La exmujer de Joël Le Scouarnec, el excirujano juzgado en Francia por el mayor caso de pederastia del país, con 299 víctimas, negó este miércoles conocer los delitos confesados por el médico, pese a los testimonios que apuntan a que ella pudo detener su acciones criminales.
Su testimonio fue el plato fuerte en el tercer día del juicio, en el que las numerosas víctimas que lo siguieron a través de una pantalla en una sala cercana al tribunal vivieron momentos de gran dureza, como cuando el único amigo que reconoce tener el acusado minimizó su dolor.
O cuando la exmujer pareció poner en duda muchos de sus testimonios al recordar que su propio hijo, que sufrió abusos sexuales de su abuelo, le dijo que a algunos menores "les gusta eso".
Algunas de ellas abandonaron la sala, revolviéndose en el dolor que se ven obligadas a vivir estos días y se llevaron un mazazo final cuando la exesposa de su verdugo aseguró sentirse también una víctima.
Fue el punto culminante a una declaración dubitativa, llena de contradicciones, en las que solo dejó claro que en ningún momento supo que el cirujano llevaba una doble vida, que el marido atento y responsable en casa abusaba y violaba a niños y niñas en los hospitales y clínicas en las que trabajaba.
Un relato que concuerda con el que la víspera habían hecho dos de sus tres hijos, pero no con el de otros testigos, como el hermano del acusado, que abrió los interrogatorios de la jornada y no ahorró ataques a su excuñada.
"Hay una persona que podría haber hecho que mi hermano fuera detenido, su mujer. Estaba al corriente de las actividades de su marido y no hizo nada", afirmó el hermano, que consideró que su exmujer se casó "por la pasta" y que nunca quiso a su marido.
Para él, la esposa no podía ignorar lo que pasaba ni tampoco que Le Scouarnec había abusado de sus dos sobrinas, algo que se conocía en la familia y que llevó a la madre de las niñas a exigir al médico que se sometiera a un tratamiento. Pero no lo hizo y eso, para su hermano es algo imperdonable.
"Historias de bragueta"
Luego llegó el turno del amigo, el único que mostró algo de humanidad con el pederasta, hasta el punto de herir a las víctimas y sus familias.
"Estas historias de bragueta no son mi problema (...) Qué quiere, ¿que me ponga a llorar? Lo hecho, hecho está, no puedo llorar por todo lo que ocurre en el mundo", aseguró, provocando un gran revuelo en la sala adjunta.
Hasta el propio acusado, que desde la apertura del juicio reconoció buena parte de los delitos, se sintió "impactado" por las palabras de su "amigo": "Estoy conmocionado por tu aparente indiferencia hacia estas personas a las que he agredido, herido, que tendrán secuelas toda la vida por mis actos".
Tras el testimonio de una prima del acusado, llegó el más esperado, el de la exmujer, que estaba previsto la víspera pero que se pospuso por falta de tiempo.
Las palabras de la mujer, oculta tras una mascarilla y una peluca, con un fino hilo de voz, eran muy esperadas tras el testimonio del hermano, pero también tras la revelación de indicios que muestran que conocía las actividades pedófilas de su marido.
"Nada permitía pensarlo. Nunca tuve dudas", dijo la exmujer, objeto de una investigación paralela por no denuncia de esos delitos, pero que por el momento no está imputada. Insistió en que ni siquiera sospechó cuando su marido, en 2005, fue condenado a cuatro meses de prisión exentos de cumplimiento por tenencia de material pornográfico con niños.
Se enteró muchos años después, en 2017, cuando ya llevaban trece años separados, en el momento en el que Le Scouarnec fue acusado de tocamientos por la hija de seis años de sus vecinos, lo que precipitó la investigación que acabó sacando a la luz sus delitos.
Fue en ese momento cuando los investigadores dieron con los diarios en los que el médico relataba sus abusos y violaciones, cometidos en muchos casos en los quirófanos y con las víctimas bajo los efectos de la anestesia.
Su exmujer dijo ignorar todo aquello. Ni siquiera admitió conocer la violación de sus dos sobrinas, que junto con otros dos casos motivó que el cirujano fuera condenado a 15 años de cárcel en 2020.
Todo, según ella, había quedado oculto tras la losa de silencio de la familia. Y cargó contra la madre de las dos sobrinas violadas: "Si mi cuñada hubiera hablado no estaríamos aquí".