Cual mueble de IKEA, el policial nórdico es tan estructurado como seductor. Además del caso a resolver, están sus locaciones opresivas y los conflictos personales del detective a cargo de la historia. Si bien cumple con todos los mandatos de la fórmula, Hunters (estrena mañana por Film & Arts a las 21 y también se podrá ver por Flow) cuenta con algunos detalles peculiares. La producción oriunda de Suecia es una continuación formal de dos películas que tuvieron muchísimo éxito por esa parte del mundo antes de que existiera el mote de “thriller escandinavo” y estuvo a punto de hacerse una remake estadounidense. 

La que finalmente se materializó es esta secuela seriada centrada en Erik Bäckström (Rolf Lassgård), ahora detective retirado que deja Estocolmo para pasar sus últimos años en Älvsbyn. Su bellísimo y tranquilo pueblo natal interrumpido por crímenes que él conoce bastante bien. A ese paraje regresa también Joar Särn (Simon J. Berger), quien fue apresado en el pasado por el protagonista y luego condenado a cadena perpetua. La nueva evidencia indica que aquel no era el culpable. De un lado, el exconvicto con sed de venganza; del otro, la comunidad esquiva y molesta con la aparición del sujeto. Y en el medio, el barbado detective que deja sus días como jubilado para resolver los barullos en la perla del Norrbotten.