Desde Roma

Coco Cerrella es un diseñador gráfico argentino que con cada una de sus obras quiere que la gente se plantee preguntas, reflexiones, que se promuevan debates para entender mejor el mundo donde están viviendo y tomen decisiones, no quedarse inmóviles. El 28 de febrero se inauguró en la capital italiana, en la Sala Santa Rita -que era una iglesia- del Municipio de Roma, la primera gran muestra dedicada a 28 obras de Cerrella titulada Mirada periférica. La gráfica social de Coco Cerrella.

Cerrella, de 47 años, nació y vive en Buenos Aires. Se recibió de Diseñador Gráfico en la Universidad de Buenos Aires en diciembre de 2001. “Durante la misma semana en que el país se desmoronaba, yo tenía un título Universitario quemándome las manos”, recuerda, refiriéndose a la grave crisis económica comenzada en 2001. Comenzó a dar clases en la Universidad de Buenos Aires en 2007. Ha participado con distintos colegas en exposiciones en otros 39 países y ganado varios premios. Pero la de Roma es su primera muestra exclusiva. Bueno, exclusiva en realidad no. El no quiso que fuera así y pidió que fueran incluidos algunos diseños de sus alumnos de las cárceles donde él mantiene talleres de diseño gráfico. Un video trasmitido en la exposición, en efecto, muestra la experiencia y las obras de sus alumnos de la Unidad 48 de José León Suárez.

En sus obras Cerrella hace referencia a los derechos humanos, a la crisis ambiental, a los pobres, las migraciones, la tolerancia, la basura, el impacto de los social media. La exposición estuvo a cargo de ISIA Roma Design, un prestigioso instituto universitario de diseño italiano y fue patrocinado por las secciones de Cultura del Municipio de Roma.

“Fue muy emotiva la inauguración y mucha mi gratitud”, cuenta Cerrella en la entrevista con Página 12. "Mis afiches nacen de la amargura, la amargura de caminar por las calles de Buenos Aires y percibir tanta desigualdad creciente a lo largo de los años. Las obras no son temáticas contemporáneas, son universales. Los afiches hablan de derechos humanos, ecología, cambio climático, y algunos tienen una mirada critica sobre los medios de comunicación masiva. Son hechos que pasan y que seguirán pasando, tal vez por mucho tiempo. Espero que no. Pero mientras eso suceda yo seguiré gritando a través de mis obras”.

-¿Qué se espera de esta muestra?

-Espero poder despertar preguntas, reflexiones, debates. No es una bajada de línea sino provocar un cuestionamiento sobre distintos temas, en modo muy sintético. Lo mejor que le puede pasar a una obra es generar algo, proponer algo. Hay una metáfora que se usa con los afiches sociales calificándolos como un “puño dirigido a la cara que sale de la pared”. A mí no me interesa el puño sino que la gente que vea los afiches se plantee cosas.

-Has dicho que “con el diseño gráfico también se pueden tender puentes y construir un mundo más equitativo”. ¿Cómo se aplica a la realidad?

-Yo doy clases en la cárcel de Devoto desde hace 12 años. Los afiches de mis alumnos son la posibilidad de amplificar las voces de pibes de una cárcel de Buenos Aires, tenderles puentes. Eso para mí es simbólicamente muy fuerte. Cuando yo hice un afiche sobre el derecho a la salud me costó un montón. Pero a ellos les salió muy espontáneo, porque lo han sufrido, lo sufren día a día. Ellos hacen obras que me dejan impresionado.

-¿Cual es tu obra más representativa en este crítico momento histórico?

-Creo que “Tolerancia” es muy representativa en este momento (“Tolerancia” presenta una dinamita con una mecha que diseña la palabra tolerancia a punto de quemarse). Yo valoro la tolerancia porque nos permite vivir mejor, pero no podemos tolerar cualquier cosa. La tolerancia tiene fecha de caducidad. Y es más potente y duradero el trabajo de aceptar al otro y no de tolerarlo. Y esa es mi mirada. Otro que me parece significativo en este momento es “Homo umbilicus”.

En “Homo umbilicus” aparece un hombre doblado sobre sí mismo que se observa el ombligo y recuerda una vieja frase que en Argentina se usaba sobre los países ricos y los “sabelotodos” que se creen “el ombligo del mundo”. En este caso se refiere sobre todo al individualismo y la falta de empatía que caracteriza ese creerse el ombligo del mundo. “Parece que hemos pasado del tradicional 'homo erectus' al 'homo umbilicus'”, comenta Cerrella.

-¿Es fácil para gente como vos exponer en Argentina en este momento?

-Sí, si uno se autogestiona sí. Pero por supuesto en este momento que se está destruyendo todo lo que es cultura, no espero que nadie me invite a exponer. Yo nunca expuse en Buenos Aires en forma total, nunca. Sí expuse algunas obras cuando las universidades hacían muestras de cultura y me invitaban. La de Roma es mi primera exposición completa, a más de 12.000 km de mi casa. Cuando digo toda mi obra incluyo el trabajo de mis estudiantes de la cárcel. Para mí es más importante lo que hago en las aulas que todos mis afiches.

El texto de la presentación oficial de la muestra concluye subrayando que “A través del uso de un lenguaje provocador, el artista invita al público a liberarse de aquel ‘rumor semántico’ que confunde los mensajes y anestesia el pensamiento crítico, invitándolos a cultivar la necesidad de reaccionar. Cerrella no tiene y no quiere dar respuestas. Pide simplemente a sus visitadores plantearse preguntas”.