Después de resistirse durante más de 4 años, Martín Lousteau decidió finalmente firmar la ficha de afiliación a la UCR. El ex embajador en Estados Unidos y diputado electo por el frente Evolución definió un cambio de estrategia en su carrera política y abandonó su condición de dirigente “independiente”. Fue la forma que encontró para evitar que se repita el piquete que le hicieron Elisa Carrió y Horacio Rodríguez Larreta en las últimas elecciones, en las que el PRO y la Coalición Cívica le bloquearon el ingreso a Cambiemos y la competencia en primarias. Con su incorporación a la UCR porteña, se abre ahora un nuevo camino para la constitución de la alianza oficialista en el único de los 23 distritos que no la había logrado. Sin embargo, la resistencia de Carrió seguirá en pie: el sábado pasado amenazó con pegar un portazo por el acuerdo político de los radicales entre Enrique “Coti” Nosiglia, padrino de la candidatura de Lousteau, y Daniel Angelici, presidente de Boca y hombre de confianza de Mauricio Macri. Ayer mismo se confirmó, además, que tanto Lousteau como su compañera de lista, Carla Carrizo, crearán un interbloque denominado “Evolución radical”, junto a otros diputados.
“La elección de octubre pasado fue la tercera consecutiva (2013-2015-2017) en la que asumí la responsabilidad de encabezar una alianza de la cual la Unión Cívica Radical fue parte fundamental”, recordó ayer Lousteau para explicar su flamante afiliación al partido. Mediante un comunicado, agregó que, además, el año pasado fue invitado por el radicalismo de la ciudad para encabezar los homenajes a “dos enormes presidentes: Don Hipólito Yrigoyen y Don Raúl Alfonsín”. Por último, ensayó una argumentación constitucional. “Estoy convencido, como reza la Constitución Nacional, de que los partidos políticos son instituciones fundamentales del sistema democrático. Y considero que la modernización de los mismos en términos de su interpretación del mundo y de nuestro país, así también como su manera de interactuar con la ciudadanía es una tarea imprescindible”, dijo.
Más allá de eso, la incorporación de Lousteau tiene como objetivo concreto la elección de 2019, cuando pretende volver a competir por la Jefatura de Gobierno porteño. La mesa comité capital lo dejó bien claro el último viernes, cuando firmó un documento que, si bien no lo decía explícitamente, tenía nombre y apellido: “Las/os afiliadas/os que hayan solicitado su afiliación entre el 1° de enero y el 31 de diciembre de 2017, ambas fechas inclusive, estarán eximidos por única vez del cumplimiento del requisito de antigüedad para; (i) ser candidatas/os a cargos partidarios en las elecciones a celebrarse en el año 2019; o (ii) ser precandidatos o candidatos a cargos electivos nacionales o del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires en las elecciones a celebrarse en el año 2019”.
Esa decisión del Comité Capital, al referirse no sólo a cargos porteños sino también a “cargos electivos nacionales”, deja la puerta abierta para un escenario con el que no pocos radicales fantasean: que Lousteau sea candidato a presidente en 2019.
Para cualquiera de las dos opciones, los radicales porteños aprendieron que necesitan tener una influencia directa en el Comité Nacional, responsable de la política de alianzas. Con eso en mente se confirmó la decisión de “Coti” Nosiglia de volver a un cargo partidario después de décadas. Encabezará la lista de delegados al Comité Nacional, lo que lo pondrá en la mesa de negociación del partido. El tucumano José Cano, hombre de confianza del gobernador jujeño Gerardo Morales, reemplazaría a José Corral en la renovación de autoridades del 15 de diciembre. Nosiglia o alguien de su extrema confianza podría ocupar la secretaría general.
La lista de delegados porteños al Comité Nacional se completa con Rafael Pascual, Sandra Ruiz y Carlos Bernadou. Fue parte del acuerdo fifty-fifty entre Nosiglia y Angelici, quienes dejaron de lado al sector “sanzista” representado por Facundo Suárez Lastra y Jesús Rodríguez.
La movida del radicalismo porteño ya despertó la ira de Carrió, que ahora deberá reorganizar su estrategia para volver a cerrarle el paso al ex embajador en Estados Unidos. Eso ya provocó reuniones con Rodríguez Larreta y su principal operador en el radicalismo, Martín Ocampo, para analizar los pasos a seguir.