En un mundo donde las ciudades parecen haber sido diseñadas para responder a un modelo único, el urbanismo feminista surge como una respuesta a la discriminación y violencia estructural que impregnan el espacio urbano. Las ciudades actuales, marcadas por la velocidad del automóvil y la competencia, se convierten en terrenos de exclusión. Los espacios no son pensados para la convivencia, sino para el paso rápido, sin identidad ni espacio para la permanencia. Estos "no lugares" –como los aeropuertos y los shoppings– no promueven el encuentro, sino el consumo. Son ciudades que niegan lo colectivo y refuerzan la desigualdad. Desde las veredas privatizadas por los "decks" hasta la construcción de barrios cerrados que reproducen la meritocracia y el privilegio, todo está pensado para excluir al otro, para garantizar la seguridad de unos pocos y dejar fuera a la diversidad. Las cámaras de seguridad, las rejas, los pinches en los bancos de plaza, los grandes paredones ciegos y los bajos de edificios sin permeabilidad, muestran un espacio urbano hostil, donde la convivencia y el intercambio son inexistentes.
En este contexto, “La ciudad que resiste”, un colectivo de arquitectas transdisciplinarias de La Plata, plantea una alternativa radical: un urbanismo feminista que pone en el centro la vida cotidiana, la diversidad de las personas y la reivindicación del espacio público como un lugar para la comunidad. Este colectivo está compuesto por un grupo diverso de profesionales (artistas, docentes, investigadoras, magísteres y madres) que se reúnen desde 2018 para reflexionar, investigar y proyectar una ciudad más inclusiva y sensible a las cuestiones de género. Desde un programa de extensión de la Facultad de Arquitectura (Arte, Género y Espacio Público) han estado trabajando en un mapeo colectivo, recorridos urbanos, intervenciones artísticas y performáticas en distintos lugares de la ciudad.
El encuentro plurinacional de mujeres y disidencias en La Plata, en 2019, marcó un punto de inflexión para el colectivo, impulsando aún más la visibilidad de sus proyectos y consolidando la importancia de caminar juntas. La ciudad de La Plata fue testigo de un proceso colectivo y transformador, donde cientos de mujeres activaron la ciudad desde la crítica, la reflexión y la acción. Este encuentro, en el que participaron más de 400 mujeres, permitió reconocer la importancia del derecho a la noche y al ocio como un derecho fundamental para todas las personas, independientemente de su género.
Actualmente están realizando un proyecto que se llama “Veredas”, que consiste en un conjunto de intervenciones en cinco barrios de La Plata: en el barrio del centro, en el casco, en torno al centro cultural Islas Malvinas, en el barrio de Tolosa, en el Mondongo, en el Meridiano Quinto y en el Hipódromo, donde están trabajando para la rehabilitación y construcción colectiva de la placita de “Les Pibis”.
A través de estas acciones, buscan replantear la función de las veredas no solo como un espacio de tránsito, sino como lugares de encuentro comunitario y de disfrute del espacio público sin necesidad de consumir.
El concepto de urbanismo feminista no es nuevo, pero ha cobrado fuerza en los últimos años gracias a referentes como el colectivo PUNT6 en España, Zaida Muxi en nuestro país y las figuras claves de Ana Falú e Inés Moisset. En un país como Argentina, donde la ciudad tradicionalmente ha sido pensada para un hombre blanco, cisgénero, heterosexual y productor, el urbanismo feminista desafía esta visión limitada e inclusiva. "Las ciudades no son neutras", aseguran las arquitectas a cargo del proyecto platense. "Los espacios moldean nuestras formas de comportarnos, nuestras formas de ser en el espacio público y privado", subrayan.
“Las ciudades no fueron pensadas para ancianos, niñas, niños, mujeres, el colectivo LGTB, las disidencias. El urbanismo feminista propone poner en principio la vida en el centro de las decisiones urbanas, tomar la vida cotidiana como punto de partida. Nosotras trabajamos sobre el concepto del patriarcado y sus resistencias, y salimos a caminar la ciudad para observar cómo se manifiesta el poder en cada metro cuadrado. Cuando caminás, observás y ves. La ciudad de la desigualdad, de la competencia, de la violencia machista, pero también al caminar observamos otros modos de organizaciones, otros modos comunitarios, otras formas de organizarse de los trabajos colectivos, cooperativos, comunitarios, en donde aprendemos de esas redes sociales, políticas, artísticas, que proponen otros modos de organizar el espacio público. Por eso apuntamos a los proyectos participativos, a los proyectos colectivos y comunitarios para pensar desde múltiples puntos de vista, desde la transdisciplina, desde los múltiples saberes”, dicen sus fundadoras.
En paralelo, otro de los proyectos clave de La ciudad que resiste es la Acción Femiteca, que se propuso visibilizar a las mujeres arquitectas y sus obras a través de una colección de género en la Biblioteca de la Facultad de Arquitectura de La Plata. Con la colaboración del área de género de la facultad, esta acción se extendió por varios meses, en los que se organizó una muestra performática y se promovieron nuevos títulos y textos con perspectiva de género. Esta intervención no solo se limitó a La Plata, sino que comenzó a expandirse a otras ciudades y países, reproduciendo la Acción Femiteca como un modelo para visibilizar a las mujeres en la arquitectura. También en el 2019 este colectivo de arquitectas publicó el libro La ciudad que resiste: Hacia un urbanismo feminista con la editorial de la Universidad Nacional de La Plata donde alojaron sus inquietudes, descubrimientos y búsquedas. El libro se puede adquirir en papel a través de sus redes sociales o se puede leer en formato digital en el siguiente link: La ciudad que resiste.
El 8 de marzo estarán marchando como todos los años en La Plata junto con docentes y estudiantes de la Facultad de Arquitectura. Para estar al día sobre sus proyectos, talleres y charlas se las puede seguir en redes sociales @laciudadqueresiste.