Arte, política y perspectiva de género. Esos tres elementos se conjugan en Aquellas mujeres de fuego, el espectáculo de música y baile flamenco que recrea el rol de las mujeres durante la Guerra Civil española, dirigido por Érica Gigena y Soledad Bustamante. La pieza estrenada en 2023, y declarada de Interés Cultural por la Legislatura porteña, vuelve a la cartelera con cuatro funciones los domingos 2, 9, 16 y 23 de marzo a las 20, en Hasta Trilce (Maza 177). Las entradas se pueden adquirir en alternativa teatral.  

En escena, a través de diversos cuadros musicales, se evoca la vida de las milicianas que combatieron en defensa de la República Española y se enfrentaron al fascismo durante el período que transcurrió desde 1936 a 1939, hasta la instauración de la dictadura franquista. Las creadoras de la puesta, Gigena y Bustamente, son quienes se ponen al frente de un elenco que se completa con Yanina Martínez, Cintia Molina, Daniela Alífano, Rosaura Buenaventura, Floriana Berardi y Patricia Jones, con la dirección musical de Esteban Gonda.

Bustamante y Gigena llevan más de veinte años de experiencia como bailaoras y coreógrafas especializadas en el lenguaje del baile flamenco. Juntas decidieron encarar este proyecto que presentaron inicialmente en 2018, en el 33º Encuentro Nacional de Mujeres, realizado en Trelew, y en el 34º Encuentro que tuvo lugar en La Plata.

“Queríamos contar la historia de estas milicianas que fueron amas de casa, estudiantes, obreras, costureras, maestras, y también intelectuales y artistas. Todas fueron mujeres que con la República empezaron a ganar algunos derechos, y a ingresar a la vida pública a través del trabajo y del derecho al voto. Ellas no sólo son un símbolo de su tiempo, sino también un reflejo de una lucha que trasciende la historia y que sigue vigente hasta la actualidad”, afirman las directoras.

- ¿Cómo fue el trabajo de investigación de la época? 

Érica Gigena: - Hicimos una investigación histórica exhaustiva. Vimos documentales y películas, y la que más nos inspiró fue Libertarias. A su vez, adquirimos mucho material guiadas por historiadores de familias republicanas. Por otro lado, con el libro Mujeres de la II República pudimos saber más sobre el exilio y el compromiso de las artistas e intelectuales. En esa búsqueda, fuimos descubriendo también a otras protagonistas, como Dolores Ibárruri, “La Pasionaria”, quien fuera líder dirigente del Partido Comunista. El tercer acto de la obra lleva su nombre en honor a ella y a otras líderes de las cuales investigamos sus vidas personales, sus convicciones y su lucha. Y también descubrimos cantaoras y cantaores flamencos con mucho repertorio republicano, como fue el caso de “El Cabrero”, de quien tomamos la mayoría de las letras. Acercarnos a familiares y asociaciones de víctimas del franquismo nos allanó el camino para remarcar nuestra posición frente a ese momento. 

- Precisamente, en la obra dan cuenta del error de llamar "Guerra Civil" a este momento histórico. 

Soledad Bustamante: - Sí, porque, del mismo modo que sucede con la “Teoría de los dos demonios”, pensamos que el término de guerra civil pone en igualdad de condiciones a las dos partes que entran en conflicto, cuando no es así. En ambos casos, hubo un golpe de Estado, con el consiguiente uso de la fuerza militar y de los métodos más aberrantes para tratar de imponer un gobierno, unas ideas y un modo de ver el mundo. El segundo cuadro de la obra, que representa el golpe, lleva por título “Un demonio”, y ahí dejamos clara nuestra postura.

- ¿Por qué eligieron abordar esta temática a través del lenguaje flamenco?

S.B.: - El flamenco es nuestro idioma y nuestra forma de expresión. Es una fuente inmensa de inspiración y de creación. Y es un arte muy rico y completo, que trata todos los temas universales del ser humano y presenta los más variados estados: la alegría, las penas y las fatigas, siempre con una característica muy particular. En el final de los bailes, y de las canciones, hay un sentido del honor, de la fuerza, del orgullo, de seguir de pie y con la frente en alto. Y eso está presente también en nuestra obra y en el mensaje que intentamos dejar. Aquellas mujeres, y las de hoy y las de todos los tiempos, seguimos intentando cambiar el mundo que se nos propone.

¿Sienten que el rol que ocuparon las mujeres en diversos momentos está más reconocido o todavía falta avanzar en esa tarea de visibilización?

E.G.: - Las mujeres están más reconocidas, pero al mismo tiempo creo que con estas políticas de ultraderecha que se están expandiendo por el mundo, estamos sufriendo un retroceso muy grande en este sentido. Para adquirir derechos, se lucha mucho, pero para quitarlos se quitan en un suspiro. Falta avanzar muchísimo y, en este aspecto, la visibilización del rol histórico de las mujeres es una tarea necesaria que nos compete a todos para que pueda haber cambios en el futuro.

S.B.: - Es imprescindible que, desde el arte y la educación, sigamos contando estas historias. Porque sólo así podremos desafiar las narrativas hegemónicas y construir una memoria colectiva más justa y plural. No se trata solo de sumar nombres femeninos a los libros de historia, sino de comprender cómo es que su participación fue y es parte fundamental de los acontecimientos.

- ¿Qué puede aportar el teatro en esa tarea? 

E.G.: - Las artes escénicas tienen infinidades de recursos para narrar una realidad, porque tienen el cuerpo y la voz, y pueden conmover y convencer y decir sin decir, moviendo fibras que otras formas de comunicación no podrían mover jamás. El arte debe ser político. El artista no puede ser imparcial ni tibio, sino que debe ser consciente de su poder. 

- El fascismo se consolida como opción política en España, en la Argentina y en el mundo. ¿Cómo evalúan esa situación?

S.B.: - Es un escenario muy desolador para los pueblos en general y para las mujeres en particular. Cada uno de los derechos conseguidos está siendo atacado. El individualismo, la discriminación y los discursos de odio buscan imponer una visión del mundo restrictiva, excluyente y profundamente desigual. Es una historia que, lamentablemente, se repite y sabemos los peligros que conlleva. Por eso es tan actual y conmovedor para el público lo que representamos en Aquellas mujeres de fuego. Este material no sólo nos permite reflexionar sobre el pasado sino también sobre las luchas que persisten hoy y las que vendrán. Eso nos da fuerzas para no bajar los brazos.