Desde Montevideo
Enviado especial
Uruguay es un ejemplo de convivencia ciudadana donde la moderación es una regla no escrita. Modélico en nuestro continente, el más desigual del planeta. Acaba de completar cuarenta años de democracia ininterrumpida, con sus luces y sus sombras, pero de pie y reconocido por su institucionalidad dialogada. Robustecido también por la salud de sus partidos políticos que reivindicó el nuevo presidente Yamandú Orsi en su discurso inaugural. El profesor de historia egresado del Instituto Artigas de Montevideo proviene de la más popular expresión de aquellas fuerzas: el Frente Amplio. Un frente que en rigor, oficialmente es un partido. De ahí su fortaleza.
Esa vitalidad no pasa solo por los años acumulados (blancos y colorados nacieron en el siglo XIX) y sí por su militancia consecuente, la unidad en la acción política de las fuerzas de izquierda y centro izquierda y una mística construida alrededor de su bandera.
"Cuarenta años de democracia y libertad"
El 1° de marzo fue un día que Orsi recordará toda su vida. Igual que Uruguay no olvida a sus anteriores presidentes constitucionales. En un palco del Palacio Legislativo estaban juntos Julio María Sanguinetti, Luis Lacalle Herrera y José "Pepe" Mujica apoyado en su bastón. El más aplaudido de los tres en el recinto.
La transmisión oficial de televisión que seguía los actos ubicó a cada uno en su perspectiva histórica y reconocimiento sintetizados en "Cuarenta años de democracia y libertad". Videos de los tres y también de los fallecidos jefes de Estado, Tabaré Vázquez y Jorge Batlle, fueron transmitidos en una línea de tiempo.
Las calles montevideanas desde la explanada del Congreso hasta la Plaza Independencia se vistieron del rojo, azul y blanco del Frente y también de banderas uruguayas. Mientras el pueblo se apoyaba en las vallas sobre la avenida Lavalleja para seguir el recorrido de Orsi y su vicepresidenta Carolina Cosse en un auto eléctrico descapotable, todo estaba previsto para el cierre de la tarde junto al monumento a Artigas, frente a la Torre Ejecutiva, donde trabajará el presidente.
Orsi había ofrecido momentos antes un discurso de 25 minutos frente a senadores y representantes -equivalentes a nuestros diputados- que dejó varias definiciones de hacia dónde va. No solo elogió a los partidos políticos. "Uruguay vota por identidades partidarias más que por individuos", dijo.
El presidente agregó que "son la vacuna contra los excesos surgidos del mesianismo". Y recordó que gracias a ellos el país "tiene una acumulación positiva de derechos". Leyó su discurso pero levantaba la vista a cada rato para observar a su audiencia. Su oratoria de profesor de Historia se le notaba en la apostura.
"Este es un continente de paz"
Entre otras señales de convivencia democrática mencionó "las reglas estables", pero además cómo lo subleva "ese país de las dos mitades" y apuntó a que "las causas de nuestro pueblo no admiten la menor demora". Para dolor de estómago de presidentes como Donald Trump y su servicial Javier Milei, declaró que "es evidente el cambio climático" y anunció la creación de "una secretaría de Ciencia e Innovación" que dependerá de la presidencia.
Recogió el guante de una deuda social que la política uruguaya no supo resolver: "Uno de cada cinco niños es pobre y no lo podemos permitir". Avanzó sobre el concepto de libertad que intenta apropiarse la extrema derecha al otro lado del Río de La Plata: "Nunca será ese nuestro criterio de libertad" y se preguntó: "¿Cuán libre es quien peregrina en busca de vivienda y de trabajo?".
Yamandú reivindicó a los organismos asociativos de la región como el Mercosur, la Celac y el diálogo Sur-Sur además de que ratificó el concepto pregonado por los gobiernos de signo progresista a comienzos del siglo XXI: "Este es un continente de paz".
En otro tramo de su discurso se ganó un aplauso cerrado cuando recordó a los desaparecidos uruguayos y la búsqueda que aún continúan sus familiares. Cuando ya se había subido al auto que lo condujo a paso de hombre hasta el final del recorrido en Plaza Independencia, se detuvo frente al IPA (Instituto de Profesores Artigas) en donde se graduó en Historia igual que dos de sus ministros: José Carlos Mahía de Educación y Cultura y Edgardo Ortuño de Ambiente.
Al lado del centro de estudios estaban esperándolo a su paso varios familiares de las víctimas del terrorismo de Estado que había evocado en el Palacio Legislativo. Los saludó y continuó su marcha aplaudido por una marea de militantes frenteamplistas y ciudadanos uruguayos sin banderas partidarias.