unos dibujos con arquitectura futurista, y una consulta a los vecinos para saber qué querían que se desarrollara, obviando a las organizaciones especializadas”.
Para el especialista, “la furia de las ONG tiene que ver, primero con la falta de plan, y segundo, con la reducción de la superficie del predio para desafectar sectores y dejarlos de acceso libre, cuando se sabe que para mejorar las condiciones de los animales hay que darles más espacio”.
El naturalista, además, remarcó que “van a entregar 21 edificios históricos en concesión, teóricamente para una propuesta que combina gastronomía y educación ambiental sin pautar los contenidos de cada edificio, cuando ningún zoológico del mundo se privatizó a empresario privado, siempre fue a organizaciones científicas o entidades de conservación”, dijo Bertonatti, y aclaró que “no estamos en contra de que se concesione sino que se lo haga a empresas cuyo fin es el lucro. Es un desguace con fines comerciales y a plazos insólitos: 30 años”.
En este sentido, los bloques opositores también cuestionaron el plazo de concesión, y que el proyecto no contara con la autorización de la Dirección Nacional de Museos, dado que incluye una serie de edificios que fueron declarados, en 1997, como Monumento Histórico Nacional por su patrimonio ambiental, artístico y ornamental.
La iniciativa estipula concesionar, por separado, las construcciones conocidas como el Pabellón de los Leones, el Aviario, el Templo Hindú Elefantes, el Antiguo Monario Azul,el Chalet de los Ciervos, la Casa de las Jirafas,la Condorera y la Confitería El Águila, entre otras.
Además, las críticas apuntaron a la falta de precisión del proyecto con relación a las licitaciones. La legisladora porteña Nuevo Encuentro-FPV Andrea Conde sostuvo que “la falta de claridad sobre aspectos centrales de la concesión como la inversión a realizarse, los cánones a cobrarse y el mecanismo que se establecerá para controlar el mantenimiento y conservación de los edificios patrimoniales convierten este proyecto de ley en un cheque en blanco, destinado a privilegiar los intereses de los futuros concesionarios”. Para la legisladora “el espíritu de la reconversión del Jardín Zoológico fue producto del fracaso de la gestión privada, por lo que creemos necesario establecer parámetros claros para asegurar un eficaz control estatal y evitar que el Poder Ejecutivo repita las mismas irregularidades a las que nos tiene acostumbrados en materia de concesiones”, remarcó.