El militante checoslovaco Artur London luchó como brigadista en España, formó parte del aparato clandestino del Partido Comunista francés durante la ocupación nazi y fue deportado a Mathausen (donde se convirtió en uno de los artífices del Comité Internacional Clandestino de la Resistencia). En 1949 fue promovido a viceministro de Exteriores del Gobierno de Praga y, dos años después, detenido y acusado de alta traición

Durante el proceso, London soportó dos años de torturas e interrogatorios hasta ser juzgado en 1952 junto a trece compañeros del Gobierno y del Partido Comunista checo, entre ellos varios miembros de las cúpulas. Aquella sentencia condenó a once enjuiciados a pena de muerte; London fue sentenciado a cadena perpetua. Se demostró que las acusaciones (una de ellas era la de "titoísmo", en alusión al mariscal yugoslavo Tito), como las de tantos otros militantes, eran falsas. 

Tras su exilio en París luego de ser rehabilitado en 1956, escribió La confesión (Fondo de Cultura Económica), un texto estremecedor sobre la experiencia del Proceso de Praga (llevado al cine por Costa-Gavras en 1970) que inicia con la persecución y el aislamiento de sus funciones públicas, continúa con su paso por las prisiones de Kolodeje, Ruzyn y Pankrac, y concluye con su absolución y libertad.

London, proveniente de una familia judía de artesanos en Ostrava (parte en esa época del Imperio Austro-Húngaro), militante de la Juventud Comunista desde que era casi un niño, más tarde encarcelado y luego rehabilitado, murió en París en 1986, pocos años antes de que cayeran todos los gobiernos del bloque liderado por la Unión Soviética.